Evo, el indio neoliberal
Han pasado 25 meses desde que don Evo fuera ungido como Presidente de los bolivianos, y ese período no es poca cosa; de hecho, desde principios de este milenio que no había un gobernante que hubiera durado tanto en la inestable silla presidencial de nuestro desdichado país. Es por eso que ahora ya se puede tener un concepto real no sólo de lo que el Gobierno dice, o lo que el Gobierno representa, sino de lo que el Gobierno ha hecho.
E indudablemente la renegociación de los contratos con las petroleras es el hito más importante en cuanto a las acciones de don Evo. La medida, pese a las penosas chambonadas de los anexos chutos, sólo merece felicitaciones; pero, aclaremos, no respetó la propuesta electoral del Gobierno, porque simplemente no nacionalizó nada, sino que actuando dentro de las reglas del mercado, pudo torcer el brazo a las multinacionales, y logró contratos más convenientes para el país.
A lo que me voy es a que, tanto las multinacionales como los bancos y los mineros, que no han sido víctimas de la rapiña de campesinos y cooperativistas, están teniendo un momento de oro en esta refundación del Tawantinsuyo, los ricos están ganando más que nunca, hay respeto a las empresas privadas, con excepción del caso de Vinto, pero don Evo ya no se ha atrevido con las demás ex minas de Goni, a pesar de haber amenazado expropiaciones. En otras palabras Evo, el de la revolución social y cultural, en dos años no ha avanzado gran cosa en eso de desterrar el neoliberalismo. El 21060 sigue tan vigente como en épocas pretéritas, la única parte del mismo que ha sido abolida, respecto a la libre contratación, era una normativa que nunca había llegado a consolidarse y que ahora, bajo las nuevas circunstancias, tampoco significa mucho en relación a la realidad del empleo informal.
Quienes no reniegan de la economía de mercado, vale decir los opositores de Evo, pueden estar bastante contentos, pero los que querían tan altisonantemente el ´cambio´, o sea sus acólitos, deben estar bastante frustrados. El problema es que lo que ha hecho el Gobierno en estos meses no condice ni con su plan de gobierno, ni con el discurso que tiene. Ahora bien, lo que toca preguntarse es, en esta confusión, ¿a quién está engañando don Evo? A sus bases, que les está dando pan y circo (un circo en el que Su Excelencia es la principal atracción en su calidad de ilusionista), o a la oposición, que la está tratando más bien como al pavo que se marea para degollarlo oportunamente el día del banquete.
Lo cierto es que hasta hoy, el gobierno de Evo es tan neoliberal como los gobiernos que lo precedieron, sin dejar de lado los rasgos populistas que tuvieron en su momento estos gobiernos, vale decir el Bonosol o el congelamiento del precio de la gasolina, para dar unos ejemplos.
*Agustín Echalar
es periodista independiente.
http://www.la-razon.com/versiones/20080302_006199/nota_246_557212.htm
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