"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?
Mostrando postagens com marcador Egito. Mostrar todas as postagens
Mostrando postagens com marcador Egito. Mostrar todas as postagens

segunda-feira, 7 de fevereiro de 2011

Irmandade Mulçumana

Opinión
Hermandad Musulmana
Isaac Bigio

Hoy en día diversas corrientes nacionalistas musulmanas son actores fundamentales en el orden mundial: los ayatolas de Irán, Al Qaeda, Hamas palestino, Hizbola libanés, etc. Sin embargo, el movimiento nacionalista islámico más antiguo, grande e influyente de todo el mundo árabe es hoy la fuerza social y política más añeja, organizada y fuerte de la creciente oposición egipcia: la Hermandad Musulmana (HM).

En el país árabe más poblado los días de Mubarak, su dictador durante 30 años, están contados. La cuestión está ahora en saber quien le terminará reemplazando y que rol va a jugar la HM en ese proceso. A pesar de estar ilegalizada en Egipto la HM se las arregló para lograr que en las regimentadas elecciones del 2005 pudiesen capturar a un quinto del parlamento. Hoy su fuerza no se compara a la de los ayatolas iraníes en 1979 durante la revolución que depuso al Shá (quienes entonces controlaban las movilizaciones), pues gran parte de la protesta social egipcia la lideran fuerzas seculares y, además, hay otros movimientos mahometanos rivales a la HM (ya sea por ser más conservadores o radicales). No obstante, la HM puede acabar integrando un futuro gobierno post-Mubarak. Ello de por sí es algo que preocupa mucho a EEUU e Israel, cuyo principal enemigo interno es el Hamas palestino (el cual es la antigua rama de la HM en la ex franja egipcia de Gaza). Osama Bin Laden y Al Qaeda se han visto influenciados por las ideas de los Qutb, quienes fueron los más radicales de la HM, pero Al Qaeda condena el pragmatismo de la HM, mientras ésta formalmente abraza el pacifismo. La HM nació en Egipto en 1928 convirtiéndose en el primer y mayor movimiento socio-político pan-islámico moderno. Su objetivo es una sociedad teocrática basada en el Corán. Se han desarrollado como una internacional con ramas en muchos países mahometanos, algunas de las cuales ansían a crear un súper-Estado islámico que vaya desde Indonesia hasta una España re-musulmanizada. Si bien hoy plantean una democracia islámica pacifista similar a la que en occidente postula la Democracia Cristiana, la HM ha patrocinado ataques contra Israel y un levantamiento en 1982 contra el Baath sirio, el cual terminó con una masacre contra ésta que costó decenas de miles de muertos. Durante la ocupación británica la HM buscó a los nazis como aliados y uno de sus asociados (el Mufti de Jerusalén) reclutó musulmanes para Hitler y felicitó al holocausto. A 2 décadas de haberse creado la HM llegó a tener entre 1 y 2 millones de miembros, pero, tras que en 1948 uno de sus miembros asesinara al primer ministro egipcio Pasha y 6 semanas después se matara a su jefe y fundador al-Banna, se produjo la primera de las 3 grandes persecuciones contra ésta (las otras dos serían a mediados de los 1950s y de los 1960s). Miembros de la HM fueron acusados de tramar contra la vida de nascer y luego de asesinar a su sucesor Sadat en 1982. Durante las 6 décadas que dura el actual régimen egipcio la HM se ha mantenido en una oposición, la cual ha ido prefiriendo soluciones pacificas y concertadas. La HM no es un movimiento demo-liberal (apoyan dictaduras como las de Sudán o Argelia) pero han condenado a Al Qaeda. En temas económicos tienen algunos postulados izquierdistas aunque en cuestiones sociales son conservadores y hostiles a la igualdad entre los sexos y los credos. Cuestionan a EEUU pero su rama jordana tiene una buena relación con su monarquía pro-Casa Blanca y la iraquí ha dado a uno de los vice-presidentes del gobierno pro-Washington. El mayor temor que EEUU e Israel tienen es que la HM, no solo que llegue a instancias del poder en Egipto, sino a que se radicalice y aliente a que las nuevas protestas anti-dictatoriales en el mundo árabe adopten una dinámica nacionalista. Mientras tanto, la estrategia de ambos consiste en buscar una alternativa a Mubarak que bien parta del ejército o de civiles tipo al-Baradei, mientras presionan para que la HM siga el camino pro-occidental de los nacionalistas islámicos turcos.

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011020314

Thomas Friedman: Israel e crise no Egito

Israel y las lecciones que debe aprender de la crisis egipcia

06/02/11

Por Thomas Friedman. New York Times News Service


Me encuentro con un general retirado israelí en un hotel de Tel Aviv. Cuando me siento, inicia la conversación: “Bueno, todo lo que pensamos durante los últimos treinta años ya no tiene importancia”. Eso resume la sensación desorientadora de conmoción y pavor que el levantamiento popular en Egipto infligió a la psiquis del sistema de Israel. El tratado de paz con un Egipto estable fue la base tácita para toda política económica y geopolítica de Israel durante los últimos treinta y cinco años, y ahora desapareció . Es como si un día los estadounidenses se despertaran y descubrieran que México y Canadá se han sumido en el caos el mismo día.

“Todo lo que alguna vez ancló nuestro mundo ahora está a la deriva”, destacó Mark Heller, un estratega de la Universidad de Tel Aviv, “y eso pasa en un momento en que la nuclearización de la región está en el aire.” Se trata de un momento peligroso para Israel, y el nerviosismo es comprensible. Sin embargo, temo que Israel pueda hacer su situación aun más peligrosa si sucumbe al argumento que se escucha de labios de una serie de altos funcionarios israelíes en la actualidad: que los acontecimientos de Egipto demuestran que Israel no puede establecer una paz duradera con los palestinos.

Es un error, y es peligroso .

Sin duda, Hosni Mubarak, un viejo aliado de Israel, merece toda la ira que se dirige contra él. El mejor momento para tomar una decisión difícil es cuando se tiene el máximo de poder, ocasión en que siempre se piensa y actúa con más claridad. Durante los últimos veinte años, Mubarak ha tenido todo el poder posible para reformar a fondo la economía de Egipto y construir un centro político moderado y legítimo para llenar el vacío entre su estado autoritario y la Hermandad Musulmana. Pero Mubarak mantuvo con toda deliberación el vacío político que existía entre él y los islamistas de modo tal de siempre poder decirle al mundo: “O yo o ellos”. Ahora trata de instrumentar una reforma en un momento de pánico y ausencia de poder.

Es demasiado tarde . Por su parte, el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu corre el riesgo de convertirse en el Mubarak del proceso de paz. Israel nunca tuvo tanto poder ante los palestinos y nunca contó con una parte palestina más responsable. Pero Netanyahu recurrió a toda excusa posible para no poner un plan de paz sobre la mesa. Por otra parte, gracias al trabajo sucio de la televisión Al Jazeera de difundir fuera de contexto todas las concesiones palestinas –para dejar mal parados a los líderes palestinos–, ahora es evidente para todos lo lejos que han llegado los palestinos. No sé si esta dirección palestina tendrá el valor de llegar a un acuerdo. Lo que sé es que Israel tiene un profundo interés en poner a prueba su resistencia. ¿Por qué? En momentos en que los líderes de Egipto y Jordania tratan de reorganizar sus gobiernos en un intento de mantenerse un paso adelante de la calle, pueden afirmarse dos cosas con seguridad: pase lo que pase en los dos únicos estados árabes que tienen tratados de paz con Israel, los secularistas moderados que tenían el monopolio del poder quedarán debilitados y la Hermandad Musulmana, que estaba confinada, se verá fortalecida .

Algo seguro es que el próximo gobierno egipcio no tendrá la paciencia ni el espacio que tuvo Mubarak para maniobrar con Israel. Lo mismo vale para el nuevo gabinete jordano. No hay que confundirse: el conflicto palestino-israelí no tiene nada que ver con las manifestaciones en Egipto y Jordania, pero los acontecimientos de ambos países tendrán su efecto en las relaciones palestino-israelíes. Si Israel no realiza un esfuerzo coordinado por llegar a un acuerdo con los palestinos, el próximo gobierno egipcio “tendrá que distanciarse de Israel porque no tendrá el mismo interés que tenía Mubarak en mantener una relación estrecha”, dijo Khalil Shikaki, un encuestador palestino. En momentos de grandes cambios políticos en la región, “si Israel mantiene su actitud paranoica, mesiánica y ambiciosa, perderá a todos sus amigos árabes”.

Para decirlo en pocas palabras, si los israelíes se dicen que la tensión en Egipto es una prueba de por qué Israel no puede hacer la paz con la Autoridad Palestina, entonces se convertirán en un estado de apartheid, decidirán absorber Cisjordania de forma permanente y así sentarán las bases de una mayoría árabe gobernada por una minoría judía entre el Mediterráneo y el río Jordán.


http://www.clarin.com/mundo/Israel-lecciones-aprender-crisis-egipcia_0_422957718.html

Os suspeitos vínculos do enviado americano ao Egito

Al descubierto, vínculos del enviado de EU a Egipto con el gobierno de Mubarak
Robert Fisk

El Cairo, 6 de febrero.. Frank Wisner, enviado del presidente estadunidense Barack Obama a El Cairo, quien enfureció esta semana a la Casa Blanca al instar a Hosni Mubarak a mantenerse en la presidencia de Egipto, trabaja en un despacho de abogados de Nueva York y Washington que tiene entre sus clientes al propio gobierno egipcio.

Las asombrosas declaraciones de Wisner –“es esencial que continúe el liderazgo del presidente Mubarak: es su oportunidad de escribir su legado”– sacudieron a la oposición democrática en Egipto y pusieron en duda el buen juicio de Obama, así como el de la secretaria de Estado, Hillary Clinton.

El Departamento de Estado y el propio Wisner han asegurado ahora que esos comentarios fueron hechos “a título personal”. Pero no hay nada “personal” en las conexiones del enviado con la firma de litigantes Patton Boggs, que alardea abiertamente de asesorar a “el ejército egipcio y la Agencia Egipcia de Desarrollo”, y de haber “llevado arbitrajes y litigios en nombre del gobierno (de Mubarak) en Europa y Estados Unidos”. Resulta extraño que ningún periodista estadunidense haya mencionado esta extraordinaria conexión con los funcionarios del Departamento de Estado… ni el palmario conflicto de intereses que parece indicar.

Wisner es un diplomático de carrera retirado, con 36 años en el servicio exterior; en otras palabras, no es un designado político. Pero es inconcebible que Hillary Clinton no supiera que está empleado en un bufete que trabaja para el mismo dictador a quien ahora Wisner defiende de cara a una gigantesca oposición democrática en Egipto. ¿Por qué fue enviado a hablar con Mubarak, quien es de hecho cliente de sus patrones actuales?

Patton Boggs afirma que sus abogados “representan a algunas de las más importantes familias comerciales de Egipto y a sus compañías” y que ha “participado en proyectos de infraestructura de gas y telecomunicaciones en su nombre”. Uno de sus socios fue presidente de la Cámara de Comercio EU-Egipto. La firma también ha llevado disputas de contratos en acuerdos de ventas al ejército conforme a la Ley de Ventas Militares al Extranjero de Estados Unidos. Washington otorga alrededor de mil 300 millones de dólares al año a las fuerzas armadas egipcias.

Wisner ingresó a Patton Boggs hace casi dos años, tiempo más que suficiente para que la Casa Blanca y el Departamento de Estado se enteraran de las íntimas relaciones del bufete con el régimen de Mubarak. Nicholas Noe, investigador político estadunidense que ahora reside en Beirut, ha pasado semanas investigando los vínculos de Wisner con Patton Boggs y cuestiona las implicaciones de sus descubrimientos.

“El problema principal de que Wisner sea enviado a El Cairo como representante de Hillary es el conflicto de intereses –señala–. Más allá de eso, otro problema es la idea de que ahora Washington subcontrata o ‘privatiza’ el manejo de crisis. ¿Será que le faltan diplomáticos?”

“Aun en ejemplos pasados en los que los presidentes han enviado a algún personaje ‘cercano’ a un gobernante extranjero o ‘respetado’ por él para propiciar una salida –añade Noe–, el enviado en cuestión no ha sido alguien que de hecho esté a sueldo del propio político a quien hay que sacar.”

Patton Boggs mantiene una “relación de sociedad” con la firma jurídica de Zaki Hashem, una de las más prominentes de Egipto. Hashem mismo fue ministro del gabinete del predecesor de Mubarak, Anwar el-Sadat, y más tarde encabezó la Sociedad Egipcia de Derecho Internacional. Por una notable ironía, uno de los principales consejeros de Hashem era Nabil al-Araby, uno de los 25 notables que han sido recientemente escogidos por los manifestantes de la plaza Tahrir para exigir la destitución de Mubarak.

Nabil al-Araby, ex miembro de la Comisión de Derecho Internacional de la ONU, me dijo este domingo que terminó su relación con Zaki Hashem hace tres años y que “no tenía idea” de por qué Wisner se había manifestado por la continuación de Mubarak en el poder. A él le parece esencial que Mubarak se retire de manera digna, pero inmediata.

Cuando Frank Wisner entró en Patton Boggs, en marzo de 2009, la firma lo describió como “uno de los diplomáticos más respetados de la nación”, quien brindaría a los clientes “asesoría estratégica global relativa a negocios, política y derecho internacional”. La firma señaló específicamente que la misión del “embajador Wisner” sería aprovechar “su experiencia en Medio Oriente e India para aconsejar a sus clientes estadunidenses e internacionales”. Aún no sabemos con exactitud qué “experiencia” compartió con el dictador de Egipto, pero sus comentarios del fin de semana no dejan lugar a dudas de que le aconsejó aferrarse al poder unos meses más. La vasta red de compañías que tienen conexiones familiares con el régimen de Mubarak es, desde luego, uno de los blancos de los manifestantes pro democracia en Egipto.

Un portavoz del Departamento de Estado señaló que “presumía” que Clinton sabía que Wisner era empleado de Patton Boggs y conocía los vínculos del bufete con el gobierno de Mubarak, pero se negó a comentar sobre cualquier conflicto de intereses del enviado. Durante el domingo no fue posible contactar a algún representante de Patton Boggs.

quinta-feira, 3 de fevereiro de 2011

El mundo árabe, como América Latina en la década del 2000, parece también en camino de írsele de las manos a Estados Unidos

La revolución árabe
Ángel Guerra Cabrera

El mundo árabe, como América Latina en la década del 2000, parece también en camino de írsele de las manos a Estados Unidos. ¿Recuerdan las puebladas que derrocaron a capillas neoliberales en Ecuador, Venezuela, Bolivia y Argentina? El orden geopolítico internacional podría recomponerse de manera radical en favor de los pueblos si las revoluciones que estallan hoy del Maghreb al golfo de Adén –sobre todo la de Egipto– no son mediatizadas, diluidas o aplastadas a sangre y fuego. Con lograr lo último sueñan y trabajan a tiempo completo Estados Unidos, sus aliados europeos y especialmente Israel. Empavorecidos por los últimos acontecimientos, estos enemigos sempiternos de las masas árabes y de sus movimientos revolucionarios y progresistas pretenden ahora mostrarse como sus salvadores, mientras ganan tiempo para lograr un cambio por arriba”, como intentan en Túnez, para que todo siga igual.

Su odio, ignorancia y subestimación de ese mundo y de sus refinadas culturas y gentes laboriosas no les permite entender los profundos valores morales y sentido de la dignidad arraigados en el alma de sus pueblos, ni el orgullo que sienten por héroes como Saladino o Nasser, ni que estén enterados de la responsabilidad mayúscula de Washington en el desmantelamiento del nacionalismo árabe, la feroz ocupación de Palestina por Israel mientras continúa armándolo y apoyándolo incondicionalmente, la demolición de Irak, la obstinación con que han implantado y sostenido gobiernos de fuerza serviles y corruptos e impuesto políticas neoliberales desde el norte de África hasta la península Arábiga, siempre en nombre de la democracia. Para los egipcios y la calle árabe no han pasado inadvertidas las cambiantes y oportunistas declaraciones de Obama y su secretaria de Estado desde que el 25 de enero se inició el levantamiento popular. Entonces Clinton proclamó que la situación en el país de los faraones era “estable”.

Discrepo de los enfoques que sospechan de una teledirección por el imperialismo, a través de grupos juveniles amaestrados, del potente movimiento popular egipcio, y lo instan a modificar sus consignas exigiendo la partida de Mubarak por otras más radicales contra Washington, sus bases militares y el neoliberalismo. Además de que no es nueva la incrustación de grupos pro imperialistas –casi siempre desenmascarados a la postre– en los movimientos revolucionarios, otras revoluciones auténticas, como la cubana, movilizaron a millones pidiendo la salida del tirano, libertad y justicia, y enarbolaron en el momento preciso, ni antes ni después de ser necesario, las banderas del antimperialismo y el socialismo hasta convertirse en inspiradora de las luchas sociales en todos los confines del planeta.

El pueblo es sabio, aprende el camino de la revolución sobre la marcha al enfrentar a sus enemigos –la inevitable contrarrevolución con la que habrá que batallar a muerte– y no necesita que se lo dicten desde fuera, ni siquiera con buenas intenciones. Aunque no haya líderes raigales a la vista, éstos pueden surgir de las luchas de base, al igual que Evo Morales, de los indígenas del Chapare; Hugo Chávez, de las filas de los militares patriotas de rango medio; Lula, del sindicalismo, o Cristina Fernández, del peronismo de izquierda.

La revolución árabe está en sus comienzos y puede llevar tiempo la definición de su futuro. Lo importante es que ya el pueblo ha probado el poder que le da tomar las calles y que nada a partir de ahora será igual. Mubarak podrá en el pataleo mandar sus esbirros de civil a ensañarse con los manifestantes, hacer que el ejército trate de desmovilizar las protestas o presionarlo para que las reprima, pero sus días en el poder están contados y las multitudes en la plaza Tahrir serán mayores y más radicales mientras más traten Washington y sus aliados de evitarlo.

Las masas árabes quieren democracia, sí, pero en su acepción etimológica de gobierno del pueblo, una que no desea ser de elites como la occidental, sino en la que el pueblo de veras decida su destino. Y es que no ha habido mayores enemigos de la democracia en el mundo árabe que Estados Unidos y sus aliados. Ellos han impuesto a los tiranos de turno y fresco está el ejemplo del veto a Hamas, votado abrumadoramente por los palestinos, o a Hezbollah en Líbano, que por mucho que les pese es la fuerza política más popular del país de los cedros y, por cierto, inspiradora y ejemplo en muchos sentidos de esta gran revolución árabe.

http://www.jornada.unam.mx/2011/02/03/index.php?section=opinion&article=026a1mun

¿Estado de rebelión egipcia?

¿Estado de rebelión egipcia?
Enrique Dussel *


¿Quién se hubiera imaginado hace sólo un mes que el legendario Egipto, referencia necesaria al mito libertador de los esclavos (tan estudiado por Enst Bloch) bajo el dominio despótico de los faraones que inauguraron su reinado hace 50 siglos, nos darían hoy un ejemplo entusiasta de nueva rebelión? Los poderes geopolíticos metropolitanos, los potentados reunidos en Davos, los cínicos con máscaras de demócratas, deben ponerse de acuerdo para elaborar un cierto discurso que oculte su confusión y temor ante un pueblo que despierta. ¡Tanta propaganda de que eran los defensores y difusores de la democracia en el mundo, cuando ahora se les descubre la cloaca del apoyo a dictaduras violentas que eran alabadas por ellos simplemente porque apoyaban su estrategia! En realidad, como siempre enseñó Henry Kissinger, se trataba de promover los intereses económicos y geopolíticos de Estados Unidos bajo el disfraz de principios normativos (en cuanto coinciden con dichos intereses, por ejemplo, de obtención segura de hidrocarburos). Cuando el pueblo palestino eligió democráticamente a Hamas, decretaron que no eran aceptables democráticamente los elegidos, cuando las verdadera razones fueron el tener Hamas proyectos en favor del pueblo palestino pero contrarios a los intereses de dominio de las potencias. Ahora se descubre que los que apoyaban sus intereses eran dictadores. El Departamento de Estado y la Unión Europea debe consultar a sus aliados (Turquía, Israel, etcétera) para ver cómo salir de este entuerto.

¿Qué estamos contemplando en esta “revolución del jazmín”, cuyo perfume gozoso de la libertad se va extendiendo por el Magreb e invade ya otros países musulmanes? En primer lugar, que la foto de los creyentes de rodilla orando como no-violentos enfrentando a los tanques cambia la imagen que nos impone la mediocracia del “musulmán terrorista”, y la relaciona con la del joven chino que con una flor miraba de frente el tanque en Beijing. En segundo lugar, estamos contemplando un “estado de rebelión” que se está generalizando en el mundo musulmán.

Carl Schmitt, para criticar el “estado de derecho” liberal puramente legal y vacío, sin convicción subjetiva sustancial del ciudadano, propuso repensar el “estado de excepción”, para mostrar que el primero, que se encuentra dentro de un sistema de legitimación como la estructura democrático-legal, estaba fundado en una “voluntad” (en último término del pueblo, pero en el caso de Schmitt sin expresión institucional consistente) que podía dejar al orden legal sin efecto en casos de extrema necesidad (como la institución de la “dictadura” en el imperio romano). La “voluntad” (del gobernante con autoridad y del pueblo) está “detrás” de las leyes, dándole un fundamento. Lo que Schmitt no imaginó, y Giorgio Agamben lo sugiere sin extenderse como sería conveniente, es que, por su parte, el propio “estado de excepción” puede ser dejado sin efecto, pero en este caso por el pueblo mismo, como única sede, y última instancia, del poder político1. Estos nos recuerda aquel 20 de diciembre de 2001 en el que el pueblo argentino no respetando el “toque de queda” decretado por el gobierno salió a las calle y de hecho depuso a Fernando de la Rúa. Gritaba el pueblo: “¡Que se vayan todos!” Las instituciones habían perdido legitimidad y el pueblo se lo recordaba a los representantes que corruptamente habían pretendido ejercer el poder delegado, pero a su servicio. De ese levantamiento surgió el gobierno de Néstor Kirchner que alcanzó mayor legitimidad. Se trata del mismo caso ahora en Egipto.

El “estado de rebelión” es un acto supremo por el que un pueblo manifiesta legítimamente (contra la legalidad presente y ante toda la futura) que las instituciones (y las leyes) por él instauradas han dejado de tener efecto por alguna causa grave (corrupción extrema, despotismo contra la voluntad del pueblo, violencia en sumo grado, etcétera). En la filosofía islámica-medieval hasta se justificaba el tiranicidio (como en el caso de Tomás de Aquino), es decir, la muerte del tirano. Lo mismo expresaba John Locke en el capítulo 19 del Segundo Tratado sobre el Gobierno.

El pueblo entonces aparece como el actor colectivo, no metafísico sino coyuntural, como un “bloque” social de los oprimidos (diría Antonio Gramsci) pero ahora con conciencia política, con un como “hiper-poder” renovado que estaba debajo del silencio sufriente y aparentemente paciente, un poder que de pronto irrumpe desde abajo en la praxis de liberación ante la dominación ya insoportable, que lanza las instituciones fetichizadas a aire como cuando expande la lava el volcán en erupción.

Esos jóvenes ninis egipcios (aunque ya estudiaron tienen aún más conciencia cuando no tienen trabajo ) salen a las calles, arriesgan sus vidas (que de todas maneras desprecia el sistema capitalista dependiente del Estado corrupto y represor de Egipto sumiso a Estados Unidos y no solidario con los palestinos) por todo el pueblo, y no pareciera que darán un paso atrás porque la situación económica, política y cultural es angustiante.

Pero la lección que no está dejando este “estado de rebelión” generalizado en el mundo musulmán, nos habla de un nuevo momento en la política del Medio Oriente. Estados Unidos e Israel tendrán que dejar sus políticas fundamentalistas y violentas, militaristas, para abrirse sinceramente a una actitud democrática, despojándose de las cínicas palabras a que nos tienen acostumbrados, y que Wikileaks se encarga de revelar para su enojo; auténtica política democrática que, de seguro, les será muy difícil de implementar, porque no tienen ninguna tradición diplomática en ese sentido.

1 Véase el tema en mi obra 20 tesis de política, Siglo XXI, México, 2006, tesis 2, es la potentia.

http://www.jornada.unam.mx/2011/02/03/index.php?section=opinion&article=005a1pol