"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?
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domingo, 13 de março de 2011

Dualismo estrutural e limitações ao crescimento nos países em desenvolvimento

Desarrollo a la inversa
Dani Rodrik

CAMBRIDGE – No hace falta pasar mucho tiempo en países en desarrollo para observar que sus economías son una mezcolanza, pues combinan lo productivo con lo improductivo, el primer mundo con el tercer mundo. En los sectores modernos y más productivos de su economía, la productividad (aun siendo habitualmente lenta) está más próxima a lo que observamos en los países avanzados.

En realidad, ese “dualismo” es uno de los conceptos más antiguos y fundamentales del desarrollo económico, formulado por primera vez en el decenio de 1950 por el economista holandés J.H. Boeke, quien se inspiró en sus experiencias en Indonesia. Boeke consideraba que había una separación absoluta entre el estilo capitalista moderno de organización económica que predominaba en Occidente y el modo precapitalista y tradicional que predominaba en las entonces llamadas “zonas subdesarrolladas”. Aunque los procedimientos industriales modernos habían entrado en las sociedades subdesarrolladas, no le parecía probable que pudieran penetrar profundamente y transformar totalmente semejantes sociedades.

Cuando los economistas contemporáneos piensan en el dualismo económico, recuerdan primordialmente al premio Nobel Sir W. Arthur Lewis, quien dio la vuelta a la idea de Boeke, al sostener que la migración laboral de la agricultura tradicional a las actividades industriales modernas es el motor del desarrollo económico. De hecho, para Lewis la coexistencia de lo tradicional junto a lo moderno es lo que hace posible el desarrollo.

Por poner un ejemplo extremo, la productividad laboral en el sector minero de Malawi iguala a la de la economía de los Estados Unidos en conjunto. Si se pudiera emplear a todos los trabajadores de Malawi en la minería, ¡este país sería tan rico como los EE.UU.! Naturalmente, la minería no puede absorber a tantos trabajadores, por lo que el resto de su fuerza laboral debe buscar empleo en sectores mucho menos productivos de la economía.

El carácter dualista de las sociedades en desarrollo se ha acentuado más a consecuencia de la mundialización. Algunos sectores de sus economías, como los enclaves exportadores, las altas finanzas y las hipertiendas, han experimentado importantes aumentos de la productividad al vincularse con los mercados mundiales y tener acceso a las tecnologías de vanguardia. Otros sectores no han tenido oportunidades similares y la distancia que los separa de los sectores “mundializados” ha aumentado.

Esos desfases son problemáticos, pero, como recalcó Lewis, también constituyen un posible motor del crecimiento económico. La clave consiste en velar por que la economía experimente el tipo idóneo de cambio estructural: un paso de los sectores de escasa productividad a los de gran productividad. En las economías logradas, como, por ejemplo, las de China y la India, el traslado de los trabajadores de la agricultura tradicional a la manufactura y los servicios modernos representa una parte substancial del aumento total de la productividad, como predijo Lewis.

Sin embargo, en muchas otras partes del mundo hemos observado un desarrollo bastante curioso e inconveniente en los últimos decenios: un cambio estructural en una dirección improcedente. Las industrias modernas y con gran productividad han llegado a emplear un porcentaje menor de la fuerza laboral de la economía, mientras que las actividades del sector no estructurado y otras con escasa productividad han aumentado. Por ejemplo, desde 1990, aproximadamente, el cambio estructural en un país latinoamericano o subsahariano típico ha socavado el crecimiento en lugar de impulsarlo.

En cambio, la mayoría de los países asiáticos siguen actuando al modo típico descrito por Lewis. Esa diferencia en las modalidades del cambio estructural explica gran parte de la diferencia entre las tasas recientes de crecimiento de América Latina y del África subsahariana, por un lado, y las de Asia, por otro.

Podría parecer que esa conclusión no cuadra con la experiencia de países como la Argentina, el Brasil y Chile, donde muchas empresas de los sectores modernos de la economía (incluida la agricultura no tradicional) han experimentado un crecimiento innegable. Lo que no se ha entendido suficientemente es que gran parte de dicho crecimiento se ha debido a operaciones de racionalización y mejora tecnológica y, por tanto, sin que haya ido acompañado de la creación de puestos de trabajo. La productividad total en la economía no se beneficia demasiado en los casos en que las empresas se vuelven más productivas despidiendo a trabajadores, que acaban dedicados a actividades de la economía no estructurada caracterizadas por una productividad muy inferior.

Mi investigación, junto con Maggie McMillan de la Universidad Tufts y el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Política Alimentaria, muestra que los países con una gran ventaja comparativa en materia de recursos naturales son particularmente propensos a caer en la trampa del cambio estructural que reduce el crecimiento. Para dichos países, la mundialización tiene un lado bueno y otro malo. Las industrias relacionadas con los recursos naturales que fomenta la  mundialización tienen una capacidad  limitada para absorber el empleo    correspondiente a los sectores tradicionales. Así, pues, la mundialización  consolida el dualismo, en lugar de contribuir a superarlo.

Unas políticas apropiadas pueden contribuir a que se consiga. Una enseñanza es la de evitar el desplome prematuro de las industrias de importación y exportación que emplean a gran número de personas antes de que hayan surgido suficientes oportunidades de empleo en industrias más productivas. Los países asiáticos, por ejemplo, se han caracterizado por liberalizar en el margen (mediante subvenciones de las exportaciones o zonas económicas especiales), con lo que han espoleado las nuevas industrias exportadoras sin dejar a las demás en la estacada.

En segundo lugar, el tipo de cambio reviste una importancia decisiva. Las divisas competitivas fomentan y protegen las industrias modernas de productos comercializables que emplean a un porcentaje importante de la fuerza laboral. En nuestra investigación descubrimos que los países con divisas competitivas tenían más probabilidades de experimentar un cambio estructural que aumentara el crecimiento.

Por último, las políticas flexibles en materia de mercado laboral parecen ser importantes también. Los requisitos legales que aumentan en gran medida los costos de la contratación y del despido de trabajadores disuaden la creación de empleo en las nuevas industrias.

El cambio estructural no acelera automáticamente el desarrollo económico. Necesita un impulso en la dirección adecuada, en particular cuando un país tiene una gran ventaja comparativa en materia de recursos naturales. La mundialización no modifica esa realidad subyacente, pero sí que aumenta los costos de la aplicación de políticas inadecuadas, como también los beneficios de la aplicación de las adecuadas.

Dani Rodrik, profesor de Política Económica Internacional en la Universidad de Harvard, es autor de The Globalization Paradox: Democracy and the Future of the World Economy (“La paradoja de la mundialización. La democracia y el futuro de la economía mundial”).

http://www.project-syndicate.org/commentary/rodrik54/Spanish

Exportação de produtos básicos e desenvolvimento na América Latina

La bonanza de los productos básicos en América Latina
Jose Luis Machinea
2011-03-11

BUENOS AIRES - América Latina está experimentando un auge excepcional gracias al notable aumento de los ingresos por las exportaciones de recursos naturales, pero ¿está la región aprovechando esta oportunidad al máximo? ¿Se han utilizado estos fondos de la forma más eficaz posible?

Con la excepción de América Central, el aumento de los precios de los productos básicos ha mejorado las cuentas externas y la situación fiscal de los países de América Latina. Los ingresos por las exportaciones de recursos naturales representaron el 25% de los ingresos totales del sector público en 2008. En Venezuela, Bolivia, Ecuador y México, superaron el 40%. Esto asciende a alrededor del 7% del PIB en estos países (más del 11% en Venezuela y Bolivia, y el 8% en Ecuador y México).

Para determinar qué se debe hacer con este golpe de suerte, es importante saber si es probable que el aumento de los precios sea permanente o transitorio. En este último caso, el mejor curso de acción sería ahorrar los ingresos adicionales o usarlos, como segunda mejor opción, para reducir la deuda nacional. Sin embargo, si se piensa que el aumento será permanente tendría sentido aumentar el gasto o reducir la presión tributaria.

La elección dependerá de las características del país. Habría más razones para reducir los impuestos en Noruega, por ejemplo, que en América Latina, donde el curso de acción general sería aumentar el gasto.

Es razonable suponer que el efecto positivo del boom de los productos básicos en los términos de intercambio de América Latina durará por un período prolongado - tal vez 10 a 15 años - pero que no será permanente. Más aún, se podría argumentar que si no se añade mayor conocimiento a las exportaciones, será difícil lograr un desarrollo económico sostenible basado en los recursos naturales.

Teniendo en cuenta esto, sería conveniente destinar al menos parte de la bonanza a la mejora de la capacidad de innovación, que es esencial para un crecimiento de largo plazo más allá de la fluctuación de los precios internacionales de los productos básicos. Eso significa invertir en educación y crear incentivos para aumentar la productividad a través de cambios en los productos, los procesos o la organización.

Entonces, ¿qué pasó con los ingresos adicionales derivados del auge de los productos básicos en los últimos años? Algunos de estos fondos se destinaron a mejorar el balance fiscal de los países. Si bien el déficit primario (antes del pago de intereses) en 2002 fue similar entre los países con y sin recursos naturales importantes, en 2007 los primeros mostraron un superávit equivalente al 3,8% del PIB, en comparación con el 1,6% del PIB para los países no exportadores de productos básicos.

Como resultado, la deuda pública se redujo al 28% del PIB en toda la región en 2008, desde un 51% en 2003. Sin embargo, la consolidación fiscal no fue el resultado de reglas fiscales formales. Mientras que varios países establecieron límites legales para controlar el gasto, los déficits y la deuda, en algunos casos (por ejemplo, Argentina, Ecuador y Venezuela) esas leyes no se aplicaron.

Además de reducir la deuda, Chile utilizó sus ingresos adicionales para aumentar los recursos de dos fondos fiscales: cuando comenzó la recesión, había más de 22 mil millones de dólares en activos en ambos fondos. A pesar de una gestión fiscal imprudente, Venezuela también mantuvo importantes recursos en fondos específicos (11 mil millones de dólares a fines de 2008). Ecuador y Colombia, por el contrario, eliminaron sus fondos de estabilización en 2005 y 2008, respectivamente.

Más allá de mejorar las cuentas públicas, gran parte de los ingresos recibidos por los altos precios de las materias primas se utilizó para aumentar el gasto público, aunque esta proporción varió de un país a otro. En un extremo se encuentra Argentina, con el mayor incremento en el gasto público respecto al PIB en América Latina (casi diez puntos). En el otro extremo se encuentran Chile, Costa Rica y Uruguay.

Puesto que las cuentas fiscales de los países no hay un capítulo específico para los ingresos por productos vinculados a los recursos naturales, sólo podemos aventurar una conjetura razonablemente informada acerca de cómo se distribuyó ese gasto. Entre 2001-2002 y 2007-2008 el gasto en bienestar social en los países con abundantes recursos naturales aumentó en alrededor del 55% en términos reales; el gasto en relación con el PIB aumentó en casi 3,5 puntos porcentuales. Por lo tanto, a nivel regional, gran parte de los recursos adicionales se utilizó para aumentar el gasto público, especialmente para seguridad social, salud y educación, en ese orden.

En algunos países también se incrementaron los subsidios. Argentina, por ejemplo, elevó las subvenciones para la energía y el transporte hasta el equivalente a 3% del PIB. Algo muy similar ocurrió en Ecuador y Venezuela a lo largo de la década. En contraste, el gasto en otros objetivos - por ejemplo, la investigación y el desarrollo de nuevos productos y procesos - aumentó muy poco.

En resumen, los países latinoamericanos han utilizado sus ingresos de exportación adicionales para pagar la deuda y aumentar el gasto social. Ambos fueron necesarios, pero, con pocas excepciones, la región no está usando los ingresos extraordinarios de los productos básicos para hacer lo que debe: mejorar su capacidad tecnológica lo suficiente como para asegurar que el crecimiento económico futuro no dependa totalmente de la voluble fortuna de recursos naturales que algún día acabarán por agotarse.

José Luis Machinea, ex Director Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y ex ministro de Economía de Argentina, es Decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, Buenos Aires.

http://www.project-syndicate.org/commentary/machinea1/Spanish

sábado, 22 de janeiro de 2011

Em 2010, países subdesenvolvidos receberam mais IED que países ricos

Internacional Es posible que más países declaren insolvencia financiera en 2011, dice el Foro Económico de Davos

Países subdesarrollados captaron más inversiones que las naciones ricas en 2010

Ginebra, Londres, Bruselas y México (PL).- Los flujos de inversiones extranjeras directas (IED) hacia los países subdesarrollados sobrepasaron, por primera vez, a los de las naciones industrializadas en 2010, informó la Organización de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD). Los flujos de las IED se calculan esencialmente sobre la base de la creación de filiales en el extranjero, así como de fusiones y adquisiciones.

En la asamblea anual de la Federación Iberoamericana de Bolsas (FIAB) celebrada en septiembre de 2010 en San Salvador, el presidente de esa organización Adelmo Gabbi anunció que el valor de esas plazas en el mercado internacional creció más de un 35 por ciento. La favorable capitalización bursátil confirmó que la región continuaba en la mira de los inversores internacionales.

Gabbi informo que en ese desempeño sobresalen las bolsas de Brasil, Colombia y Chile, mientras que los índices bursátiles tuvieron un incremento de casi 24 por ciento. Consideró que esos incrementos reflejan que América Latina está de moda para los inversores internacionales, a diferencia de años anteriores cuando solo miraban hacia países europeos, asiáticos, Estados Unidos y Canadá.

Aseguró que después de la quiebra del grupo financiero estadounidense Lehman Brothers, los intereses se viraron hacia los mercados emergentes y los países latinoamericanos con buenas posibilidades de inversión.

A fines de 2010, las IED en países ricos habían descendido 6,9%, pese a la recuperación en Estados Unidos, donde la IED subió 43,3% y computó 186 mil millones de dólares, un nivel bajo comparado con los 324 mil millones de dólares de 2008. En Europa las inversiones extranjeras retrocedieron cerca del 20%, hasta 289.800 millones de dólares, precisó la UNCTAD.

Por su parte, la IED en China superó en unos mil millones de dólares el umbral de los 100 mil millones de dólares. China tambien clasificó como el quinto mayor inversionista del mundo con 56.530 millones de dólares en 2009, 1,1 más que en 2008. Al cierre de 2009, 13 mil empresas chinas tenían inversiones por más de un billón de dólares en 177 países de Asia-Pacífico, Europa y Africa.

En 2010, África se registró una caída de la IED del orden del 14,4%, hasta solo 50.100 millones de dólares. Mientras tanto, Latinoamérica concentró el 21,1% del flujo inversionista con un monto de 141.200 millones.

México fue el país latinoamericano más atractivo para la IED durante 2010, al pasar en un año de 12.700 millones de dólares a 19.100. Según la UNCTAD, este incremento equivale al 52,9%, ocho puntos porcentuales por encima de los resultados de naciones como Perú (44,7%) y Chile (43,4%).

La UNCTAD reiteró su pronóstico de que la inversión externa para el desarrollo global subirá entre 1,3 y 1,5 billones de dólares este año, con un crecimiento más fuerte retenido por la recuperación económica desigual, el proteccionismo de las inversiones, la volatilidad monetaria y las preocupaciones de la deuda soberana.

La economía en 2011

La ONU señaló recientemente que la recuperación global está perdiendo fuerza, pues el avance es insuficiente para recuperar en los próximos dos años los millones de empleos perdidos desde el inicio de la coyuntura recesiva. Advirtió que la debilidad de los países desarrollados, el bajo crecimiento de Estados Unidos y la crisis de deuda europea, agravan aún más la situación internacional.

En épocas de recesión el estímulo fiscal es esencial para impulsar el crecimiento de la economía. Sin embargo, ese presupuesto está en completa contradicción con los severos planes de ajuste impulsados principalmente por gobiernos europeos, con el pretexto de combatir elevados déficit fiscales. En Londres, el Foro Económico de Davos admitió la posibilidad de que continúen las declaraciones de insolvencia financiera por algunos países en 2011.

El club de los ricos del mundo, integrado por empresarios, magnates, banqueros y otros ejecutivos, debatirá del 26 al 30 de este mes su informe anual Riesgos Globales 2011, en el que también se reconocen como amenazas los ajustes en el suministro de recursos básicos como alimentos, agua y energía, con problemas que se acentuaron como resultado de insuficiente inversión en infraestructura.

Daniel Hofmann, economista jefe de Zurich Financial Services, quien contribuyó a la elaboración del informe, dijo que las políticas fiscales son insostenibles en la mayoría de las economías industrializadas. Se admite entre los riesgos la crisis de deuda y las posibilidades de cesaciones de pagos, así como la incapacidad de gobiernos de encarar eventuales impactos adversos.

La debacle financiera agotó todas las capacidades del mundo para enfrentar los choques, advierte el Foro apenas dos semanas antes de su reunión en la tradicional sede de la localidad turística de Davos, en Suiza. Según el texto, los desequilibrios económicos y las deudas sin respaldo financiero son el semillero de potenciales crisis fiscales y monetarias, que exigirán acciones coordinadas para controlarlas.

Citado por BBC Mundo, el director de Predicciones Globales de la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist, Robert Ward, habló de un enfriamiento del panorama económico. Calcula que aunque en 2010 el crecimiento fue de 4,6 por ciento, en 2011 será de 3,7, pero sin descartar la posibilidad de una doble recesión.

La Comisión Europea (CE) calculó recientemente que el avance de la Eurozona se ralentizará 1,5 puntos en 2011, en la medida que los gobiernos disminuyan sus gastos. Estimó una reducción del déficit fiscal en los próximos dos años y un aumento de la deuda soberana.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía, opinó que tanto la Unión Europea (UE) como Estados Unidos necesitan un relanzamiento económico en lugar de abundar en la vía de austeridad, que retrasará la salida de la crisis. Insistió en la importancia de potenciar la inversión en sectores como educación, sanidad, investigación e infraestructuras, y recalcó la importancia de trabajar por una mayor regulación del sistema financiero, para frenar la especulación de los bancos.

Stiglitz estimó fundamental un nuevo sistema mundial de reservas o una generalización del dinero del Fondo Monetario Internacional (FMI) (los llamados derechos especiales de giro, o DEG). De esa forma los países pobres no tendrán que inmovilizar cientos de miles de millones de dólares para protegerse de la volatilidad global, y ese dinero se sumaría a la demanda agregada del orbe.

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2011012015

sábado, 18 de dezembro de 2010

De renúncias e tradições – a propósito de Maria da Conceição Tavares

De renúncias e tradições – a propósito de Maria da Conceição Tavares

Escrito por Nildo Ouriques

26-Nov-2010

A influência de Maria da Conceição Tavares na formação de parte dos economistas brasileiros é compreensível. Em uma profissão marcada pela falta de originalidade, carreira em que os estudantes são obrigados por semestres a fio à leitura de manuais estadunidenses de duvidosa qualidade intelectual, Conceição Tavares foi durante anos a voz da indignação contra o "papagaísmo", ou seja, este estranho hábito de divulgar no Brasil as "teorias" emanadas dos centros metropolitanos a despeito das sandices ou das hipóteses convencionais e falsas que são divulgadas como se fossem verdades científicas. Além disso, numa profissão marcada pela astúcia e o "bom mocismo" interesseiro, Conceição Tavares tinha – e mantém – um "temperamento" absolutamente indispensável tanto na política quanto na lúgubre academia. Todos nós sabemos que apesar da pompa com que é anunciada e repetida pelos meios de comunicação, a maior parte das hipóteses difundidas pelos economistas no país está destinada apenas e tão somente a justificação do subdesenvolvimento em nome de um futuro que jamais chegará. Maria da Conceição Tavares, matemática de formação, professora de várias gerações de economistas, figurou voz destoante, especialmente durante os anos da oposição progressista à ditadura. É justificável que tenha o reconhecimento que muitos, com freqüência, expressam; mas este reconhecimento não a torna, obviamente, imune a graves erros.

O ambiente atual no Brasil é um cenário excelente para os apologéticos de sempre. Há, de fato, um otimismo ingênuo muito propício para que os economistas convencionais sigam repetindo as consignas que retiram dos manuais de micro e macroeconomia sem ruborizar-se. Estes economistas ignoram o fato de que em todos os demais países do mundo, o pensamento dominante, ou seja, a neoclássico, recebeu um duro golpe com a erupção da crise capitalista em setembro de 2008. Incapaz de prever a crise mundial do capitalismo e atônita diante de seu desenrolar, os economistas neoclássicos se limitam a repetir suas verdades eternas ou simplesmente fazem de conta que não possuem responsabilidades sobre a crise global que queima riqueza e gera crescente desigualdade social. Mas não nos enganemos: a despeito da catástrofe, ainda estamos longe de um acerto de contas teórico e político com o pensamento dominante. A crise mundial, é verdade, não arrefeceu minimamente as convicções dos neoclássicos embora tenha vitalizado antigas ilusões keynesianas que em grande medida também alimentam o otimismo ingênuo sobre as possibilidades brasileiras na economia mundial.

Neste contexto, não deixa de ser uma surpresa a declaração recente de Conceição Tavares sobre as possibilidades do Brasil: "não tem centro e periferia como antes. Há países de desenvolvimento intermediário, entre os quais estamos." Para aqueles que não perderam a memória, percebe-se logo que se trata de uma ruptura com um dos pilares de sua formação, especialmente quando é anunciado por uma economista que sempre rendeu merecido tributo ao economista chileno Aníbal Pinto, um dos ícones do estruturalismo cepalino na América Latina. Na mesma linha e ainda com mais ousadia, Conceição Tavares chama atenção de todos nós para outra novidade que julgo ainda mais importante: "você não pode deixar de levar em conta que mudou a divisão internacional do trabalho. Paradoxalmente, não vejo muita gente mencionar isso. Houve uma mudança radical da divisão internacional do trabalho, na qual nós estamos bem colocados porque a gente exporta para todo mundo. E, em particular, no que diz respeito a matérias-primas, exportamos mais para a China do que para a Europa, por exemplo. Nunca exportamos matérias-primas para os EUA" (Folha de São Paulo, 12/09/2010). O Brasil está realmente bem colocado nesta mudança radical na divisão internacional do trabalho?

A elaboração teórica do chamado "sistema centro-periferia" foi uma das principais conquistas do pensamento cepalino na América Latina. Na prática, significou colocar por terra as teses ricardianas do famoso capítulo VII dos Princípios de Economia Política e Tributação, mais tarde resgatadas convenientemente pelos economistas universitários sob a mistificação da denominada "teoria das vantagens comparativas". De fato, a original contribuição do economista argentino Raul Prebisch sobre a "deterioração dos termos de troca" representou um passo adiante do pensamento crítico sob a apologética dos economistas da ordem que repetiam na periferia capitalista a mencionada "teoria da vantagem comparativa", destinada a consagrar a posição dos países latino-americanos na economia mundial como meros exportadores de matérias-primas e produtos agrícolas.

Contudo, se Prebisch foi brilhante na identificação do fenômeno constatando a diferença entre os preços dos produtos que a América Latina importava e a tendência de baixa dos produtos que exportava, seu esforço intelectual foi insuficiente na explicação do problema e apenas convencional na solução: a industrialização da periferia terminaria por fechar a brecha entre os preços, acreditava. Os marxistas latino-americanos descobriram logo que a saída cepalina era não somente falsa, mas, sobretudo, que terminaria por também contribuir para a justificação do subdesenvolvimento em que ainda estamos afundados. Foi neste terreno que surgiu a "teoria do intercâmbio desigual", em que André Gunder Frank (1964), Ruy Mauro Marini (1968), Arghiri Emannuel (1968) revelaram originalmente que a industrialização não seria capaz de tirar os países latino-americanos do subdesenvolvimento e da dependência. Mesmo assim, é preciso recordar que antes deles, um desconhecido polaco, membro da Escola de Frankfurt, "economista" entre filósofos, escreveu importante livro em 1929 em que o tema do intercambio desigual aparecia magistralmente estabelecido na tradição marxiana: La ley de la acumulación y el derrumbe del sistema capitalista, lamentavelmente sem tradução ao brasileiro.

A questão fundamental na formação intelectual do economista latino-americano residia neste ponto crucial, onde os críticos (marxistas ou não) indicavam o caráter polarizante do capitalismo, inexoravelmente dividido entre um centro desenvolvido e uma vasta periferia cuja característica fundamental era o nível de pobreza de sua população. O pensamento crítico buscava, obviamente, amparo em Marx e Engels. Foi Marx, ainda em 1848, quem se burlou dos defensores da ideologia do livre comércio afirmando que "se os defensores do livre comércio são incapazes de compreender como pode um país enriquecer-se a custa de outro, não necessitamos nos assombrar-nos de que os mesmos senhores compreendam ainda menos que, dentro de um país, uma classe se enriqueça a custa de outra." Seu inseparável amigo Engels também tocou no assunto muitos anos depois, quando Marx já não existia (1888); criticando a força ainda mais intensa da ideologia do livre comércio sob impulso do imperialismo inglês, Engels escreveu que "a consigna era, agora, o livre comércio. A tarefa imediata dos fabricantes ingleses e de seus porta-vozes, os economistas, era difundir a fé no evangelho do livre-comércio e criar um mundo em que a Inglaterra fosse o centro industrial e os demais uma periferia agrícola dependente" (Cursivas minhas, NDO).

Desde então, a crítica entre os economistas latino-americanos se dividiu: de um lado aqueles que, seguindo a tradição cepalina, indicavam a industrialização como o único caminho para superar a indesejável polarização existente no sistema capitalista. No Brasil, Celso Furtado foi indiscutivelmente o mais criativo e insistente defensor desta perspectiva (Brasil, construção interrompida, 1992). De outro lado, os marxistas indicavam que a dependência e o subdesenvolvimento somente poderiam ser superados com a revolução socialista e a ruptura com o sistema capitalista. Eram, em grande medida, alternativas radicalmente distintas, ainda que muitos observadores identificassem certas coincidências entre as opções.

Este "programa de pesquisa" está esgotado, foi superado pela realidade? Ignoravam os críticos do passado a possibilidade de uma "mudança radical na divisão internacional do trabalho" como anuncia agora Conceição Tavares? Definitivamente não! No posfácio (1971) à sua importante obra, La acumulación a escala mundial. Crítica a teoria del subdesarrollo, o egípcio Samir Amim reconhecia explicitamente os méritos do debate iniciado na América Latina e perguntava: o sistema mundial "caminha em direção à dicotomia cada vez mais crescente entre centro-periferia? Ou não é mais que uma etapa da evolução do sistema, e neste caso tende em direção a uma sorte de formação capitalista mundial homogênea?". Nos termos atuais: a existência de uma suposta "semi-periferia" teria dado por concluída a antiga polarização centro-periferia?

O sistema centro-periferia pode admitir a existência de um país "semi-periférico"? Esta hipótese tampouco é rigorosamente nova; foi aventada insistentemente por Immanuel Wallerstein, mas ele próprio tem consciência da dificuldade ou, creio, debilidade do conceito. Na sua obra, O moderno sistema mundial, Wallerstein (1980) indica que o elemento constante no que denomina "economia-mundo capitalista" é a divisão hierárquica do trabalho, na qual existe uma igualmente "constante variável localização da atividade econômica". O caso historicamente relevante para a "análise do sistema-mundo" é o sueco, no século XVII, que segundo esta interpretação logrou sair da periferia sistêmica e acomodar-se à condição razoavelmente confortável de semi-periferia. Contudo, as condições suecas eram reconhecidamente excepcionais e de impossível generalização para todo o sistema, especialmente para os países latino-americanos. Ademais, enquanto Suécia praticou o mercantilismo para sair da periferia, as classes dominantes dos países latino-americanos se curvam diante da lei do valor apostando na "liberalização". Finalmente, nunca é demais recordar: a Suécia é um país europeu, ou seja, situado no centro da "economia-mundo".

Muitos anos após a publicação de sua trilogia iniciada em 1974, é o mesmo Wallerstein quem em entrevista realizada em 1999 reconhece que as condições necessárias para um país avançar em direção à semi-periferia – conceito que incluiria tanto o Brasil quanto o México e, talvez mais surpreendente, a China! – são muitas e não são fáceis. Na mesma oportunidade Wallerstein indica que "dentro da lógica do sistema" e para manter a condição de semi-periferia o Brasil teria que investir recursos significativos no âmbito militar e, claro, assegurar, durante décadas, superioridade na produção de mercadorias em relação aos seus competidores. É claro que os defensores desta linha de interpretação podem também alegar aos que insistem na dicotomia centro-periferia que acomodar Brasil e Honduras como "países periféricos" tampouco oferece a precisão conceitual necessária para captar a especificidade brasileira, posto que o "gigante do sul" possui extraordinárias vantagens em relação ao pequeno país centro-americano na economia mundial. Como estabelecer uma linha divisória mais sólida?

Os marxistas identificaram o ponto decisivo do sistema centro-periferia: a transferência de valor. Ao longo da história do capitalismo se pôde observar que a característica essencial do sistema é a reprodução da desigualdade que impede qualquer desejo de homogeneização no capitalismo. A ruralizarão da indústria no interior do país, o deslocamento de atividades produtivas sob controle das empresas multinacionais para a zona periférica são exemplos de mecanismos que foram essenciais para o processo ininterrupto de acumulação. São movimentos necessários para manter a troca desigual. Até mesmo Wallerstein reconheceu que embora a troca desigual represente uma prática antiga, somente quinhentos anos após a consolidação do que ele denomina "capitalismo histórico" foi desvelada de forma sistemática pelos oponentes do sistema.

Foi o pensamento crítico latino-americano o responsável por esta conquista teórica, indiscutivelmente. Em termos marxianos: a transferência de valor mantém a vitalidade do sistema, para a qual requer não somente deslocamentos espaciais da produção, mas, sobretudo, níveis elevados de exploração da força de trabalho e, especialmente, a super-exploração da força de trabalho. É aqui que Honduras e Brasil se encontram. Enfim, o esforço para captar a especificidade de um país qualquer ou os movimentos inerentes a acumulação mundializada não pode ignorar a lógica totalizante inerente ao sistema capitalista.

A possibilidade de uma nova configuração da divisão internacional de trabalho é também uma novidade como anuncia Conceição Tavares? Está efetivamente ocorrendo? O Brasil está "bem colocado" nesta nova situação?

O tema tampouco é novo se recordamos um texto não tão antigo de Ruy Mauro Marini (2000), publicado logo após seu precoce desaparecimento. Marini reflexiona sobre as tendências da chamada globalização, indicando a possibilidade ou o projeto de uma nova divisão internacional do trabalho aberta pela plena vigência da lei do valor em escala planetária. O texto escrito na década de noventa, se insurgia contra a hegemonia então absoluta do "neoliberalismo" na América Latina, e indicava que os países centrais apostavam na nova reconfiguração da divisão internacional de trabalho necessária para aproveitar duas vantagens estratégicas que possuíam na economia mundial. A primeira vantagem decorria da "superioridade em matéria de pesquisa e desenvolvimento" em que as potências exercem o monopólio tecnológico. A segunda estaria dada pelo controle que os países centrais possuem no processo de transferência das atividades industriais para a periferia capitalista, especialmente aquelas menos intensivas em conhecimento. Em qualquer caso, afirmou Marini, o concerto estaria construído de tal forma que as economias nacionais periféricas não lograriam jamais a condição de uma economia nacional integrada.

É fácil supor que nem mesmo o mais otimista dos economistas brasileiros se atreveria a afirmar que estamos caminhando na direção de uma economia nacionalmente integrada, capaz de sair da periferia.

Esta é a razão pela qual verificamos o elogio à economia exportadora, tão recorrente mesmo entre economistas de boa formação. Assim como a economia política inglesa sabe desde William Petty que um país pode exportar muito e empobrecer, o pensamento crítico sabe que um país pode destinar suas exportações para muitos países e não mudar um milímetro sua posição na divisão internacional do trabalho. O fato de o Brasil destinar aos Estados Unidos apenas uma parte pequena de suas exportações não muda em absolutamente nada a posição do país na adversa divisão internacional do trabalho. De fato, o Brasil exporta produtos agrícolas e minerais para muitos países do mundo sem que supere o subdesenvolvimento e a dependência; ao contrário, se pode afirmar que esta é uma das razões pelas quais seguimos no atoleiro do subdesenvolvimento.

Portanto, a existência de países de "desenvolvimento intermediário", situação na qual o Brasil – segundo a opinião de Conceição Tavares – ocuparia, não figura precisamente como novidade histórica e/ou teórica. Porém, anunciado fora de uma explicação totalizante (sistema centro-periferia), pode parecer simples apologia do subdesenvolvimento e tentativa de dar legitimidade teórica (base científica) para o otimismo ingênuo que segue inibindo a reflexão crítica necessária para mudar radicalmente o país. Após a grande crise mundial de setembro de 2008, ocorreu importante mudança na correlação de forças em escala planetária, que permite reformas mais avançadas em favor das classes subalternas, inclusive no Brasil. Mas para aqueles que pensam de outra maneira – que as condições políticas para lutas mais avançadas não existem – o que ganharemos com a renúncia no terreno teórico?

É sedutor – e talvez parte do otimismo que se abateu sobre o Brasil – pensar como José Luis Fiori, para quem estamos vivendo momentos de uma "revolução intelectual", em que "algumas idéias e teorias de esquerda e direita... já não dão conta das transformações do continente" latino-americano (Valor, 29/09/2010). No que se refere à esquerda, quiçá seria então necessário admitir que a antiga concepção centro-periferia foi finalmente superada pela realidade, pelo menos para nós, brasileiros. Neste acaso, também é necessário reconhecer que não há originalidade no movimento. Enfim, no propósito de legitimar um dos bandos na luta política eleitoral (conjuntural) que o país atravessa, cada um dirá, com forma própria e no tempo adequado, um brado já conhecido: "esqueçam o que escrevi".

Nildo Ouriques é economista, professor do departamento de Economia da UFSC e membro do Instituto de Estudos Latino-Americano da Universidade Federal de Santa Catarina (IELA-UFSC).

http://www.correiocidadania.com.br/content/view/5235/9/

domingo, 26 de setembro de 2010

Chile vive un boom con el cobre, pero su productividad sigue baja

Chile vive un boom con el cobre, pero su productividad sigue baja

26/09/10Innovación. Para aprovechar mejor el crecimiento de sus exportaciones minerales, la economía trasandina necesita diversificar su estructura productiva.

Por Jorge Castro. ANALISTA

El programa de electrificación rural que se ejecuta en China, y que abarca la totalidad del territorio continental, aumentará la demanda mundial de cobre en 1 millón de toneladas en los próximos dos años y medio. Implica que la demanda mundial se duplicará en 5 años (2015). El cálculo de la industria minera australiana es que se va a necesitar más cobre en los próximos 20 años del que fue extraído en los últimos 110 . Chile es el principal exportador mundial de cobre y sus exportaciones -40% de la oferta global- satisfacen 46% de las importaciones chinas.

Las 10 principales empresas chilenas tuvieron un auge de 40% en sus utilidades del primer semestre, con ganancias que ascendieron a U$S 13.334 millones, encabezadas por minería y bancos. Un nivel semejante mostraron 8 de cada 10 de las 507 siguientes. Es el resultado directo del aumento del precio del cobre, que trepó 76% entre enero y junio, hasta alcanzar U$S 3.23 la libra. Por eso, las ganancias de las empresas mineras aumentaron 137.4% en ese período; y el PBI creció 8.5% en el segundo trimestre. En Chile hay una correlación casi completa (75%) entre actividad económica y precio del cobre : cuando el valor de la libra sube por arriba de U$S 3.5 %, el PBI aumenta más de 6%.

Pero la productividad continúa cayendo por quinto año consecutivo. En 2010, la productividad de todos los factores / capital — trabajo (PTF) caería -0.8%; es mejor que el año pasado, en que se hundió -2%, pero también es ya un lustro de disminución sucesiva. La PTF aumentó 2% anual entre 1990 y 1997, pero se ha tornado nula o negativa desde la crisis asiática y entre 2006 y 2009 cayó -1.6% promedio. La OCDE estima que los efectos de las reformas de las décadas del 70 y el 80 se han disipado. Consistieron en el traslado de capital y trabajo de industrias poco competitivas a otras más competitivas basadas en los recursos naturales, pero fue escasa o inexistente la PTF dentro de las industrias surgidas de la mayor innovación.

La estructura económica chilena es altamente concentrada y verticalista , con un número relativamente escaso de protagonistas y sin mayor competencia. Por eso, señala la OCDE, su relación precio-costos es muy superior a la de otros países igualmente intensivos en el uso de recursos naturales (Canadá, Australia, Nueva Zelanda). Esta es especialmente aguda en el sector servicios.

Todo en Chile es muy rígido y concentrado: Estado, sistema político, estructura económica. Es la contrapartida de la estabilidad y del consenso macroeconómico y político de los últimos 20 años.

El PBI creció 6% anual en el segundo trimestre (posterior al terremoto del 27 de febrero de este año), con un incremento de la demanda interna de 19.4%. Pero en mayo aumentó 7.1% y en julio 7.5%. En junio, el precio del cobre aumentó 47.2% anual y continúa la tendencia iniciada en 2003, cuando creció 226% hasta 2009.

Los daños económicos del terremoto ya se han superado.

Ascendieron a U$S 30.000 millones (18% del PBI), con una destrucción del stock de capital de U$S 13.200 millones (3% del total) y una contracción del PBI industrial de 17%. Para alcanzar el nivel de crecimiento de sus exportaciones de cobre -en valor y volumen- con un incremento semejante de la PTF en el resto del sistema económico, Chile necesita reconstruir su sociedad, su Estado y su estructura productiva.

Esto implica multiplicar el número de actores, disminuir la concentración y acentuar la descentralización política . El resultado será pasar a una economía de servicios altamente innovadora y de elevada productividad, que sirva como puente entre Asia y Brasil / Argentina y que reduzca la relevancia omnicomprensiva de la gran minería del cobre en el auge del PBI.

http://www.clarin.com/opinion/Chile-cobre-productividad-sigue-baja_0_342565846.html

domingo, 12 de setembro de 2010

Doni Rodrik analisa: Qual o efeito das políticas de crescimento da China para os países pobres?

¿Es bueno o malo para los países pobres el mercantilismo chino?

Dani Rodrik

2010-09-09

CAMBRIDGE – La balanza comercial de China alcanzará otro enorme superávit este año. Mientras tanto, siguen aumentando las preocupaciones sobre la fuerza de la recuperación estadounidense. Ambos acontecimientos sugieren que China se verá nuevamente bajo presión para apreciar fuertemente su moneda a la alza. El conflicto con los Estados Unidos puede reavivarse durante las audiencias del Congreso sobre el renminbi que se llevarán a cabo en septiembre. Ahí, muchos instarán a la administración Obama a que aplique medidas punitivas si China no actúa.

La discusión sobre la moneda china se centra en la necesidad de reducir el superávit comercial de ese país y corregir los desequilibrios macroeconómicos globales. Muchos analistas esperan que con una moneda menos competitiva China exporte menos e importe más, haciendo una contribución positiva a la recuperación de los Estados Unidos y de otras economías.

En todas estas discusiones, la cuestión del renminbi se ve como un asunto entre los Estados Unidos y China, y los intereses de los países pobres apenas son escuchados, incluso en los foros multilaterales. Con todo, un aumento notable en el valor del renminbi puede tener implicaciones significativas para los países en desarrollo. No obstante, hay debates muy acalorados sobre si la revaluación del renminbi les conviene o no.

Por un lado está Arvind Subramanian, del Instituto Peterson y del Centro para el Desarrollo Global. Argumenta que los países en desarrollo han padecido enormemente la política de China de devaluar su moneda, que ha hecho más difícil que puedan competir con los bienes chinos en los mercados globales, ha atrasado su industrialización y su crecimiento.

Si aumentara el valor del renminbi, las exportaciones de los países pobres serían más competitivas y sus economías estarían mejor posicionadas para aprovechar los beneficios de la globalización. De ahí que Subramanian argumente que los países pobres deben hacer causa común con los Estados Unidos y otras economías avanzadas para presionar a China con el fin de que modifique sus políticas de tipo de cambio.

Por otro lado está Helmut Reisen y sus colegas, del Centro para el Desarrollo de la OCDE, que concluyen que los países en desarrollo, en especial los más pobres, saldrían dañados si el renminbi aumentara drásticamente. Su razonamiento es que la apreciación de la moneda sin duda frenaría el crecimiento de China, y cualquier cosa que provoque eso también será perjudicial para otros países pobres.

Respaldan su argumento con evidencia empírica que sugiere que el crecimiento en los países en desarrollo se ha hecho gradualmente cada vez más dependiente del desempeño económico chino. Estiman que una disminución en un punto porcentual de la tasa anual de crecimiento de China reduciría las de los países de bajos ingresos en 0,3 puntos porcentuales –casi una tercera parte de esa disminución.

Para entender estos puntos de vista opuestos, necesitamos retroceder y examinar las fuerzas fundamentales del crecimiento. Si hacemos a un lado los tecnicismos, el debate se reduce a una pregunta esencial: ¿Cuál es el modelo de crecimiento más efectivo y sostenible para los países de bajos ingresos?

Históricamente, las regiones pobres del mundo frecuentemente han adoptado el llamado modelo de “salida de excedentes”. Este modelo supone exportar a otras partes del mundo productos básicos y recursos naturales, tales como productos agrícolas y minerales.

Así es como Argentina se enriqueció en el siglo XIX y como los Estados petroleros han acumulado riqueza en los últimos 40 años. El rápido crecimiento que experimentaron muchos países en desarrollo antes de la crisis fue en gran medida resultado del mismo modelo. En particular, la demanda creciente de recursos naturales de otros países –principalmente de China—impulsó a los países del África Subsahariana.

Pero este modelo tiene dos grandes debilidades. En primer lugar, depende mucho del crecimiento rápido de la demanda externa. Cuando esa demanda no se mantiene, los países en desarrollo se enfrentan a una situación en la que los precios de las exportaciones se vienen abajo y, muy frecuentemente, a una crisis interna prolongada. En segundo lugar, no estimula la diversificación económica. Las economías que se quedan con este modelo se especializan demasiado en productos primarios que no ofrecen un gran crecimiento de la productividad.

En efecto, el desafío central del desarrollo económico no es la demanda externa, sino el cambio estructural interno. El problema de los países pobres es que no producen los bienes adecuados. Deben emprender una reestructuración en la que se sustituyan los productos primarios tradicionales por actividades de mayor productividad, principalmente manufacturas y servicios modernos.

El tipo de cambio real es de suma importancia, puesto que determina la competitividad y rentabilidad de las actividades comerciales modernas. Cuando las naciones en desarrollo se ven obligadas a sobrevaluar sus monedas, el espíritu empresarial y las inversiones en esas actividades disminuyen.

Desde este punto de vista, las políticas de tipo de cambio de China no sólo socavan la competitividad de las industrias de África y de otras regiones pobres, sino que también dañan su motor de crecimiento fundamental. Lo que el mercantilismo chino ofrece a esos países pobres es, en el mejor de los casos, un crecimiento temporal que no les favorece.

No obstante, para no correr el riesgo de achacar demasiadas culpas a China, debemos recordar que los países en desarrollo no tienen grandes impedimentos para reproducir lo esencial del modelo Chino. Ellos también podrían haber utilizado sus tipos de cambio de manera más activa para estimular la industrialización y el crecimiento. Es cierto que no todos los países del mundo pueden subvaluar sus monedas al mismo tiempo, pero los países pobre podrían haber desplazado la "carga” hacia los países ricos quienes, como indica la lógica económica, son quienes deberían soportarla.

En cambio, muchos países en desarrollo han permitido que sus monedas se sobrevalúen, confiando en el auge de la demanda de productos básicos o en los flujos financieros. Además, no han utilizado sistemáticamente las políticas industriales explícitas que podrían actuar como sustituto de la subvaluación.

En vista de lo anterior, tal vez no deberíamos acusar a China de cuidar sus propios intereses económicos, aun si al  hacerlo ha empeorado los costos de las políticas equivocadas de tipo de cambio de otros países.

Dani Rodrik es profesor de Economía Política de la Escuela de Gobierno John F. Kennedy de la Universidad de Harvard y autor de One Economics, Many Recipes: Globalization, Institutions, and Economic Growth.

http://www.project-syndicate.org/commentary/rodrik47/Spanish

terça-feira, 5 de janeiro de 2010

A SAE não foi criada para ele, mas lhe caiu perfeitamente bem

O Plano Brasil 2022

Cristiano Romero

30/12/2009

O ministro de Assuntos Estratégicos, Samuel Pinheiro Guimarães, trabalha em ritmo acelerado para entregar ao presidente Lula, até 30 de junho, o plano "Brasil 2022". O tempo é curto, mas o embaixador está confiante no cumprimento do prazo. Ele já conversou com cada um dos mais de 30 ministros e criou grupos de trabalho para cada área. O plano será submetido, por meio de seminário, a especialistas de quatro grandes áreas (de infraestrutura, social, econômica e institucional) e debatido com entidades da sociedade civil.

Cada grupo de trabalho tem quatro integrantes: um da SAE - a secretaria de Pinheiro Guimarães -, um do IPEA, outro do ministério em questão e um da Casa Civil, a quem cabe coordenar as ações de governo. Os grupos vão trabalhar, como informou o ministro a esta coluna, a partir do que já existe em termos de diagnóstico e mesmo de planejamento estratégico feito por equipes que o antecederam na SAE. Eles vão identificar metas e propor ações estratégicas para cada uma delas.

Haverá, por exemplo, uma meta de renda per capita. Em 2008, a renda brasileira foi de US$ 8,6 mil, para um PIB estimado de US$ 1,9 trilhão. Mencionando previsão publicada pela revista inglesa "The Economist", segundo a qual, o Brasil terá um PIB, pelo conceito de paridade do poder de compra (PPP, na sigla em inglês), de US$ 5,7 trilhões em 2025, o ministro diz que a renda de 2022 deve acompanhar essa evolução - como o IBGE projeta população de 212,4 milhões de pessoas em 2025, a renda per capita atingiria, nesse caso, US$ 26,8 mil (o equivalente hoje à da Eslovênia, segundo o Banco Mundial).

Fixar metas é, sem dúvida, uma novidade. Em geral, os planos de longo prazo formulados no país são meras cartas de intenção. Dessa vez, haverá metas setoriais a serem cumpridas até o não muito distante ano de 2022. Evidentemente, o plano em questão será uma peça política para o ano sucessório - no decorrer da campanha, o governo deixará claro que ele só será executado se o ganhador do pleito presidencial for a ministra Dilma Rousseff, a candidata de Lula. De qualquer forma, seja quem for o ganhador da eleição, encontrará uma proposta de trabalho em cima da mesa. Mal isso não faz.

É vital que o Brasil planeje ações de longo prazo. Dotado hoje de estabilidade política e econômica e reconhecidamente detentor de potencialidades, o país precisa pensar estrategicamente o futuro. Que país queremos ser? Uma potência exportadora de commodities agrícolas e minerais ou uma economia industrializada e inovadora? Pinheiro Guimarães diz que uma visão de longo prazo tem que contemplar três coisas: uma visão do mundo em 2022, outra da América do Sul e a terceira, naturalmente, do Brasil. A pedido desta coluna, ele refletiu sobre o ponto de partida: "o Brasil de hoje".

"A grande característica do Brasil não é a pobreza, mas as disparidades", diz o ministro. Disparidades de todos os tipos: regionais; entre cidade e campo; entre centro e periferia metropolitanos; de gênero; de origem étnica; de renda e de riqueza. "A disparidade de renda mencionada muitas vezes nos estudos, o índice de Gini e essas coisas todas, é baseada na renda do trabalho. Esquecem a renda dos aluguéis, dos juros e dos lucros. A disparidade de riqueza, portanto, é extraordinária."

O embaixador diz que, mesmo depois dos avanços dos últimos anos, o Brasil padece de vulnerabilidades em pelo menos cinco áreas. A primeira é política. "O Brasil não faz parte ainda dos principais mecanismos de decisão em nível internacional. Não faz parte do Conselho de Segurança da ONU, do G-8", pondera. Uma outra vulnerabilidade está na área de defesa. "O país não tem recursos militares suficientes para defender seu território do ponto de vista terrestre, marítimo e aéreo."

A terceira área onde há deficiências é a tecnológica. Pinheiro Guimarães lembra que, enquanto os Estados Unidos registram 40 mil patentes por ano, o Brasil inscreve apenas 500. Outra área em que o país é vulnerável, afiança o ministro, é no campo da ideologia, "do ponto de vista das ideias". "Temos conhecimento do mundo normalmente através dos olhos dos outros." Se quiser ler um livro sobre os EUA, o brasileiro é obrigado a recorrer a autores americanos ou ingleses. Se o tema é a Rússia ou a França, idem. "Raramente encontramos livros de uma visão brasileira de um tema qualquer. Nós nos vemos sob os olhos dos estrangeiros e damos muito valor a isso. Vemos os temas mundiais vistos do ângulo de outros interesses, mas não do ângulo dos interesses brasileiros."

A quinta vulnerabilidade seria de natureza econômica. Uma prova disso, diz o embaixador, é a necessidade que o país tem de atrair capitais. A poupança externa tornaria o crescimento do país vulnerável no médio e longo prazos.

As deficiências do Brasil não se esgotam aí. O embaixador sustenta, sem receio de polemizar, que o Estado brasileiro é "muito pequeno" se comparado ao de outros países ("Há 500 municípios sem médicos"); não há coordenação entre os diferentes níveis de governo nas áreas de saúde e educação; a Câmara dos Deputados é pequena e, por isso, pouco representativa ("Há uma campanha permanente contra o Congresso desde 1822").

Nacionalista e alinhado com as vertentes mais à esquerda do governo, Pinheiro Guimarães não vê necessidade de mudança da política econômica. Mas, para ele, a política econômica de Lula não se restringe ao tripé macroeconômico (superávit primário-câmbio flutuante-metas para inflação) vigente desde 1999. Ela é a combinação de três políticas: "a política do BC", a política dos bancos estatais e de empresas públicas como a Petrobras e a política dos programas sociais, que têm ajudado a criar um grande mercado de consumo no país.

Concorde-se ou não com as ideias do ministro, que, no novo cargo, tem evitado falar sobre política externa, sua primeira especialidade, não é recomendável ignorá-lo. Com suas ideias, ele influencia uma geração inteira de diplomatas e burocratas. Tem trânsito livre no PT, onde é muito admirado. Contendor do tipo incansável, é um inconformado com a visão de que o Brasil é um país fadado à segunda divisão das nações. "Dos dez maiores países do mundo em território, PIB e população, apenas três reúnem as três condições: EUA, China e Brasil", argumenta.

Cristiano Romero é repórter especial e escreve às quartas-feiras.

segunda-feira, 26 de outubro de 2009

Deflação nos mercados internacionais, mas países pobres pagam mais por alimentos

Países pobres pagam mais por comida apesar da queda do preço

Segundo estudo da ONU, alimentos nos países em desenvolvimento estão 80% mais altos que há um ano atrás

Efe

SYDNEY - Os preços dos alimentos subiram nos países em desenvolvimento apesar da queda dos preços mundiais pela crise econômica global, revelou nesta segunda-feira, 26, na Austrália o Programa Mundial de Alimentos (PMA) da ONU.

Josette Sheeran, diretora da agência, explicou que a mudança climática elevou os custos dos combustíveis e isto reduziu os salários. "Apesar dos preços terem caído nos mercados globais, nos países em desenvolvimento os preços dos alimentos estão 80% mais altos que há um ano", declarou Sheeran.

Recém-chegada das Filipinas, a diretora da PMA disse que naquele país asiático uma colheita de 1,1 milhão de toneladas de arroz corre o risco de ser perdida por causa dos tufões e ressaltou que atualmente os desastres naturais são mais frequentes e destrutivos que no passado.

No mundo há 1,020 bilhão de pessoas famintas. "Uma em cada seis pessoas no mundo acorda sem saber se poderá comer", disse Sheeran em entrevista coletiva.

A Austrália assinou nesta segunda-feira um acordo com o PMA para doar US$ 130 milhões (84,5 milhões de euros) nos próximos quatro anos para auxiliar na alimentação de crianças em escolas do Sudeste Asiático, África e possivelmente América do Sul.

http://www.estadao.com.br/noticias/economia,paises-pobres-pagam-mais-por-comida-apesar-da-queda-do-preco,456425,0.htm

domingo, 12 de julho de 2009

Retirando o desenvolvimento do ostracismo

Retirando o desenvolvimento do ostracismo

Escrito por Corival Alves do Carmo

01-Jul-2009

Neste momento em que o mundo está mergulhado na crise financeira surgiu uma discussão sobre o papel da ajuda externa ao desenvolvimento, mais particularmente sobre o papel da ajuda externa a África. A economista Dambisa Moyo, ligada ao think thank liberal Cato Institute, publicou um livro intitulado “Dead Aid: Why Aid is Not Working and How there is a Better Way for África”.

O objetivo do livro é fazer uma crítica à ajuda externa aos países africanos. A tese da autora é que a ajuda externa empobreceu os países africanos. Os países da África são mais pobres hoje do que eram na década de 1970, ou seja retrocederam. Segundo a autora a ajuda externa é responsável por isso na medida em que permitiu que os diversos governos sobrevivessem e mantivessem o país às custas da ajuda externa sem implementar as reformas necessárias ao desenvolvimento dos diferentes Estados nacionais e populações. Obviamente, que as reformas, que segundo a autora, estão sendo indefinidamente adiadas são relacionadas à liberalização da economia de modo a permitir o mercado funcionar.

Continua em:

http://revistaautor.com/index.php?option=com_content&task=view&id=471&Itemid=1

domingo, 28 de junho de 2009

Maus samaritanos

Foi lançado este ano no Brasil o livro de Ha-Joon Chang, “Os Maus Samaritanos: o mito do livre comércio e a história secreta do capitalismo”. De modo sintomático o prólogo do livro de Chang intitula-se “O milagre econômico de Moçambique”, e começa com uma notícia da revista “The Economist” cujo título é “Castanhas e volts” e o subtítulo “Três Estrelas anuncia um novo avanço na tecnologia do combustível baseado em hidrogênio”. Não há motivos para sustos, ninguém perdeu ainda esta edição, é a edição de 28 de junho de 2061. O modo insólito de abrir o livro é para ressaltar o exemplo do qual o autor parte para falar do desenvolvimento, a Coréia do Sul, seu país de origem. A renda per capita na Coréia do Sul em 1961 era a metade da renda per capita de Gana, 82 dólares contra 179 dólares. Hoje evidentemente a distância entre Gana e a Coréia do Sul é abissal a favor dos sul coreanos. Qual a causa? Ajuda externa? Liberalização? Não! Projeto de desenvolvimento. O autor não faz uma simples defesa da intervenção do Estado, a mera estatização pode ser improdutiva, não faltam exemplos, pode ser Cuba, ou o Vietnã, ou a Albânia. O diferencial da Coréia do Sul foi definir uma estratégia desenvolvimento, pensar como superar cada um dos obstáculos ao seu desenvolvimento. Diferencial? Não. Este pode ter sido o diferencial da Coréia do Sul em relação a Gana e Moçambique. Mas não o diferencial em relação aos EUA, Grã-Bretanha, Alemanha e demais países desenvolvidos. Todos eles adotaram uma estratégia de desenvolvimento similar a utilizada pela Coréia do Sul. Economista de formação neoclássica, Chang conta que inicialmente fazia a associação mais comum, o Japão inventou a intervenção do Estado para o desenvolvimento e a Coréia do Sul copiou e foi bem-sucedida. Quando resolveu aprofundar seus estudos históricos sobre o desenvolvimento descobriu que o Japão também havia apenas repetido a trajetória já percorrida pelos demais países que ocupam as posições de frente no desenvolvimento do capitalismo. Neste livro, Chang então retoma de forma mais incisiva e acessível a tese já esboçada no seu livro anterior também traduzido para o português “Chutando a escada”. A diferença entre os dois livros é que “Maus samaritanos” é destinado ao público mais amplo, voltado para popularização das idéias do autor. O segundo capítulo foi intitulado “A vida dupla de Daniel Defoe”. Daniel Defoe é o autor de “Robinson Crusoé”. E o personagem título do livro é tomado como modelo do homus economicus liberal, entende-se que o indivíduo no mercado se comportaria e tomaria decisões do mesmo modo que Robinson Crusoé isolado na ilha, teria que decidir o quanto deseja trabalhar de acordo com suas necessidades ou desejos de cada bem, a única diferença é que no mercado haverá relações de troca e na ilha não. Ou seja, o mercado representaria uma vantagem porque, inclusive, permitiria a especialização na produção e o aumento da produtividade permitindo consumir mais bens. Ironicamente, para fazer a crítica da concepção liberal de desenvolvimento, Chang irá recuperar outra obra de Daniel Defoe, “A Plan of the English Commerce” de 1728 que “descreve como os Tudor, especialmente Henrique VII e Elizabeth I, usaram o protecionismo, os subsídios, a distribuição de direitos de monopólio, a espionagem industrial financiada pelo governo e outros meios de intervenção do governo para desenvolver a indústria de manufaturas de lã na Inglaterra, a indústria de alta tecnologia da Europa naquela época.” (CHANG, 2009, p.38).

quarta-feira, 27 de maio de 2009

“O objetivo é viver melhor; a economia é apenas um meio.”

O debate sobre o PIB: "estamos fazendo a conta errada"
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ESCRITO POR LADISLAU DOWBOR

12-MAI-2009

"Crescer por crescer, é a filosofia da célula cancerosa" - Banner colocado por estudantes, na entrada de uma conferência sobre economia.

PIB, como todos devem saber, é o produto interno bruto. Para o comum dos mortais que não faz contas macroeconômicas, trata-se da diferença entre aparecerem novas oportunidades de emprego (PIB em alta) ou ameaças de desemprego (PIB em baixa). Para o governo, é a diferença entre ganhar uma eleição e perdê-la. Para os jornalistas, é uma ótima oportunidade para darem a impressão de entenderem do que se trata. Para os que se preocupam com a destruição do meio-ambiente, é uma causa de desespero. Para o economista que assina o presente artigo, é uma oportunidade para desancar o que é uma contabilidade clamorosamente deformada.

Peguemos o exemplo de uma alternativa contábil, chamada FIB. Trata-se simplesmente de um jogo de siglas, Felicidade Interna Bruta. Tem gente que prefere felicidade interna líquida, questão de gosto. O essencial é que inúmeras pessoas no mundo, e técnicos de primeira linha nacional e internacional, estão cansados de ver o comportamento econômico ser calculado sem levar em conta – ou muito parcialmente – os interesses da população e a sustentabilidade ambiental. Como se pode dizer que a economia vai bem, ainda que o povo vá mal? Então a economia serve para quê?

No Brasil a discussão entrou com força recentemente, em particular a partir do cálculo do IDH (Indicadores de Desenvolvimento Humano), que inclui, além do PIB, a avaliação da expectativa de vida (saúde) e do nível da educação. Mais recentemente, foram lançados dois livros básicos,‘Reconsiderar a riqueza’, de Patrick Viveret, e ‘Os novos indicadores de riqueza’, de Jean-Gadrey e Jany-Catrice. Há inúmeras outras iniciativas em curso, que envolvem desde o Indicadores de Qualidade do Desenvolvimento do IPEA, até os sistemas integrados de indicadores de qualidade de vida nas cidades, na linha do Nossa São Paulo. O movimento FIB é mais uma contribuição para a mudança em curso. O essencial para nós é o fato que estamos refazendo as nossas contas.

As limitações do PIB aparecem facilmente através de exemplos. Um paradoxo levantado por Viveret, por exemplo, é que, quando o navio petroleiro Exxon Valdez naufragou nas costas do Alaska, foi necessário contratar inúmeras empresas para limpar as costas, o que elevou fortemente o PIB da região. Como pode a destruição ambiental aumentar o PIB? Simplesmente porque o PIB calcula o volume de atividades econômicas, e não se são úteis ou nocivas. O PIB mede o fluxo dos meios, não o atingimento dos fins. Na metodologia atual, a poluição aparece como sendo ótima para a economia, e o IBAMA vai aparecer como o vilão que a impede de avançar. As pessoas que jogam pneus e fogões velhos no rio Tietê, obrigando o Estado a contratar empresas para o desassoreamento da calha, contribuem para a produtividade do país. Isto é conta?

Mais importante ainda é o fato de o PIB não levar em conta a redução dos estoques de bens naturais do planeta. Quando um país explora o seu petróleo, isto é apresentado como eficiência econômica, pois aumenta o PIB. A expressão "produtores de petróleo" é interessante, pois nunca ninguém conseguiu produzir petróleo: é um estoque de bens naturais, e a sua extração, se der lugar a atividades importantes para a humanidade, é positiva, mas sempre devemos levar em conta que estamos reduzindo o estoque de bens naturais que entregaremos aos nossos filhos. A partir de 2003, por exemplo, não na conta do PIB, mas na conta da poupança nacional, o Banco Mundial já não coloca a extração de petróleo como aumento da riqueza de um país, e sim como a sua descapitalização. Isto é elementar, e se uma empresa ou um governo apresentasse a sua contabilidade no fim de ano sem levar em conta a variação de estoques, veria as suas contas rejeitadas. Não levar em conta o consumo de bens não renováveis que estamos dilapidando deforma radicalmente a organização das nossas prioridades. Em termos técnicos, é uma contabilidade grosseiramente errada.

A diferença entre os meios e os fins na contabilidade aparece claramente nas opções de saúde. A Pastoral da Criança, por exemplo, desenvolve um amplo programa de saúde preventiva, atingindo milhões de crianças até 6 anos de idade através de uma rede de cerca de 450 mil voluntárias. São responsáveis, nas regiões onde trabalham, por 50% da redução da mortalidade infantil, e 80% da redução das hospitalizações. Com isto, menos crianças ficam doentes, o que significa que se consomem menos medicamentos, que se usam menos serviços hospitalares, e que as famílias vivem mais felizes. Mas o resultado do ponto de vista das contas econômicas é completamente diferente: ao cair o consumo de medicamentos, o uso de ambulâncias, de hospitais e de horas de médicos, reduz-se também o PIB. Mas o objetivo é aumentar o PIB ou melhorar a saúde (e o bem-estar) das famílias?

Todos sabemos que a saúde preventiva é muito mais produtiva, em termos de custo-benefício, do que a saúde curativo-hospitalar. Mas se nos colocarmos do ponto de vista de uma empresa com fins lucrativos, que vive de vender medicamentos ou de cobrar diárias nos hospitais, é natural que prevaleça a visão do aumento do PIB, e do aumento do lucro. É a diferença entre os serviços de saúde e a indústria da doença. Na visão privatista, a falta de doentes significa falta de clientes. Nenhuma empresa dos gigantes chamados internacionalmente de "big pharma" investe seriamente em vacinas, e muito menos em vacinas de doenças de pobres. Ver este ângulo do problema é importante, pois nos faz perceber que a discussão não é inocente, e os que clamam pelo progresso identificado com o aumento do PIB querem, na realidade, maior dispêndio de meios, e não melhores resultados. Pois o PIB não mede resultados, mede o fluxo dos meios.

É igualmente importante levar em consideração que o trabalho das 450 mil voluntárias da Pastoral da Criança não é contabilizado como contribuição para o PIB. Para o senso comum, isto parece uma atividade que não é propriamente econômica, como se fosse um band-aid social. Os gestores da Pastoral, no entanto, já aprenderam a corrigir a contabilidade oficial. Contabilizam a redução do gasto com medicamentos, que se traduz em dinheiro economizado na família, e que é liberado para outros gastos. Nesta contabilidade corrigida, o não-gasto aparece como aumento da renda familiar. As noites bem dormidas quando as crianças estão bem representam qualidade de vida, coisa muitíssimo positiva, e que é afinal o objetivo de todos os nossos esforços. O fato de a mãe ou o pai não perderem dias de trabalho pela doença dos filhos também ajuda a economia. O Canadá, centrado na saúde pública e preventiva, gasta 3 mil dólares por pessoa em saúde, e está em primeiro lugar no mundo neste plano. Os Estados Unidos, com saúde curativa e dominantemente privada, gastam 6,5 mil, e estão longe em termos de resultados. Mas ostentam orgulhosamente os 16% do PIB gastos em saúde, para mostrarem quanto esforço fazem. Estamos medindo meios, esquecendo os resultados. Neste plano, quanto mais ineficientes os meios, maior o PIB.

Uma outra forma de aumentar o PIB é reduzir o acesso a bens gratuitos. Na Riviera de São Lourenço, perto de Santos, as pessoas não têm mais livre acesso à praia, a não ser através de uma série de enfrentamentos constrangedores. O condomínio contribui muito para o PIB, pois as pessoas têm de gastar bastante para ter acesso ao que antes acessavam gratuitamente. Quando as praias são gratuitas, não aumentam o PIB. Hoje os painéis publicitários nos "oferecem" as maravilhosas praias e ondas da região, como se as tivessem produzido. A busca de se restringir a mobilidade, o espaço livre de passeio, o lazer gratuito oferecido pela natureza, gera o que hoje chamamos de "economia do pedágio", de empresas que aumentam o PIB ao restringir o acesso aos bens. Temos uma vida mais pobre, e um PIB maior.

Este ponto é particularmente grave no caso do acesso ao conhecimento. Trata-se de uma área onde há excelentes estudos recentes, como ‘A Era do Acesso’, de Jeremy Rifkin; ‘The Future of Ideas’, de Lawrence Lessig; ‘O imaterial’, de André Gorz; ou ainda ‘Wikinomics’, de Don Tapscott. Um grupo de pesquisadores da USP Leste, com Pablo Ortellado e outros professores, estudou o acesso dos estudantes aos livros acadêmicos: o volume de livros exigidos é proibitivo para o bolso dos estudantes (80% de famílias de até 5 salários mínimos, 30% dos títulos recomendados estão esgotados). Na era do conhecimento, as nossas universidades de linha de frente trabalham com xerox de capítulos isolados do conjunto da obra, autênticos ovnis científicos, quando o MIT, principal centro de pesquisas dos Estados Unidos, disponibiliza os cursos na íntegra gratuitamente online, no quadro do OpenCourseWare (OCW) (1). Hoje, os copyrights incidem sobre as obras até 90 anos após a morte do autor. E se fala naturalmente em "direitos do autor", quanto se trata na realidade de direitos das editoras, dos intermediários.

É impressionante investirmos por um lado imensos recursos públicos e privados na educação, e por outro lado empresas tentarem restringir o acesso aos textos. O objetivo é assegurar lucro das editoras, aumentando o PIB, ou termos melhores resultados na formação, facilitando e incentivando (em vez de cobrar) o aprendizado? Trata-se, aqui também, da economia do pedágio, de impedir a gratuidade que as novas tecnologias permitem (acesso online), a pretexto de proteger a remuneração dos produtores de conhecimento.

Outra deformação deste tipo de conta é a não contabilização do tempo das pessoas. No nosso ensaio ‘Democracia Econômica’ inserimos um capítulo "Economia do Tempo". Está disponível online, e gratuitamente. O essencial é que o tempo é por excelência o nosso recurso não renovável. Quando uma empresa nos obriga a esperarmos na fila, faz um cálculo: a fila é custo do cliente, não se pode abusar demais. Mas o funcionário é custo da empresa e, portanto, vale a pena abusar um pouco. Isto se chama externalização de custos. Imaginemos que o valor do tempo livre da população economicamente ativa seja fixado em 5 reais. Ainda que a produção de automóveis represente um aumento do PIB, as horas perdidas no trânsito pelo encalacramento do tráfego poderiam ser contabilizadas, para os 5 milhões de pessoas que se deslocam diariamente para o trabalho em São Paulo, em 25 milhões de reais, isto calculando modestos 60 minutos por dia. A partir desta conta, passamos a olhar de outra forma a viabilidade econômica da construção de metrô e de outras infra-estruturas de transporte coletivo. E são perdas que permitem equilibrar as opções pelo transporte individual: produzir carros realmente aumenta o PIB, mas é uma opção que só é válida enquanto apenas minorias têm acesso ao automóvel. Hoje São Paulo anda em primeira e segunda, gastando com o carro, com a gasolina, com o seguro, com as doenças respiratórias, com o tempo perdido. Os quatro primeiros itens aumentam o PIB. O último, o tempo perdido, não é contabilizado. Aumenta o PIB, reduz-se a mobilidade. Mas o carro, afinal, era para quê?

Alternativas? Sem dúvida, e estão surgindo rapidamente. Não haverá o simples abandono do PIB, e sim a compreensão de que mede apenas um aspecto, muito limitado, que é o fluxo de uso de meios produtivos. Mede, de certa forma, a velocidade da máquina. Não mede para onde vamos, só nos diz que estamos indo depressa, ou devagar. Não responde aos problemas essenciais que queremos acompanhar: estamos produzindo o quê, com que custos, com que prejuízos (ou vantagens) ambientais, e para quem? Aumentarmos a velocidade sem saber para onde vamos não faz sentido. Contas incompletas são contas erradas.

Como trabalhar as alternativas? Há os livros mencionados acima, o meu preferido é o de Jean Gadrey, foi editado pelo Senac. E pode ser utilizado um estudo meu sobre o tema, intitulado‘Informação para a Cidadania e o Desenvolvimento Sustentável’. Porque não haverá cidadania sem uma informação adequada. O PIB, tão indecentemente exibido na mídia, e nas doutas previsões dos consultores, merece ser colocado no seu papel de ator coadjuvante. O objetivo é vivermos melhor. A economia é apenas um meio. É o nosso avanço para uma vida melhor que deve ser medido.

*

(1) O material do MIT pode ser acessado no site http://www.ocw.mit.edu/ ; Em vez de tentar impedir a aplicação de novas tecnologias, como aliás é o caso das empresas de celular que lutam contra o wi-fi urbano e a comunicação quase gratuita via skype, as empresas devem pensar em se reconverter, e prestar serviços úteis ao mercado. A IBM ganhava dinheiro vendendo computadores e quando este mercado se democratizou com o barateamento dos computadores pessoais migrou para a venda de softwares. Estes hoje devem se tornar gratuitos (a própria IBM optou pelo Linux), e a empresa passou a se viabilizar prestando serviços de apoio informático. Travar o acesso aumenta o PIB, mas empobrece a sociedade.

Ladislau Dowbor é doutor em Ciências Econômicas pela Escola Central de Planejamento e Estatística de Varsóvia, professor titular da PUC de São Paulo e consultor de diversas agências das Nações Unidas. É autor de "Democracia Econômica", "A Reprodução Social: propostas para uma gestão descentralizada", "O Mosaico Partido: a economia além das equações", "Tecnologias do Conhecimento: os Desafios da Educação", todos pela editora Vozes, além de "O que Acontece com o Trabalho?" (Ed. Senac) e co-organizador da coletânea "Economia Social no Brasil" (ed. Senac). Seus numerosos trabalhos sobre planejamento econômico e social, inclusive o artigo Informação para a Cidadania mencionado acima, estão disponíveis no site http://dowbor.org/

http://www.correiocidadania.com.br/content/view/3266/9/

domingo, 10 de maio de 2009

Raya Dunayevskaya e o Capitalismo de Estado

Alguém me perguntou o que seria capitalismo de Estado num post sobre o livro “O século soviético”. Primeiro irei tratar do sentido empregado no post, e no fim do sentido mais comum que o termo foi usado nos anos 70.

Vou responder e aproveitar o ensejo para introduzir no post Raya Dunayevskaya, uma intelectual marxista ucraniana completamente ignorada no Brasil. Dunayevskaya trabalhou com Trotsky, mas ao longo do tempo foi se afastando dele e criou uma corrente teórica dentro do marxismo norte-americano, cujos desdobramentos podem ser encontrados no site: www.newsandletters.org.

Raya Dunayevskaya não é o autor mais conhecido a falar sobre o capitalismo de Estado. Mas foi a primeira. Já em 1941 ela escreveu que a União Soviética era uma sociedade capitalista, e não um Estado burocrático ou degenerado por Stálin como queria Trotsky.

No livro “Marxism and freedom from 1776 until today”, Dunayevskaya aponta que a URSS passou de um Estado dos trabalhadores para um capitalismo de Estado com a lógica do planejamento centralizado que alijou os trabalhadores do poder, e produziu uma desumanização do capitalismo submetendo-o a uma máquina controlada pelo Estado. Continua predominando a lógica do predomínio da acumulação de capital no setor de bens de produção sobre a produção de bens de consumo e satisfação das necessidades humanas. Numa consideração bastante significativa a autora diz que o fetichismo da mercadoria é substituído pelo fetichismo do plano. Ou seja se o capitalismo abstrai e esconde as relações sociais que fundamentam o valor das mercadorias, o planejamento soviético descola-se tanto na formulação quanto na definição de metas e execução das relações sociais que fundamentaram a sua origem. É definido de forma arbitrária e negando as necessidades sociais, políticas e de consumo do povo soviético.

Duas citações da autora em tradução livre sobre o capitalismo de Estado:

“O capitalismo de Estado não é uma continuação do desenvolvimento do capitalismo no sentido de m desenvolvimento sem rupturas. É um desenvolvimento através da transformação no seu oposto. O capitalismo vive e progride pela livre competição. O seu máximo desenvolvimento é encontrado sob uma democracia burguesa ou democracia parlamentar. O capitalismo de Estado significa, e só pode significar, burocracia, tirania e barbarismo como pode ser visto na Alemanha nazista e na Rússia totalitária.”

“A inviabilidade do capitalismo de Estado como “nova” ordem social é demonstrada pelas mesmas leis de desenvolvimento do capitalismo privado, isto é, a compulsão para explorar as massas dentro do país e gerar guerras no exterior.”

Há uma série de imprecisões conceituais na autora até porque ela assume uma posição que talvez não seja teoricamente válida da forma radical, que é o humanismo, mas ela possui idéias interessantes.

Enfim, o capitalismo de Estado é um sociedade capitalista onde ao invés do capital ser controlado pela burguesia, e desta burguesia controlar o Estado e utilizá-lo para atingir os seus objetivos, o capital é controlado pelo Estado e pela burocracia do Estado. Onde as decisões não ocorrem pelos mecanismos de mercado, mas a partir do planejamento centralizada realizado pela burocracia sem qualquer participação da sociedade.

De fato, há um debate teórico não só sobre o capitalismo de Estado, mas sobre a natureza social e econômica das sociedades do Leste Europeu.  Porque há um debate sobre a transição ao comunismo que ficou inconclusivo pela dinâmica real das sociedades ditas comunistas.

A primeira questão a ser colocada é que ao ocorrer a Revolução Russa nem Lenin nem ninguém diria que a sociedade então implantada era comunista. Era sim uma sociedade que iniciava a transição para o comunismo. É preciso lembrar que teoricamente no comunismo ocorreria a abolição do Estado. E Lenin tinha consciência que isso era um objetivo distante. Os sovietes era um instrumento de gestão dos trabalhadores, mas não significava a abolição do Estado. De fato, o regime político existente para Lenin era ditadura do proletariado. A revolução proletária ocorre derruba a classe dominante burguesa e instaura uma ditadura do proletariado, ou seja, a antiga classe dominante perde todos os seus direitos. E a partir daí se inicia as transformações da sociedade capitalista em um sociedade socialista e finalmente comunista. Não existe mágica, fez revolução, agora é socialista ou comunista. Há a transição.

O programa leninista era de realizar a transição para o comunismo. Com a morte de Lenin, Stálin assumi e começa a dar um direcionamento para uma aceleração do processo de acumulação de capital no campo e na indústria. É preciso reduzir rapidamente o gap econômico e tecnológico existente entre a sociedade soviética e a sociedade ocidental. Isto será realizado rapidamente. Nos anos 30 este desnível já será passado. Ora mais aí ficava uma questão, aquilo já era o socialismo ou o comunismo ou ainda havia algo a ser feito? Teoricamente ainda se distava bastante do ideal comunista ou socialista. Mas Stálin decreta que a transição para o comunismo já havia sido encerrada e que aquela era a sociedade comunista.

Os críticos de direita vão chamar aquelas sociedades de socialismo real. No sentido de que o que o socialismo ou comunismo podem fazer é apenas aquilo. O socialismo ou o comunismo não são aquilo que está na teoria, mas aquilo que está ali e se pode ver e não pode ser nada mais do aquilo.

Os primeiros críticos de esquerda serão Trotsky e os seus discípulos que iram considerar que a sociedade soviética estava efetivamente no caminho do socialismo, estava em transição, mas havia sido dominada pela burocracia. A burocratização da sociedade, do partido e das instituições políticas havia paralisado o avanço do socialismo, era preciso desbloqueá-lo, mas a URSS considerava sendo uma sociedade em transição.

A segunda onda de críticas à esquerda são as do capitalismo de Estado. A URSS sequer teria iniciado a transição ao socialismo, seria de fato um Estado capitalista cujo controle dos meios de produção estaria nas mãos da burocracia que exploraria o proletariado. Após a queda do socialismo do Leste Europeu, Robert Kurz, em Colapso da Modernização, escreveu para mostrar que o modelo de economia que Lenin tinha para a Rússia era o capitalismo alemão. Portanto reinterpreta o socialismo real do Leste Europeu apenas como um instrumento para acelerar a acumulação de capital e permitir que a Rússia superasse seu atraso secular em relação ao Ocidente.

Estas críticas são críticas gerais sobre a natureza econômica do sistema. Obviamente há “n” variações destas mesmas críticas ao se considerar os autores em particular críticas, e há outras críticas centradas nas questões políticas do regime.

Por fim, o termo capitalismo de Estado também foi utilizado e talvez mais popularmente seja utilizado assim, na divulgação feita por Paul Boccara. O capitalismo de Estado seria uma sociedade capitalista, sem qualquer projeto de socialismo ou comunismo, onde o Estado assume cada vez mais funções econômicas em função do processo de concentração e centralização do capital. Ou seja, o capitalismo monopolista daria origem a um capitalismo monopolista de Estado. E as facções comunistas que adotaram esta idéia imaginavam que a partir daí a transição para o socialismo seria muito mais fácil, pois o Estado já teria o controle da economia. Também se utilizou o termo para designar as sociedades periféricas, como o Brasil, onde o avanço do desenvolvimento capitalista com o processo de industrialização foi conduzido pelo Estado e não pela burguesia nacional. Capitalismo de Estado, portanto, é um termo controverso e ao se utilizá-lo academicamente é preciso definir o sentido que está sendo atribuído a ele.

sábado, 25 de abril de 2009

Foi escrito para o México, vale para o Brasil!

Jorge A. Chávez Presa
Un sistema financiero para la competitividad
25 de abril de 2009

¿En qué medida está contribuyendo o restando el sector financiero a la competitividad del resto de las actividades económicas que requieren de sus servicios? ¿Por qué si se supone que es tan rentable el sector financiero, y en par-ticular los bancos, no hay más inversión a esta actividad a través de nuevos intermediarios? ¿Está protegido el usuario de servicios financieros o requiere más regulaciones contra abusos?

La primera pregunta que sienta en el banquillo de los acusados al sistema financiero mexicano la provoca el hecho de que existe la percepción de que los servicios financieros son caros tanto por las tasas de interés, comisiones, primas y tarifas que cobra, así como por los bajos rendimientos que paga al ahorrador, el acceso difícil y la poca oportunidad del financiamiento.

Estos son parte de los cuestionamientos que pesan sobre los intermediarios del sector financiero, principalmente instituciones de banca múltiple, casas de bolsa, administradoras de fondos para el retiro, compañías de seguros, almacenes generales de depósito, arrendadoras financieras, casas de cambio, empresas de factoraje financiero, entidades de ahorro y crédito popular, instituciones de fianzas, sociedades financieras de objeto limitado, sociedades financieras de objeto múltiple reguladas, sociedades de inversión, uniones de crédito.

Los números revelan claroscuros. Por ejemplo, hay una gran competencia por atender a los corporativos de las grandes empresas, donde los márgenes financieros, esto es, la diferencia entre la tasa que se cobra y el costo de fondeo, son muy bajos. Hace poco más de una década era inconcebible imaginarse el acceso a créditos hipotecarios a plazos mayores a 15 años y a tasas de interés de alrededor de 12% anual.

Las quejas recientes, en particular sobre el sistema bancario, se han buscado justificar por lo observado en el mercado aparentemente más rentable: el del crédito al consumo y en especial el canalizado a consumidores de muy bajo poder adquisitivo. Este segmento, atendido antes por prestamistas y usureros, ahora se lo disputan microfinancieras, tiendas de electrodomésticos y bancos ofreciendo al por mayor tarjetas de crédito con réditos de hasta 80% anual, todo sin considerar los casos de ventas atadas.

No obstante que estas acusaciones pudieran justificarse, el reclamo se concentra en el crédito al consumo bancario, que representa menos de 22% del total del crédito de la banca comercial, pero que sin lugar a dudas ha sido el más dinámico, pues en sólo ocho años el saldo del crédito al consumo casi aumentó nueve veces. En el último año los bancos han sido mucho más cautelosos en dar de este crédito, como resultado de que la cartera vencida en este rubro ha aumentado más de 41% en términos reales.

El crédito otorgado por los bancos a las empresas, y a las entidades financieras y gubernamentales (crédito comercial), es el más importante en cuanto a monto se refiere, ya que la cartera total del crédito comercial representa más de 64% de la cartera total, y su cartera vencida es de sólo 1% del total del crédito comercial. Sin embargo, el saldo de esta cartera ha permanecido casi estático (creció 2.1% en términos reales de diciembre de 2000 a diciembre de 2008, con ello bajando su participación dentro del PIB de 14% a 9%), pues es en este segmento donde se ha observado una gran competencia con instrumentos como papel comercial y otros que no emite la banca, aunque probablemente sí el grupo financiero.

El crédito a la vivienda es una de las carteras en las que los bancos han sido sumamente cautelosos. El saldo del crédito a la vivienda representa 14.2% del total de la cartera a diciembre de 2008, y el índice de morosidad de este tipo de créditos es de 3.51, ligeramente superior respecto al índice de la cartera total. En el periodo 2000-2008 el saldo de este crédito ha crecido 58%.

Al observar una dinámica tan diferente entre estos tres tipos de crédito, se ha criticado a la banca por no financiar actividades industriales y al campo, y por lo tanto de extraer grandes utilidades de explotar el crédito al consumo. Sin embargo, esta crítica estaría mejor fundamentada si tomara en cuenta los altos riesgos y costos de recuperación en el crédito al consumo, y las reservas que los bancos deben crear para compensar la expectativa de pérdidas.

Uno de los factores que eleva el costo del otorgamiento del crédito y por ende su oferta en la economía mexicana es la dificultad de los bancos para ejecutar las garantías en caso de incumplimiento de las obligaciones por parte de los prestatarios, como lo han documentado el IMCO y el BID. Este riesgo asociado a los créditos se refleja en una mayor tasa de interés activa, la cual podrá reducirse en la medida que disminuya el tiempo y costo de ejecutar garantías. Esta es una gran ventana de oportunidad que tiene el país, en la cual debe trabajarse tanto a nivel federal como estatal para impulsar la competitividad de la economía nacional. Una oportunidad más concreta está en lograr una mayor eficiencia y transparencia en los registros públicos de la propiedad.

Respecto a la captación de recursos de los bancos, en 2000-2008 aumentó 36.5% en términos reales y representó 19.7% del PIB a diciembre de 2008. Los depósitos de exigibilidad inmediata y a plazo representan 48% y 42% respectivamente de la captación bancaria, y son sus principales componentes.

Los tres bancos más importantes concentran casi 59% de los activos totales del sector bancario mexicano. Si bien es una alta concentración de mercado, no es la más alta de América Latina, pero sí superior a de Brasil y Chile. La concentración en México ha podido disminuirse ligeramente como resultado de que en los últimos años las autoridades financieras han facilitado la entrada de nuevos competidores que se espera introduzcan disciplina a este sector en el mediano plazo. De 2000 a 2008 el número de bancos aumentó de 36 a 43. Asimismo, otros intermediarios financieros e instrumentos como afores, sociedades de inversión y emisiones de papel comercial ofrecen más opciones al público ahorrador, y por lo tanto introducen competencia a los bancos.

Una variable importante para evaluar el desarrollo de un mercado financiero eficiente es el acceso de las personas a los servicios financieros. En 2008 el Banco Mundial, en su publicación Finance for All?: policies and pitfalls in expanding access (¿Financiamiento para todos?: medidas y fallas en la expansión del acceso), mostró en una encuesta que sólo 25% de la población adulta en México tiene acceso a una cuenta con un intermediario financiero. Este dato contrasta con países como Dinamarca, Finlandia y Suecia (99%), Singapur (98%), Canadá y Francia (96%), España (95%), Estados Unidos y Reino Unido (91%). Aun con países como Chile, Brasil, Argentina y Perú esta encuesta reveló porcentajes del 60%, 43%, 28% y 26%, respectivamente.

La densidad de cajeros automáticos por población así como por penetración es baja. México tiene por cada 100 mil habitantes casi 17, Canadá 135, España 127, Estados Unidos 121 y Corea del Sur 90. El número de cajeros por cada mil kilómetros cuadrados para México es de 8.91 y para los países antes mencionados, conservando su orden, es de 4.6, 104.1, 38.43, 436.8.

En México existen 9.6 sucursales bancarias por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, siendo el Distrito Federal y Nuevo León las entidades con mayor número de sucursales (18.9 y 18.1, respectivamente); Chiapas y Oaxaca son las entidades con menor número de sucursales: 4.3 y 4.5, respectivamente. En México es necesaria una mayor penetración y profundización de los servicios financieros.

El sistema financiero mexicano tiene un gran desafío: transformarse para impulsar la competitividad del país, esto es, que atraiga y retenga inversiones que impulsen el crecimiento nacional. No ha sido gratuito que los legisladores tengan la inquietud y, desde luego, la motivación electoral de imponer topes y más regulaciones a la actividad bancaria por el cobro tan alto de comisiones y tasas de interés que se están observando en varios servicios bancarios. Tampoco hay que soslayar la importancia de la educación financiera, pues un factor básico para introducir mayor eficiencia y disciplina a esta actividad es que los usuarios de los servicios financieros sí sean sensibles a los rendimientos y costos de los distintos instrumentos financieros que ofrecen los otros intermediarios.

http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/43807.html

segunda-feira, 13 de abril de 2009

Dois artigos de Francisco Valdés Ugalde sobre o desenvolvimento

Francisco Valdés Ugalde
Desde adentro y hacia arriba
05 de abril de 2009

No, no es albur. Los países que han logrado un mejor desempeño lo han hecho por sus esfuerzos y políticas endógenas, y porque han sabido promover el capital humano de sus poblaciones elevando sus condiciones de vida y aumentando su capacidad de iniciativa.

Una de las enseñanzas de la crisis financiera global es que las recetas únicas no pueden aplicarse sin convocar catástrofes. Nada sustituye a la imaginación colectiva de cada pueblo para construir la estructura económica, social y política que le permita desarrollarse y tener un desempeño a la altura de sus necesidades y aspiraciones.

Pero no todos lo consiguen. Hay una ley de hierro que determina quiénes tienen éxito y quiénes fracasan o se mantienen en la medianía en tal empeño. Y esta ley indica que los países que tienen mejor desempeño en las diferentes áreas de su vida lo consiguen gracias a un esfuerzo endógeno y a un proceso de elevamiento a condiciones de igualdad de ciudadanía social, económica y política de las capas más bajas de la población para acercarlas a las que están más arriba.

En este esfuerzo endógeno y de abajo hacia arriba hay dos elementos clave que determinan el buen desempeño de una economía y un Estado. El primero es establecer condiciones de libertad e igualdad de acceso a las oportunidades económicas y, además, fórmulas de protección de esa libertad e igualdad entendidas como derechos. El segundo es institucionalizar derechos políticos impersonales y garantizar su cumplimiento por parte de todos los miembros de la sociedad.

Sin estas condiciones, por más grandes que sean las sumas que se inviertan en la economía, ya sea en infraestructura o en empresas productivas, las ganancias van a parar en las mismas manos y no a distribuirse entre la población mejorando su bienestar. De hecho, los países más ricos del mundo crecen a tasas menores que los países menos ricos en los periodos de crecimiento; pero también disminuyen en menor grado su ritmo de crecimiento cuando hay periodos de crisis. Lo mismo puede decirse del ingreso: en los países ricos cae en menor medida el ingreso per cápita en los periodos de vacas flacas mientras que en los países menos ricos esas caídas son mucho más acusadas.

Esta es sólo una pequeña muestra de la diferencia entre países en la aplicación efectiva de las condiciones fundamentales para desarrollarse económica y políticamente.

México es un caso ejemplar de medianía, al igual que casi todos los países de América Latina. Buena parte de su crecimiento se explica por la captación de inversión foránea, mientras que se mantienen condiciones oligopólicas y oligárquicas (estatales o privadas), en el funcionamiento de su estructura económica y social. Además, en este país, como dice el dicho, hay unos que son más iguales que otros. Los que están arriba de las pirámides económica, política y social reciben privilegios que les facilitan apropiarse de la riqueza y de los beneficios generales desplazando a los que están en medio o en la base.

Nuestros esfuerzos para desarrollarnos a partir de condiciones endógenas siguen siendo precarios e insuficientes; lo mismo pasa con las instituciones que deben resguardar y garantizar la igualdad política y los derechos impersonales. Estas son razones que explican por qué estamos como estamos.

Francisco Valdés Ugalde
Sobre el desarrollo económico y político
12 de abril de 2009

La semana pasada me referí a un tema que provocó reacciones de varios lectores. Por eso lo abordo de nuevo. La idea central es que para que un país sea exitoso en su desarrollo económico y político debe convocar la imaginación colectiva para formular políticas que desde dentro de la propia realidad (siempre singular para cada país y región) se produzca una combinación de esfuerzos de la sociedad para conseguir un buen desempeño. Este buen desempeño está relacionado con la capacidad de esa sociedad para darse un marco de convivencia civilizado, justo y confiable. Y esta capacidad se deriva directamente de otra: la de crear instituciones y formas de comportamiento de los actores que toman decisiones en todos los niveles (tanto “macro” como “micro”), de modo que hagan sinergias para cumplir propósitos colectivos y satisfacer, a la vez, sus propios intereses sin conflictos graves.

Entre los arreglos institucionales más importantes están la formulación (y arraigo en la conciencia pública) de los derechos impersonales. Éstos son el instrumento básico para emparejar el terreno del juego. Cuando hay jugadores de primera, de segunda y de tercera, etcétera, es evidente que no se cumple el principio básico de equidad, que es fundamento de esos derechos. Los de primera estarán atentos a satisfacer su interés aprovechando el sistema de privilegios que permanecen cerrados para los demás, y estos últimos tendrán interés, siempre, por sacar las mejores ventajas posibles sin pagar los costos de cooperar con los demás dada la ausencia de reciprocidad. Un ejemplo elemental se puede encontrar en el sistema fiscal: los de arriba pagan más que todos los demás, pero evaden todo lo que pueden o tuercen las reglas para aportar lo menos posible; los del medio quedan cautivos y en manos de cobranzas ineficientes, injustas y hasta draconianas. Y los de abajo, la gran mayoría, simplemente evaden, hacen uso de los bienes públicos de mala calidad (recordemos los “diablitos de la luz”) como piso para sobrevivir, hostiles y hostilizados, sin interés alguno por integrarse y cohesionarse con el resto.

Así, triunfan la segmentación y el conflicto, y permanece ausente el sentimiento de pertenecer a lo mismo.

La historia económica demuestra que sin el Estado las condiciones favorables al desarrollo no se crean. Pero ¿qué es el Estado? Tampoco para esto hay respuesta fácil. Por lo pronto, no es el gobierno, pues éste es un resultado de aquél. El Estado es más que eso, es el conjunto de acuerdos que mantienen ligado a un país y que alcanzan una síntesis en la organización del poder político. En este poder residen la calidad de la representación, la naturaleza del derecho en sentido práctico, y la amplitud y calidad de las oportunidades que la patria da a sus hijos, por decirlo con cursilería declamatoria.

Ahí está el quid de la cuestión. Escindir Estado y mercado para explicar separadamente el desarrollo político y el económico es un sinsentido, como lo es la idea de que los mercados pueden funcionar solos. Son los sistemas de reglas, asumidas o impuestas, o parte y parte, y la coordinación social que producen, los que hacen que un país tenga un desempeño virtuoso, en mercados y Estados equilibrados desde abajo por los ciudadanos. No hay otra manera. Juzgue usted, lector, en dónde estamos.