Asunción, Paraguay, Domingo 30 de Marzo de 2008
El cambio que se viene en Itaipú...
Treinta y cinco años de impunidad, prebendas y entrega de la soberanía nacional están por terminar en Itaipú. Si triunfa el cambio, como todas las encuestas lo preanuncian, el feudo de Itaipú habrá dejado de existir. Como todo feudo, es dependiente de un poder central que, en este caso, está constituido por grandes empresas (la mayoría transnacionales) radicadas en el Brasil, pero que utilizan a Itamaraty como su principal sostén e instrumento de acción.
Fin de la impunidad.
Hoy los órganos de control del Brasil y del Paraguay no pueden asomarse siquiera a las puertas del feudo de Itaipú. Sus directivos –nombrados por los gobiernos de Brasil y Paraguay- no rinden cuenta a los representantes de sus pueblos ni a la Justicia. Actúan por sí y ante sí, acumulando inmensas fortunas, a semejanza de todo señor feudal, enriquecido gracias al esfuerzo de sus súbditos. Sus salarios generarían envidia de los más acaudalados y famosos señores feudales de la Edad Media, o a los ejecutivos mejor pagados del Primer Mundo. En el caso del director jurídico brasileño de Itaipú, João Bonifacio Cabral Filho –quien salió en defensa de los privilegios del feudo de Itaipú, de no cambiar nada— sus ingresos son iguales a 300.000 dólares/año, lo que explica claramente el porqué de su postura a favor del inmovilismo en el ente binacional.
Desde el 15 de agosto de 2008 –porque los paraguayos ya aprendimos a votar conscientemente— esta situación cambiará radicalmente. Una de las primeras medidas, cuando se inicie el cambio en serio en el Paraguay, será llamar a la Contraloría General de la República a que revise todas las cuentas pasadas y que también, en lo sucesivo, fiscalice todas las cuentas presentes y futuras. Que nunca más existan administradores que, cometiendo los peores delitos, permanezcan impunes. Con seguridad se planteará también la reducción de los salarios de sus principales ejecutivos, propios de un señor feudal antes que de austeros representantes de las repúblicas del Paraguay y Brasil, en las cuales millones de habitantes que sobreviven con menos de 1 dólar (G. 4.500) por día. Con seguridad se mantendrán y mejorarán, en cambio, los beneficios sociales a los trabajadores de Itaipú Binacional, como un ejemplo a imitar en otras instituciones públicas y privadas.
Precio justo por la hidroelectricidad paraguaya exportada.
En 1966 el Paraguay y el Brasil acordaron que se debía pagar un “justo precio” por la hidroelectricidad paraguaya exportada al Brasil, según el Acta de Foz de Yguazú, la base del tratado de Itaipú. Si existe un verdadero cambio en el Paraguay, esta será la primera cuestión que plantearán los representantes del pueblo paraguayo en Itaipú: retornar a la legalidad originaria del Tratado de Itaipú, del “justo precio”. Hay que acotar que no es el pueblo brasileño el que se beneficia con los irrisorios y extremadamente ridículos precios que paga el Brasil al Paraguay por cederle con exclusividad la totalidad de su energía. Son empresas transnacionales radicadas en el Brasil las principales beneficiarias por la energía hidroeléctrica paraguaya de bajo costo que luego es revendida a altas tarifas al consumidor brasileño.
¿Traerá inestabilidad el cambio que se viene? Para nada. Será la vuelta a la normalidad, a la institucionalidad. Ejercerán el control de Itaipú los legítimos representantes de los pueblos del Paraguay y del Brasil. Se habrá terminado con la absurda e inconveniente idea que Itaipú es un “feudo aparte”, un “ente supranacional” que no depende de nada ni nadie, aunque, como todo feudo, su dependencia real es con un centro de poder mayor, las grandes empresas transnacionales radicadas en el Brasil. Volviendo a su cauce natural, Itaipú mucho colaborará para la estabilidad y desarrollo de la región y el Paraguay. ¡Bienvenido sea el cambio! ¡Bienvenida sea la recuperación de la soberanía hidroeléctrica en Itaipú! ¡Votemos conscientemente por ella este 20 de abril!
http://www.abc.com.py/articulos.php?pid=402828
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