"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 25 de outubro de 2009

Nacionalismo boliviano torou o gás boliviano menos necessário na região?

¿De guerreros a plañideros sin gas?
Iván Arias Durán*

¡Fuera las transnacionales! Ni una molécula de gas a Chile! Nacionalización!” Consignas que el año 2003 se apoderaron de la ciudad de El Alto para poner fin a una política hidrocarburífera “neoliberal, vende patria, enajenadora y entreguista de los recursos naturales en favor de las transnacionales y los chilenos”. El país fue ganado a ese discurso y la “agenda de octubre” fue el norte que llevó a que el MAS gane las elecciones de diciembre del 2005 de forma contundente. Evo Morales cual reencarnación del Quijote que se enfrenta a los gigantes, procedió a espantar a las transnacionales y a nacionalizar toda la cadena petrolera. Bajo el grito de Dignidad!, los revolucionarios criogenizados resurgieron y encabezados por el presidente Evo, con militares incluidos, tomaron los campos gasíferos y refinerías. El jolgorio nacional llegó a dilatación diez y tuvo, en los alteños, como los parteros del proceso revolucionario concretado en el renacimiento de YPFB y decenas de empresas estatales. Casi nadie se atrevió a oponerse a semejante “medida patriótica”, Bolivia estaba enseñando al mundo que se puede poner de rodillas al imperio (expresado en Petrobras) y que comenzábamos el socialismo del siglo XXI. David, expresado en el resurgimiento indígena, había derrotado al Goliat neoliberal.

Han pasado apenas 3 años de aquello y los datos de la realidad objetiva muestran hacia dónde nos ha conducido semejante dosis de nacionalismo y dignidad orgásmica. Si antes de la vorágine revolucionaria, los países vecinos nos consideraban el centro energético de Sudamérica, hoy somos marginales: decenas de bases para recibir barcos metaneros se han instalado en las costas de Brasil, Chile, Argentina y Perú. Chile, que era dependiente del gas boliviano vía Argentina, esta semana acaba de instalar en Quintero, lugar donde los bolivianos planteamos hacerlo hace ocho años atrás, una enorme planta de gas natural que se abastece con materia prima del Caribe para satisfacer su mercado interno y que, fíjense la ironía, ahora está por convertir a Chile en exportador de gas a la Argentina. Así, Chile hoy nos saca la lengua y (pre)ocupada por las revoltosas medidas bolivianas optaron por distraer, tierna y maternalmente a nuestro Presidente con una agenda de 11 puntos y mientras capitales mixtos aportaban más de mil millones para su independencia energética. Por su parte Brasil, nos seguirá comprando gas, en realidad es hoy el único comprador serio, pero ya no con la misma desesperación de antes, porque haciendo de tripas corazón optaron por bailar la samba de la indiferencia y cual padre comprensivo hacia el hijo díscolo, Lula le demostró que es mejor trabajar en vez de hablar y hoy los cariocas, gracias a millonarias inversiones, han descubierto enormes reservas de gas que les garantiza su independencia energética y los convertirán en exportadores. Perú que antes de nuestra ola revolucionaria sólo tenía 8 TCF, hoy está por encima de los 18 e instalando una plata de LNG en el Pacífico. En resumen, el otrora indispensable gas boliviano hoy es secundario, y de actores estelares en el exclusivo show de los energéticos, hemos pasado a ser actores extras de quinta. Nuestra opción de ser dobles de Chávez nos ha conducido a que nos convirtamos en importadores de gasolina y GLP.

En este contexto los guerreros del gas (los alteños) que ahora reclaman por la disminución de los ingresos de IDH y Coparticipación en las cuentas municipales y, por lo tanto, en la afectación en obras de inversión social, tienen que asumir las consecuencias de su equivocada guerra y saber que en ella está la base de su fracaso, de nuestro fracaso. Porque, una vez más, mientras Bolivia danza, el mundo avanza. Estamos empezando a pagar el costo de las victorias pírricas y de la irresponsabilidad discursiva. La guerra del gas nos está dejando sin ingresos ni gas. Si los municipios, prefecturas y universidades no están recibiendo más recursos, no es sólo porque el Gobierno se esté quedando con los dólares en sus cajas, sino que, fundamentalmente, nuestras ventas de gas están bajando y los precios del mismo se están depreciando. Qué fácil es ser dirigente de plaza y rifarse el futuro de la patria por fijaciones ideológicas. Y ahora ¿a quién le echamos la culpa?

*Iván Arias Durán
es ciudadano de la República de Bolivia, miembro de columnistas.net

http://www.la-razon.com/versiones/20091025_006891/nota_246_899902.htm

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