Espías para Cuba se declaran culpables
El Universal
Sábado 21 de noviembre de 2009
WASHINGTON (AP).— Un trabajador retirado del Departamento de Estado y su esposa, acusados de participar en un complot de tres décadas a fin de espiar para Cuba, se han declarado culpables en una corte federal.
Walter Kendall Myers, de 72 años, y su esposa Gwendolyn, de 71, fueron descubiertos en una operación encubierta del FBI, arrestados en junio y retenidos sin derecho a fianza.
El juez de distrito federal Reggie Walton aceptó las declaraciones de culpabilidad ayer por la tarde.
Walter Myers se declaró culpable de planear la comisión de un acto de espionaje y de fraude por medios electrónicos, y accedió a pasar en prisión el resto de su vida.
Su esposa se declaró culpable del cargo menor de participar en un complot para recabar y transmitir información de defensa nacional, y acordó cumplir una condena de entre seis y siete años y medio en prisión. Ambos accedieron además a cooperar plenamente con los investigadores.
Poco antes, un documento del Departamento de Justicia señaló que Walter Kendall admitiría que él era conocido como el “agente 202” y que junto con Gwendolyn comenzó a conspirar en 1979 para proveer información de seguridad nacional al gobierno de Cuba. La pareja se casó tres años después.
Un segundo documento anticipó que Gwendolyn, conocida como “agente 123”, planeaba declararse culpable de conspirar para compilar y transmitir información de seguridad nacional. Las autoridades estadounidenses dicen que los Myers entregaron secretos a agentes cubanos en los últimos 30 años usando un radio de onda corta, intercambiando cartas en una tienda de víveres y en al menos un encuentro cara a cara con el entonces presidente cubano Fidel Castro, en La Habana.
Operativo del FBI
Una evidencia clave en el caso provino de una operación encubierta en la que un agente del FBI se acercó a Myers en la calle, el día del cumpleaños del acusado, el 15 de abril. El agente le dio a Kendall un puro, le dijo que conocía a su contacto cubano y le pidió que se encontrase con él más tarde. El plan dio resultado y los Myers se reunieron con el agente tres veces en hoteles en Washington en las dos semanas siguientes. El FBI grabó secretamente los encuentros, en los cuales, asegura, la pareja hizo numerosas declaraciones incriminatorias sobre sus actividades de espionaje.
En una de esas sesiones, Gwendolyn Myers presuntamente propuso al agente del FBI que su esposo podría ser instructor en una academia cubana de espionaje.
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