Las locuras fiscales de la India
by Mira Kamdar
NUEVA DELHI -- El nuevo presupuesto de la India para 2008-2009 refleja menos la salud financiera actual del país que la irresistible tendencia de los gobiernos indios a usar el presupuesto nacional como un arma preelectoral. Año con año la India lucha por conciliar lo irreconciliable: estimular el crecimiento económico y la inversión, aliviar la pobreza endémica y alimentar su voraz apetito militar. El gobierno quiere que se note que le interesa el “aam aadmi”, el hombre común (que vota), y satisfacer al mismo tiempo las necesidades de los empresarios (que mantienen funcionando la economía).
En efecto, el nuevo presupuesto es una bonanza preelectoral para los votantes clave: disminución de impuestos para la clase media e incentivos para las grandes corporaciones del país. Para todos alcanza, incluyendo los 15 mil millones de dólares en exenciones crediticias para los pequeños agricultores.
A pesar de toda la atención que ha suscitado en años recientes la revolución de la producción minorista de la India, su destreza en el área de la tecnología de la información y la expansión de los sectores manufactureros, la agricultura, de la que depende directamente el 70% de la población, está en crisis. El crecimiento agrícola de la India disminuyó de un mediocre 3.8% a un todavía más raquítico 2.6% el año pasado.
El nivel de los mantos freáticos está bajando en las zonas donde los campesinos tienen la suerte de contar con pozos, y las lluvias se han vuelto cada vez más impredecibles. La agricultura de subsistencia tradicional de cereales, frutas y verduras está cediendo su lugar a los cultivos comerciales y a monocultivos que dependen de insumos de precios elevados que los pequeños agricultores no pueden pagar y de agua que no pueden obtener. Los campesinos piden créditos a prestamistas privados usureros. Al no poder pagar sus préstamos, se suicidan.
Los suicidios de campesinos en la India no han cesado en la última década, un período en el que se habló mucho del rápido crecimiento. Estas más de 100,000 muertes son una denuncia trágica del “milagro” económico de la India y una vergüenza para un gobierno ansioso de promover la imagen de una potencia económica y militar mundial en crecimiento.
A pesar de sus buenas intenciones, el esquema de generosas condonaciones de deuda del nuevo presupuesto no ayudará a los campesinos que más asistencia necesitan: el 80% de los campesinos de la India no tienen acceso al crédito formal, y lo que se va a perdonar son las deudas bancarias. Además, dado que los campesinos que no tienen acceso al crédito formal tendrán menos incentivos para pagar sus deudas, los bancos serán más renuentes a prestarles.
Una política para ampliar los esquemas legítimos de micro créditos y castigar a los prestamistas ilegales, por no decir la promoción de prácticas agrícolas sostenibles que requieren insumos menos costosos (y menos peligrosos para el medio ambiente), serviría mucho más para ayudar a los campesinos más pobres de la India que esta medida onerosa y equivocada.
El nuevo presupuesto, que reconoce la aguda crisis de agua del país, también prevé más recursos para ampliar la irrigación. La generalidad de los campesinos indios se beneficiarían de un mayor acceso a la irrigación, pero si eso significa construir más presas mal proyectadas y emprender proyectos a gran escala, el resultado será más agua para la agricultura industrial, más daño al medio ambiente lesionado de la India y pocas mejoras para los campesinos pobres. La expansión agresiva de técnicas de irrigación de bajo costo y alto impacto que ya han demostrado su efectividad ayudaría más a los campesinos de pequeña escala.
También es probable que el nuevo presupuesto haga poco para mejorar los pobres sistemas educativo y de atención primaria a la salud. Es cierto que el gasto en estas dos áreas críticas aumentará espectacularmente (en un 20% en el caso de la educación y en un 15% en el de la atención a la salud). Pero como estos rubros representan una proporción insignificante del presupuesto de la India, el gasto total seguirá siendo bajo, sobre todo en relación con las necesidades.
Mientras tanto, la tajada del león del nuevo presupuesto, el 63%, se la llevan el ejército, la policía, la administración y el servicio de la deuda. El gasto de defensa del país alcanzará un nuevo récord de 26.5 mil millones de dólares, a medida que el cuarto mayor ejército del mundo emprende un esfuerzo agresivo para modernizar sus capacidades ante el deterioro de la situación en Pakistán y la expansión militar de China.
Después de haber obtenido malos resultados en varias elecciones estatales recientes, el gobernante Partido del Congreso apuesta a que el nuevo presupuesto cambie la opinión de los electores en su favor en caso de que las elecciones nacionales, previstas actualmente para abril de 2009, se adelanten a este próximo otoño. No se ha olvidado la lección de las elecciones de 2004, cuando los electores pobres, hartos de las políticas y lemas de la “India resplandeciente” del gobierno previo encabezado por el Partido Bharatiya Janata, lo sacaron del poder.
Pero la estrategia de adoptar políticas “favorables a los pobres” que producen pocos resultados reales podría ser contraproducente. Los electores pobres podrían no asociar la generosidad con el gobierno encabezado por el Partido del Congreso en Nueva Delhi sino con los gobiernos estatales que son los que de hecho reparten los beneficios. Además, nada indica que la ayuda gubernamental prevista en el presupuesto vaya a llegar a quienes la necesitan con una mayor eficiencia que hasta ahora.
Es concebible que Mayawati Kumari, la autonombrada “diosa” de los pobres, cuyo partido, el Bahujan Samaj basado en las castas bajas, llegó al poder con una clara mayoría en Uttar Pradesh, pudiera ser la mayor ganadora de una elección adelantada. Ello representaría una revolución en la política de la India, pero difícilmente es el resultado que agradaría a los defensores de las reformas de mercado impulsadas por las empresas.
Queda por ver si un gobierno más populista podría apartarse radicalmente de las erróneas políticas fiscales de la India y crear un entorno favorable para una mejora espectacular de la vergonzosamente pobre infraestructura humana y física del país –lo que daría a la economía un impulso sólido a largo plazo.
Mira Kamdar, autora de Planet India: The Turbulent Rise of the Largest Democracy, es actualmente miembro de la Asia Society.
http://www.project-syndicate.org/print_commentary/kamdar3/Spanish
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