"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 12 de agosto de 2007

Chile: a Líbia da América Latina? Uma ameaça real?

Chile ha roto el equilibrio militar y es una amenaza para sus vecinos

Investigador del Consejo de Asuntos Hemisféricos desnuda obsesión del militarismo chileno

Este es el resumen de un informe del investigador chileno Alex Sánchez, preparado para el Consejo de Asuntos Hemisféricos (COHA), un centro latinoamericanista que tiene su sede en Washington, por el cual desnuda la obsesión cuasi enfermiza de los militares chilenos para apertrecharse de armamentos y equipos sin tener una amenaza cercana y convertirse más bien en un potencial agresor de sus vecinos inmediatos, como son Perú, Bolivia y Argentina. A continuación el texto respectivo.

Alex Sánchez (*)

Pese a que Chile no está envuelto en un conflicto con otro Estado desde la Guerra del Pacífico a fines del siglo XIX, los militares chilenos realizan agresivas compras de armas en estos últimos años. Es largamente conocida su aspiración de contar con una fuerza militar semiautónoma. Chile, en estos últimos años, ha gastado centenares de millones de dólares para aumentar sus fuerzas armadas, transformándolas en el centro militar más poderoso del subcontinente.

Desde un punto de vista práctico, Chile no tiene al frente ninguna amenaza militar externa concebible. La amplia gama de compras militares en los últimos años demuestra que las administraciones socialistas -dirigidas anteriormente por Ricardo Lagos y la actual de la presidenta Michelle Bachelet-, pese a toda su retórica izquierdista, son renuentes a enfrentar los excesos del establishment militar para determinar cómo gastar su presupuesto y más bien lo satisface.

Tarjeta de crédito de cobre

Desde el año 2000, los militares chilenos han ido en un derroche de compras, gastando $2.8 mil millones por equipos bélicos, con el pretexto de modernizar sus obsoletos y viejos equipos. Las compras, que han producido expresiones de alarma en sus vecinos Argentina, Perú y Bolivia, incluyen 10 aviones de guerra Lockheed Martin F-16, adquiridos de los Estados Unidos; 18 aviones de combate similares Lockheed Martin F-16, de segunda mano, de los Países Bajos; de fragatas, de dos submarinos y de 118 tanques del Leopard II A4 de Alemania.

El 31 de enero de 2006, se informó que Chile había intentado previamente su compra de F-16s en el 2002 al acabar la interdicción de 20 años impuesto por Estados Unidos a la exportación de armamento de alta tecnología a América latina.

Los F-16s no están equipados- al menos no se informó oficialmente con los avanzados misiles aire-aire en concordancia con una política norteamericana opuesta a introducir nueva tecnología militar a la región. Las autoridades, sin embargo, no revelaron el nombre del fabricante ni el tipo de misiles que los aviones llevarían. También, hubo rumores de que Chile (además de las Filipinas, de México y del Paraguay), expresó su interés en comprar los aviones de combate de F-5E de Taiwan.

En relación a su Armada, Chile compró ocho fragatas de Holanda y de Gran Bretaña (cuatro de cada uno). El 1 de agosto, hubo una ceremonia en Valparaíso en la que la Armada chilena tomó oficialmente el comando de la fragata holandesa bajo el nombre de Almirante Riveros. Allí en la ceremonia estaban los funcionarios más importantes como el ministro chileno José Goñi Carrasco, el comandante de la Armada, el almirante Rodolfo Codina Díaz y el comandante de la Armada Real de Holanda, vicealmirante Jan Willem Kelder. Las tres fragatas holandesas restantes, en proceso de modernización actualmente, son el Blanco Encalada, Almirante Latorre y Capitán Prat.

Misiles "Harpon"

Según informes, el Almirante Riveros, bajo el control del capitán Ronald McIntyre Astorga, capaz de llegar a los 30 nudos, es aprovisionada por una mezcla de gas y de diesel como combustible y está equipada de misiles "Harpon" superficie- superficie y suelo -aire.

La Armada chilena también compró las fragatas de la Marina Real Británica, la primera, HMS Sheffield, renombrada como ahora Almirante Williams. Santiago espera la entrega de las otras tres, el futuro Cochrane, Lynch y Condell. Además, está contando con la entrega de dos nuevos submarinos Scorpene, construidos por un consorcio Español-Francés.

Santiago también anunció sus intenciones de comprar 118 tanques Leopard, hechos en Alemania. El ministro de Defensa anterior, Jaime Ravinet, dijo que las fuerzas armadas chilenas pronto reemplazarían las "viejas unidades de los años de la guerra de Corea".

El ministerio no divulgó el valor total de la compra de tanques, pero el diario El Mercurio estimó el precio en $100 millones. Después de que lleguen los nuevos tanques, el Ejército chileno tendrá un total de unos 300 tanques, según el periódico. Finalmente, el ejército chileno compró alrededor de 100 jeeps Humvee, que serán utilizados para funciones de reconocimiento, para uso general y de exploración.

El comandante general de la Armada Chilena, almirante Rodolfo Codina, dijo que las fragatas eran necesarias porque las viejas unidades "eran obsoletas y tenían problemas logísticos debido a la carencia de piezas y repuesto por su muy antigua tecnología". El 29 de junio, el comandante en jefe del Ejército chileno, general Oscar Izurieta, viajó a Alemania para supervisar la transferencia de los Leopard.

Las autoridades chilenas insisten en que los aviones de combate, los tanques, las fragatas y los submarinos recientemente comprados eran simples reemplazos del material obsoleto, y no se deben considerar como representación de ninguna clase de desafío de los militares.

Ley del Cobre

Debido a la famosa Ley Reservada del Cobre puesta en ejecución en 1958 y más adelante enmendada durante el régimen militar de Augusto Pinochet, las fuerzas armadas se conceden automáticamente el diez por ciento fijo de los excedentes en las ganancias de la exportación de la compañía de cobre, propiedad del gobierno, Corporación Nacional del Cobre de Chile (Codelco), el productor de cobre más grande del mundo, con una salida anual de alrededor de 1.8 millones de toneladas métricas (dos millones de toneladas).

Como resultado de la reciente subida espectacular de los precios de cobre, estas ganancias ahora se han traducido en un enorme poder adquisitivo para las fuerzas armadas chilenas.

El estatuto de la Ley del Cobre ha estado en los libros por décadas, pero fue revisado durante la dictadura de Pinochet y no se ha enmendado más, puesto que el régimen civil fue restaurado recién en 1990.

El 7 de enero de 2007, un artículo en The New York Times explicó que los "precios del cobre, exportación principal de Chile, dieron al gobierno una ganancia inesperada de billones de dólares, pero también ha producido efectos secundarios inesperados en su economía que ha fijado la discusión política sobre cómo utilizar el dinero".

El artículo anota que este incremento en el precio se debe en gran parte por la demanda aparentemente insaciable por los metales de todas las clases de China que ha cuadruplicado a partir del 2003 al 2006, y alcanzó niveles récord a mediados del año antes de caer a apenas por debajo de $3 por libra al final del año. (...)

Ese aumento ha ayudado a Chile a construir sus reservas extranjeras y reforzar el superávit en el presupuesto, que alternadamente han sido factores dominantes en la subida del valor del peso sobre el dólar. El precio de cobre medio diario para la primera mitad de 2007 estaba sobre los US$ 3.06 por libra en el intercambio del metal de Londres, 11.5 por ciento más alta que la figura correspondiente en el 2006. (...)

Sin una próspera industria de cobre, no deteriorada por paros de trabajo crónicos, los militares no tendrían el enorme presupuesto a su disposición para reemplazar anualmente equipos que están lejos de ser necesarios para la supervivencia de la nación.

(*) Investigación preparada para el Consejo de Asuntos Hemisféricos (COHA) con sede en Washington (EE.UU.)

http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LRespecial01&td=12&tm=08&ta=2007

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