"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 17 de maio de 2009

O Homem de Obama para América Latina

Arturo Valenzuela, el hombre fuerte en las relaciones de la Casa Blanca con Latinoamérica:
Metodista, transversal y progresista: así es el chileno más influyente del gobierno de Obama
Hijo de un obispo fundador de la Iglesia Metodista de Chile y de una pionera en hipnosis clínica, estudió teología por hobby, pero se inclinó por las ciencias políticas. Allendista en su juventud y defensor de las ideas de Luther King, vivió en Concepción hasta los 16 años, cuando el terremoto de 1960 destruyó su liceo y los padres lo enviaron a Estados Unidos a hacer su enseñanza media.Desde allá cultivó amistad con los líderes de la oposición a Pinochet, desde Ricardo Lagos Escobar hasta Enrique Correa, y se ganó la confianza de los Clinton.
ANDREA SIERRA y MATÍAS BAKIT
"Será un desafío grande. (...) Veré cómo buscar las fortalezas que nos entrega Dios para cumplir con sabiduría esta no fácil tarea". El e-mail enviado por Arturo Valenzuela Bowie (65) a su hermana Flor el miércoles recién pasado, tras convertirse en el chileno más influyente del gobierno de Barack Obama, revela parte esencial de su personalidad.
Marcado por una familia cristiana -su padre, Raimundo, llegó a ser Obispo Emérito de la Iglesia Metodista en Chile, y su madre, Dorothy Bowie, misionera-, Valenzuela fue el único de los cinco hermanos biológicos (Flor es hija adoptiva) que además de su profesión (es cientista político) se interesó en estudiar teología.
De hecho, hasta los 16 años, cuando dejó Chile, era normal verlo cada domingo en la Iglesia Metodista de Concepción, en Colo-Colo con Carrera, acompañando a sus padres en los cultos matutinos.
Llegaban en un Ford antiguo, que fue el regalo familiar de un tío. Porque en la casa de los Valenzuela Bowie no había espacio para los lujos. "La tenida de domingo, y nada más", cuenta Flor.
También era común que cada cinco años viajaran todos a Estados Unidos y se quedaran un año allá, como parte de las obligaciones eclesiásticas de la familia. Ello, sumado a la nacionalidad de su madre y a los contactos familiares, lo llevaron a hablar inglés fluido desde chico. Aprendió francés en el Charles de Gaulle de Concepción, donde hizo su enseñanza básica antes de matricularse en el liceo Enrique Molina.
Allí estaba cuando el terremoto de 1960 dio un vuelco a su vida.
Dado que el liceo se derrumbó producto del sismo, la familia tomó la decisión de enviar a Estados Unidos a Arturo y a su hermano David para que hicieran su enseñanza media, cuenta su otro hermano, Samuel, en un e-mail a "El Mercurio".
Y así fue.
El propio Arturo Valenzuela ha comentado que luego de ese primer viaje sólo volvió a Chile una vez en ocho años y por tres semanas. "Me comunicaba con mis padres por carta, porque las llamadas por teléfono eran muy caras", ha dicho a cercanos.
Pro Allende y las marchas por Luther King
En plenas elecciones presidenciales a principios de los '70, en la casa de los Valenzuela Bowie la adhesión era por Allende. "Eran pro Allende, porque querían un mayor equilibrio de la riqueza, pero no en un sentido partidista", cuenta Flor.
Y de hecho, el padre, Raimundo, fue el representante de la Iglesia Metodista en el primer Tedeum del gobierno de la Unidad Popular. Y no se quedó sólo en eso. "Asistió en la tarea de alimentar a las personas que tomaron refugio en las embajadas, reclamó contra los arrestos (...) y encontró la manera de asistir a quienes debieron salir del país", dice la página web de la Fundación de Ayuda Social de las Iglesias Cristianas (Fasic).
Mientras, en Estados Unidos, Arturo adhería con fuerza a las ideas de Martin Luther King y era común que participara en marchas y protestas. En esa época conoció a su primera esposa -es casado tres veces-, con quien tuvo dos hijos.
En 1974, tres años después de graduarse, ya dictaba cátedras. Y en ese tiempo, cuando estaba en la Duke University, le presentaron a un joven político chileno que estaba en Estados Unidos dictando clases en la Universidad de Carolina del Norte y que 26 años después sería Presidente de Chile: Ricardo Lagos Escobar.
"Conocí en ese tiempo a su hermano Samuel (sociólogo de la Universidad de Notre Dame en Estados Unidos), quien debió salir al extranjero, pues corría peligro por la dictadura", comenta el ex Mandatario a "El Mercurio".
Como parte del National Democratic Institute, al cual se integró por afinidad política, el cientista "fue muy colaborador en la lucha contra la dictadura. Por interés propio, quiso vincularse con la oposición, y terminó siendo amigo de los líderes de la futura democracia", recuerda Enrique Correa. Y agrega que incluso el chileno-americano participó en algunas conversaciones del Grupo de Estudios Constitucionales, más conocido como el grupo de los 24, liderado por Edgardo Boeninger.
Por esos años lanzó su libro "El quiebre de los regímenes democráticos: Chile", publicado en 1978, y que no sólo le abrió paso entre los grupos opositores chilenos, sino que le granjeó el respeto en círculos que adherían a Pinochet.
"Ahí los ojos de los influyentes se posaron sobre él, porque es prácticamente el primer libro en decir que el fracaso del gobierno de Allende tiene que ver con el sistema presidencialista", explica Andrés Allamand, otro amigo de quien se convertirá en el nuevo hombre fuerte de América Latina en la Casa Blanca, una vez que el Senado lo confirme.
Haciendo política en Chile con Lagos
Pero la vida política de Valenzuela no quedó sólo en ideas.
"Recuerdo una vez que me acompañó, en una fría tarde de agosto de 1987, a realizar propaganda en Renca cuando yo dirigía el Comité de Izquierda por Elecciones Libres. Terminamos en una pequeña reunión con personas en su mayoría comunistas. Comencé a explicarles por qué podíamos ganar (el plebiscito del 89) si nos organizábamos e inscribíamos en los registros electorales. Los dirigentes del PC no estaban de acuerdo con esta estrategia, pero para sorpresa mía y de Arturo, la base del PC se manifestó a favor nuestro. Ahí comencé a pensar que íbamos a derrotar a Pinochet", recuerda Ricardo Lagos Escobar.
Ya a principios de los '90, Valenzuela tenía una amplia red de amigos entre los líderes del nuevo gobierno chileno: Eugenio Tironi y Alejandro Foxley se sumaban a la lista. Mientras, en Estados Unidos continuaba su ascendente carrera.
Cambio de roles: hoy es apoderado de su madre
En 1993, respaldado por el respeto que ya había ganado al interior del Partido Demócrata, fue llamado por Bill Clinton para ser el segundo hombre a cargo de América Latina en el Departamento de Estado, donde estuvo hasta 1996. Al año siguiente, fue nombrado asistente para Asuntos Interamericanos del Consejo de Seguridad Nacional, con sede en la mismísima Casa Blanca.
Pese a sus altas obligaciones, el chileno mantuvo contacto con su país natal e intentó hacer espacio en su apretada agenda para viajar a Santiago y visitar a su familia. Aún así, dice Correa, "es muy americano. Se apasiona por todo lo que pasa en Estados Unidos. De hecho, fue tenaz opositor al gobierno de Bush".
Para el ex canciller Ignacio Walker, Valenzuela es el hombre que más calza con las políticas sobre América Latina de Barack Obama. "Sus intereses son transversales. Es muy funcional a la política del nuevo Presidente, en la que no hay dogmas y está la idea de hacer borrón y cuenta nueva".
Coincide Andrés Allamand. "Conoce América Latina como la palma de su mano. Uno podría decir que conoce México, Brasil y otros países al centímetro y Chile al milímetro... Si tuviera que definirlo en una frase, diría que él, en cualquier capital latinoamericana, sabe cuáles son los cuatro o cinco telefonazos clave que hay que hacer para saber exactamente qué está pasando y hacia dónde se están moviendo las tendencias".
Pero sus responsabilidades van más allá. De niño siempre sus padres le inculcaron que, como primogénito, tendría que hacerse cargo de sus hermanos en caso de que ellos faltaran. Y era tanto el temor a sufrir un accidente, que durante años sus progenitores viajaron a Estados Unidos en vuelos separados para asegurarse de que uno de los dos sobreviviera para mantener a los seis niños. Pero nada de eso ocurrió. Su padre falleció el año pasado, a los 92 años, y Arturo asumió la labor de cuidar a su madre. Enferma de Alzheimer e internada en una institución metodista, él es su apoderado, y semanalmente viaja la hora que los separa en auto, sólo para verla.
Hasta que ella tuvo salud, su mayor alegría fue Arturo, quien la invitó a la cena de fin de gobierno de Bill Clinton, donde le presentó al Presidente y a Hillary. "Estaba muy orgullosa de lo que había logrado su hijo", cuenta Sebastián Castro, director del Instituto Milton Eriksson, lugar donde Dorothy Bowie trabajó durante más de una década.
Pero para Arturo, la mayor pena es precisamente ésa: no poder celebrar con ella este nuevo camino, donde espera liderar una etapa inédita en las relaciones de Estados Unidos y América Latina, con Chile en un lugar muy especial.
Ignacio Walker: "Sus intereses son transversales. Por eso Hillary y Obama lo escogieron. Es muy funcional a la política del nuevo Presidente, en la que no hay dogmas y está la idea de hacer borrón y cuenta nueva".
Andrés Allamand: "Conoce América Latina como la palma de su mano. Conoce México, Brasil y otros países al centímetro y Chile al milímetro...".
Enrique Correa: "Fue muy colaborador en la lucha contra la dictadura. Por interés propio, quiso vincularse con la oposición y terminó siendo amigo de los líderes de la futura democracia".
Raimundo Valenzuela y Dorothy Bowie
Padres pioneros
Cuando en la Iglesia Metodista de Chile se enteraron de la nominación de Arturo Valenzuela, muchos se emocionaron.
Y es que la familia del académico es parte fundamental en la historia de esta institución.
Cuando, en septiembre de 2008, el padre de Arturo, Raimundo, murió a los 92 años, varias páginas web de los metodistas, tanto a nivel nacional como internacional, constataron la noticia con pesar. Raimundo Valenzuela Arms, nacido en Temuco, en 1916, fue el precursor de la independencia de la de la Iglesia Metodista de Chile –antes dependiente de Estados Unidos- y el primer obispo que tuvo ésta como entidad independiente.
Pese a que vivió toda su juventud en Estados Unidos –donde se casó con Dorothy Bowie-, Valenzuela hizo su carrera pastoral en su país natal, donde ayudó a formar los cimientos de las primeras iglesias metodistas de la Octava Región.
En 1974, Valenzuela dejaría el obispado para dedicarse a hacer clases de teología en las escuelas de su creencia. Luego de su jubilación, en 1986, dividió su tiempo entre Chile y la Universidad de Duke. En esos años escribió dos libros sobre la historia de la Iglesia Metodista de Chile. Dorothy Bowie siempre acompañó a su esposo en la actividad pastoral. Pero, inquieta y generosa como era, decidió hacer un aporte propio a las sociedad chilena.
En 1986 aprovechó su experiencia en Estados Unidos para dar a conocer en Chile un enfoque de la psicoterapia que, hasta ese momento, era absolutamente desconocida. La hipnosis clínica. "Dottie", como le decían sus compañeros de trabajo, solía ir a Estados Unidos para luego volver con ideas frescas sobre el tema. En esos años decidió, junto con algunos colegas, fundar el capítulo chileno del Milton Eriksson Institute, que se dedica a la difusión de la psicoterapia. Incluso facilitó el viaje de sus socios a Arizona, a la sede principal del centro.
Dorothy se retiró en 2000 para irse a vivir a Estados Unidos. Viajó a Chile hasta que su alzheimer se lo permitió.

http://diario.elmercurio.com/2009/05/17/reportajes/_portada/noticias/C473E023-2F47-41B1-8A6E-A873A657233C.htm?id={C473E023-2F47-41B1-8A6E-A873A657233C}

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