"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 22 de junho de 2008

UE sem a Irlanda, ou Logo um dinamarquês!

Irlanda debe partir
by Uffe Ellemann-Jensen

Copenhague – Irlanda debería hacerle un favor al resto de Europa y retirarse de la Unión Europea. Esa parece ser la única solución realista a la situación creada por el “No” irlandés al Tratado de Lisboa. Los irlandeses se han creado un problema, pero no tienen por qué ser un problema para los demás.

Sería una pena el que la familia de la UE perdiera al alegre pueblo de la Isla Esmeralda. Pero sería incluso más triste si, debido al “No” irlandés, los beneficios de la integración europea que hicieron posible la prosperidad de los irlandeses fueran negados a otros pueblos que los merecen tanto como ellos.

La ampliación de la UE no puede continuar sin los muchos elementos prácticos y pragmáticos que contiene el Tratado de Lisboa. Y el proceso de ampliación es la empresa más importante que haya llevado a cabo la UE, incluida la creación del euro.

La Unión ya ha integrado a países que requieren mucha atención, y otros están llamando a la puerta. Quieren ponerse al día con aquellos que prosperaron en libertad durante la Guerra Fría y, en toda justicia, se les debería dar esa oportunidad. Más aún, la ampliación se debe considerar como un elemento importante de la política de seguridad europea, ayudando a que los países que se han democratizado recientemente aseguren su estabilidad interna y dándoles la fuerza necesaria para enfrentar las presiones externas.

Es una lástima el que los irlandeses y sus socios no hayan aprendido la lección del rechazo por parte de Irlanda del Tratado de Niza hace siete años. Entonces como ahora, sólo una pequeña parte de los votantes se tomó la molestia de votar, y apenas un 54% de quienes participaron, al igual que ahora, lo hizo por el “no”. Un año más tarde, un nuevo referendo aprobó el Tratado de Niza, después de que quedara en evidencia que la calidad de Irlanda como miembro de la UE estaba en juego.

La lamentable tradición irlandesa de realizar referendos para todo debería haberse revisado tras esa triste experiencia, pero no fue así. Ahora la UE de nuevo queda entrampada por el embrollo irlandés, pero esta vez es difícil ver una manera de hacer un segundo referendo. Renegociar el tratado está fuera de discusión, ya que hacerlo abriría una Caja de Pandora de exigencias de todos los demás miembros. Así las cosas, el problema queda en el terreno de Irlanda, y ellos son quienes deben encontrarle una solución.

No puedo sino recordar la situación del verano de 1992, cuando una estrecha mayoría de votantes daneses rechazó el Tratado de Maastricht. En ese entonces había 12 miembros en lo que todavía se llamaba la Comunidad Europea. Tras ese resultado, se les dijo a los daneses en términos muy claros que de un modo u otro el país tendría que dejar la familia de la UE si no encontraba una solución al entuerto. Como ministro de relaciones exteriores de Dinamarca de esa época, pude obtener algunas opciones de exclusión de las directivas de la UE, y entonces se celebró un segundo referendo. El resultado fue un “Sí” al Tratado de Maastricht. . Desde entonces, los daneses hemos estado limitados por estas exclusiones.

Nuestros socios europeos no pudieron expulsarnos en junio de 1992, pero los otros 11 pudieron crear su propia CE 11, y nos podrían haber dejado solos en la cáscara vacía de una CE 12. Sin embargo, esta vez parece muy difícil ver cómo los demás podrían acordar la creación de una UE 26 y, al mismo tiempo, aislar a Irlanda en una UE 27, aunque esa sería una solución razonable. Por eso, los irlandeses deberían mostrar magnanimidad y decirles a los demás que prosigan su camino sin ellos.

Los irlandeses han sido un buen ejemplo para los nuevos estados miembros. Cuando Irlanda se unió a la CE en 1972, era un país tan pobre que muchos temieron que iba a ser una carga para los demás miembros. Nunca lo fue. Por el contrario, en un periodo de tiempo sorprendentemente breve los irlandeses demostraron cómo un país pequeño y decidido podía usar la integración europea para llegar a ser uno de los países más ricos de Europa en términos de poder de compra per cápita.

De hecho, Irlanda se ha convertido en un brillante ejemplo para los países que se esfuerzan en alcanzar los niveles del resto de Europa. Por eso será una pérdida decir adiós a los irlandeses y es tan trágico su frívolo rechazo al Tratado de Lisboa.

Sin embargo, Europa debe seguir su camino, y ahora depende de los líderes de Irlanda el que eso sea posible.

Uffe Ellemann-Jensen, fue ministro de relaciones exteriores de Dinamarca.

http://www.project-syndicate.org/print_commentary/ellemanjensen16/Spanish

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