"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 10 de junho de 2007

O mundo é sempre igual, sempre repetitivo!

A reportagem abaixo saiu no jornal Clarín da Argentina neste domingo. A reportagem fala sobre a questão do cavalheirismo nos tempos contemporâneos, como ele foi modificado. Cada época tem sua etiqueta, e hoje quem for cavalheiro demais será mais bobo do que galanteador.


Caballeros siglo XXI: no pagan la cuenta, pero ceden el paso



Aunque los tiempos han cambiado, una encuesta reveló que muchas actitudes de galantería sobreviven. Las mujeres las valoran y dicen que no se contraponen a la conquista de la igualdad de género.

Mariana Iglesias

Les cuesta sacar la billetera en la primera salida. Tampoco les sale el piropo fácil ante una prenda o un corte de pelo nuevo. Y ni hablar de acercarle la silla para que ella se siente. Lejos de la galantería, los caballeros del siglo XXI dejaron de lado actitudes casi obligadas de otros tiempos. Así las cosas, las mujeres se quejan de este aparente descuido de los hombres. Y ellos aseguran que esas acciones ya no son valoradas, y hasta temen ser tildados de anticuados.

Estos no son otros que los resultados de una encuesta muy reciente planteada con el objetivo de "conocer las actitudes de los hombres hacia las mujeres, en la era de la inmediatez, informalidad y límites difusos". El trabajo "Caballeros del siglo XXI" es de una agencia de publicidad, y participaron más de doscientos hombres y mujeres argentinos. A todos se les preguntó por situaciones relacionadas a actitudes que tienen que ver con lo que el imaginario colectivo entiende por "caballerosidad". Ocurre que "caballero" pasó de significar montar a caballo a una condición social y de comportamiento.

Según la investigación, hay una sola situación en la que hombres y mujeres acuerdan en un cien por ciento: si hay que levantar pesos pesados ellos las ayudan sin dudar. Una actitud que también persiste es la de ceder el paso.

Otras galanterías que sobreviven: servir primero la bebida y la comida a la mujer; prestarle el abrigo ante una baja imprevista de temperatura; cederles el paso y una sorpresa: el 70 % de los hombres dice que deja a la mujer caminar del lado de la pared, costumbre que viene de la época en que las aguas servidas caían de las casas o del barro que esparcían los carros.

Y no hay mucho más. Pedir la comida en un restaurante hoy es tarea compartida: 50/50. De hecho el 30 % de los hombres dice que la caballerosidad no pasa por ahí. Abrir la puerta del auto tampoco es algo que haga el 50 % de los hombres; lo mismo ocurre con darle la mano para subir o bajar un escalón. Sólo el 38 % admite decirle que el nuevo look la favorece. Y en cuanto acercarle la silla a la dama, lo hacer el 20 %.

Si bien el 78 % de los hombres dice que le cede el asiento en el colectivo, sólo el 45 % de las mujeres asegura qué le pasa. Y otra sorpresa, relacionada con las malas palabras. El 88 % de los hombres confiesa que las dice o dijo delante de una dama. Y el 20 % de ellas opina que eso no es parámetro de ser o no caballero.

Más allá de las preguntas puntuales, en la encuesta se pidió a hombres y mujeres que relaten ciertas vivencias. La mayoría de ellas admitieron que pagaron la primera salida con un hombre, aunque les parece que lo "más justo" es que paguen ellos. Las mujeres dijeron valorar las actitudes de caballero, pero "desde el respeto y la verdadera intención, no desde la obligación o de una actitud machista". Ellas aseguran que la caballerosidad es "como un estandarte en tiempos de falta de códigos y valores". Y también reconocen que muchas de estas actitudes desaparecen a medida que la relación de pareja avanza.

"Por su parte, los hombres dicen que las mujeres no valoran estas actitudes, y que los catalogan de anticuados", dice Eduardo Sallenave, al frente de la encuesta y director de Planeamiento Estratégico de la agencia de publicidad Draftfcby (Ver "La...").

"Vivimos experiencias que nos empiezan a hacer reflexionar sobre circunstancias que creíamos que sólo acarrearían beneficios. Una de ellas es la tan mentada igualdad entre el hombre y la mujer. No tenemos dudas sobre lo que se ganó, pero empezamos a ver lo que se perdió y sus consecuencias. Y justamente lo que se perdió es nada más y nada menos que lo que hace la diferencia entre un hombre y una mujer", explica Miriam Mazover, psicoanalista del Centro Dos.

"En la actualidad asistimos a una creciente desvalorización de la legalidad, de las normas; y a una preocupante dificultad para poner límites. Esto trae aparejado, en los distintos estratos de la sociedad un alto nivel de perjuicio; se nota en la convivencia diaria a través del malestar cotidiano, y en otras ocasiones, lamentablemente, con hechos más graves. Es momento, entonces de reflexionar acerca de la incidencia de la no diferencia entre hombre y mujer", dice Mazover.

Irene Meler, psicóloga y coordinadora del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, sostiene que si se aspira a la paridad social entre los géneros, el trato debe ser igualitario. "Sin embargo ¿aclara¿, existen algunos aspectos donde la conducta social de un hombre puede constituir un indicador veraz de sus actitudes profundas ante el trabajo, el amor y la familia. Pagar la primera cena es hoy una promesa de que la paridad no será confundida con una inversión de los papeles tradicionales".

Y dice más: "Muchas se decepcionan ante varones que no sólo ya no las protegen sino que adoptan actitudes pasivas e intentan depender de ellas. Quitarse el saco si el clima refresca de improviso no es un ritual vacío de sentido, sino la expresión del reconocimiento de las diferencias físicas que existen entre los sexos. Las mujeres son pares sociales de los hombres, pero siguen pesando menos y teniendo menos fuerza física. Por eso, ayudar a una mujer a subir un terreno empinado o abrigarla si tiene frío, no debe ser considerado como un signo de caballerosidad, sino de pura y simple adultez".


http://www.clarin.com/diario/2007/06/10/sociedad/s-04215.htm


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