"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 30 de agosto de 2009

Política externa dos EUA e América do Sul

30.08.2009Clarín.comOpinión

EE.UU. no considera a Chávez una amenaza a sus intereses vitales

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La preocupación de Washington es el "arco andino", marcado por la debilidad institucional, la movilización social y los altos niveles de pobreza.

Por: Jorge Castro-Analista

La política exterior de Estados Unidos en América del Sur se funda en dos premisas: la percepción de que si existió una era de hegemonía estadounidense en la región, ésta ha quedado atrás, quizás en forma definitiva. Luego, la constatación de que, no obstante la importancia comercial, económica y demográfica de América del Sur, la región no está dentro de las prioridades mundiales norteamericanas, centradas en Medio Oriente (Irak, Afganistán, Irán), y en Asia (China, India).
La preocupación estratégica central de Estados Unidos en la región es el arco andino, caracterizado por un alto nivel de pobreza y marginalidad, y con actores sociales, en gran parte indígenas, definitivamente movilizados. Su rasgo común es la debilidad institucional, y la virtual desaparición del sistema de partidos políticos, sustituido por diversas formas de "democracia plebiscitaria" que, por su naturaleza, son regímenes inestables y volátiles.
Esto incluye a Colombia, donde el presidente Álvaro Uribe ha creado su propia organización partidaria (Primero Colombia), e intenta un proceso de reelección que, al acentuar los aspectos plebiscitarios -esto es, no institucionales-, se muestra como un fenómeno coherente con la tendencia de la región. Dice el general David Petraeus (The US Army/Marine Corps Counterinsurgency Field Manual, 2007): "Sin instituciones, los éxitos militares de la
campaña de contrainsurgencia no pueden trasladarse al proceso político".
Las fuerzas guerrilleras de la región andina (FARC en Colombia y Sendero Luminoso en Perú) experimentan una doble mutación: la vinculación, hasta el extremo de la simbiosis, con el crimen organizado. En Perú, ha reaparecido Sendero, convertido en la expresión más activa y letal del narcotráfico. En Colombia, las FARC tienen una participación directa (15%/20% del total) en la producción y distribución de cocaína. Son el mayor cartel colombiano; y por eso intensifican sus actividades más allá de las fronteras del país.Para el Departamento de Estado, Venezuela no representa una amenaza de seguridad para los intereses vitales de Estados Unidos. El petróleo venezolano es 15% de las importaciones estadounidenses de crudo, pero sólo puede ser destilado en refinerías norteamericanas, por su naturaleza pesada y sulfurosa. En la huelga de PDVSA 2002-2003 cesó el flujo de petróleo al mercado estadounidense; y fue sustituido con relativa facilidad.
En 1999 se cerró la base Howard en Panamá; y el gobierno de Bill Clinton estableció otras en Comalapa, Manta, Reina Beatriz y Hato Rey, que se sumaron a las de Guantánamo, Puerto Rico y Soto Cano. Ahora se clausuró Manta; y se selló un acuerdo para utilizar siete bases en Colombia, sobre todo Palanquero y Apiay. Son bases FOL (Forward Operating Locations); y con ellas, son 120 las que Estados Unidos tiene desplegadas en otros tantos países del mundo. La posibilidad de que Palanquero constituya una amenaza sobre la Amazonia brasileña conviene cruzarla con la reciente visita a Brasilia de James Jones, asesor de Seguridad de Barack Obama. Jones transmitió una oferta: venderle a Brasil 36 cazabombarderos F-18 Super Hornet, con transferencia de tecnología y fabricación local. Es el arma ofensiva más avanzada del arsenal bélico norteamericano. Es difícil pensar en un asalto estadounidense sobre el Amazonas lanzado desde Palanquero.
En los últimos cinco años se profundizó la fractura de América del Sur. Un grupo de países, encabezado por Brasil, aceleró su integración en el mundo globalizado. Otro, liderado por Venezuela, acentuó su desconexión y rechazo al sistema mundial. Es una fractura que revela una creciente divergencia en la inserción de la región en el mundo

http://www.clarin.com/diario/2009/08/30/opinion/o-01988544.htm

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