"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


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sexta-feira, 30 de abril de 2010

BID: La liberalización del comercio no es la “panacea para el desarrollo”

Economía Los aportes del comercio a la reducción de la pobreza son “muy limitados” y se materializan a largo plazo, mientras que los costos se pagan por adelantado, reconoce el organismo internacional

BID: La liberalización del comercio no es la “panacea para el desarrollo”

El libro Comercio y Pobreza en América Latina publicado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) refuta el argumento de que la integración comercial es perjudicial para los pobres, pero al mismo tiempo desmiente la noción de que el comercio es una “panacea para el desarrollo”. La investigación revela que los efectos de la liberalización del comercio en la reducción de la pobreza han sido positivos, pero muy limitados.

En las últimas dos décadas, las estrategias globales de integración comercial de América Latina y el Caribe han generado un debate apasionado. Por un lado, los críticos de la globalización comercial suelen culpar a la integración económica como la raíz de todos los problemas de desarrollo. Por su parte, un entusiasmo excesivo por los beneficios de la liberalización comercial generó expectativas injustificadas, concluye la publicaciónComercio y Pobreza en América Latina, una iniciativa financiada por el Fondo Fiduciario de Comercio y Pobreza del Departamento para el Desarrollo Internacional (DFID, según sus siglas en inglés) del Reino Unido, bajo la coordinación del sector de Integración y Comercio del BID, adscrito a la Vicepresidencia de Sectores y Conocimiento.

Se trata del primer examen exhaustivo de la evidencia empírica sobre el impacto de la liberalización del comercio en la distribución del ingreso y la pobreza en la región. También identifica medidas capaces de garantizar que el comercio sirva para promover el desarrollo y reducir la pobreza.

La investigación evidencia que los efectos positivos del comercio sobre la pobreza se materializan a largo plazo, mientras que los costos se pagan por adelantado, por lo cual resulta crucial mantener el impulso de la integración para superar el desfase.

En el corto plazo, algunos segmentos de la sociedad no pueden soportar los costos de la liberalización comercial sin contar con apoyo estatal, por ejemplo paquetes de compensación por ajuste a las nuevas políticas comerciales.

Los efectos del comercio dependen en gran medida de las condiciones locales, por lo cual es esencial ir más allá de las soluciones únicas, diseñando, ejecutando y financiando ambiciosas estrategias de integración global, dice el documento.

Por tanto, la capacidad del comercio para mejorar el bienestar social no sólo depende de los resultados comerciales sino también de un amplio conjunto de políticas no comerciales, como las inversiones en redes de seguridad social, educación, tecnología e infraestructura.

El libro del BID recomienda que los gestores de políticas públicas se concentren en utilizar el comercio para el desarrollo y la reducción de la pobreza. Por ejemplo, muchos puestos de trabajo creados por la liberalización del comercio requieren mano de obra calificada, por lo que se hace necesario proporcionar una mejor educación y capacitación técnica para que personas de bajos ingresos puedan acceder a nuevas oportunidades de empleo.

Hay una creciente preocupación por la proliferación de acuerdos de comercio regionales de comercio (ACR), en momentos en el que el mundo se prepara para entablar una nueva ronda de negociaciones comerciales en el marco de la Ronda Doha en diciembre. Los ACR pueden conducir a una serie de reglas excesivas y superpuestas, perjudicando la meta global de incrementar el comercio exterior y las inversiones, dice el BID.

Cerca de 200 acuerdos han sido notificados a la Organización Mundial del Comercio (OMC), y muchos más se encuentran en proceso de negociación. Prácticamente todos los países del mundo pertenecen a algún tratado de libre comercio, y muchos países en las Américas, como Chile, México o Perú, entre otros, han plasmado numerosos acuerdos, a menudo de carácter transoceánico.

El libro “Reglas Regionales en el Sistema de Comercio Mundial” (Regional Rules in the Global Trading System, en inglés) del BID en colaboración con la OMC presentado a inicios de este año sostiene que, a pesar de algunas medidas proteccionistas en algunos sectores sensibles, los acuerdos de comercio regionales liberalizan más de 90 por ciento de los productos comercializados al décimo año de su implementación.

La publicación “Formando Puentes entre los Acuerdos Regionales de Comercio en las Américas” (Bridging Regional Trade Agreements in the Americas, en inglés) del BID revela que la liberalización en los acuerdos regionales tiene una secuencia similar, y que estos acuerdos comparten regulaciones comunes en áreas tales como reglas de origen, inversiones, servicios, procedimientos de aduana y políticas de reglas de competencia.

“El estudio identifica rasgos comunes entre estos acuerdos y que pueden servir como punto de partida para conectar entre sí a todos los acuerdos. Es vital que los países fortalezcan la convergencia de esos acuerdos porque puede permitir que sus empresas se vuelvan más competitivas en el mercado mundial”, dijo Antoni Estevadeordal, jefe del Sector de Integración y Comercio del BID y uno de los autores del libro.

Artículo publicado el 2010-04-28 a horas: 17:37:08

http://www.bolpress.com/art.php?Cod=2010042804&PHPSESSID=b48227ce22bafaf0582b47137504cc57

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