Domingo 18 de mayo de 2008
Nueva legitimidad social de las Fuerzas Armadas
Óscar Izurieta Ferrer
Comandante en Jefe del Ejército
De la lectura del libro "Instituciones cautivas. Opinión pública y nueva legitimidad social de las Fuerzas Armadas" (Flacso), se deduce que la sociedad chilena está consciente de las misiones tradicionales de las Fuerzas Armadas. El estudio recoge muy bien esta percepción, pero manifiesta desconocimiento, cuando no confusión, respecto de otros roles, entre ellos su aporte social. Las encuestas que apoyan la investigación así lo demuestran.
Me gustaría hacer algunos comentarios a las conclusiones del estudio:
1. Disminuir las Brechas Culturales con la Civilidad: Pese a los resultados de la encuesta, en que una mayoría se muestra partidaria de que las FF.AA. mantengan sistemas de apoyo que les son propios, los autores terminan sosteniendo que existe una "demanda no satisfecha por mayor transparencia en materias castrenses y por el fin de privilegios, especialmente de viviendas y educación".
Existe una imagen distorsionada de algunos de estos "beneficios". Así, por ejemplo en educación, es bueno que se sepa que el Ejército tiene sólo dos colegios en todo el país; la Armada dos y la Fuerza Aérea uno. ¡Ninguna de las ramas de las FF.AA. posee hoy universidades! Aún más, el 92% de los hijos de militares estudia en establecimientos públicos o privados. La finalidad de los colegios institucionales obedece fundamentalmente a la necesidad de facilitar los permanentes cambios de residencia de los padres. Es decir, cumplen una función de acogida.
Los denominados "privilegios" no son distintos de los que tienen otras organizaciones públicas y privadas, como la misma muestra lo sostiene. En las Fuerzas Armadas éstos están estrechamente relacionados con las particularidades de la profesión militar. De éstas se originan obligaciones e, incluso, restricciones a la calidad de ciudadano de los militares: no pueden participar en política ni organizarse gremialmente. Su disposición al servicio es permanente y absoluta. No existen las horas extraordinarias pagadas. Es ampliamente aceptado que en cumplimiento de sus obligaciones puedan sacrificar incluso sus vidas. ¡A ningún otro sector de la sociedad se le pide esta entrega!
Más que abogar por eliminar ciertas facilidades consideradas como "privilegios", habría que explicar por qué son necesarios; y no olvidar que la existencia misma de estos "beneficios" es parte indirecta del reconocimiento que la sociedad hace, al comprender las restrictivas especificidades de la carrera militar. La retribución directa son las remuneraciones.
A diferencia de lo que aparece en el libro, es tal la conciencia del deterioro de las remuneraciones, que su mejora se encuentra ya sujeta a estudio por parte de las autoridades pertinentes.
2. Visibilizar el Compromiso Democrático: La propuesta para que "desde las altas esferas directivas del Estado" se haga un esfuerzo para que "el compromiso democrático de las Fuerzas Armadas pueda alcanzar una mayor realidad y visibilidad", es la más contradictoria de las conclusiones.
La mayoría de la población encuestada no apoya la participación de las FF.AA. en política, ni en el gobierno; descarta un nuevo golpe militar en el futuro y considera baja su capacidad de gobernabilidad, en relación con los gobiernos civiles; pero estima que son importantes para la democracia. En la encuesta, al evaluar la importancia relativa para la democracia, las FF.AA. aparecen por sobre instituciones sin las cuales no podría existir un sistema democrático, como son el Congreso, los partidos políticos, los Tribunales de Justicia, los sindicatos y el propio Gobierno. ¿Quién podría sostener que estos últimos no sean muy importantes para la democracia?
Las FF.AA., a diferencia de otras instituciones, como las citadas, no pueden ni deben andar predicando su compromiso con la democracia. Lo que sí deben hacer es mantener una actitud de respeto y adhesión a los principios y autoridades que rigen la sociedad democrática. Se tiende a olvidar que al pedir permanentes muestras de adhesión democrática a las FF.AA. se da una señal de debilidad del sistema.
3. Promover una Política Activa en Derechos Humanos: La tendencia mayoritaria que muestra el estudio de opinión pública, de reconocimiento de las violaciones a tales derechos durante el gobierno militar; de que existió responsabilidad institucional y de los altos mandos, y de preferir el camino de la justicia para el esclarecimiento de los casos pendientes, ha sido respaldada explícitamente por los comandantes en jefe de las instituciones armadas. ¡En este punto no hay dos lecturas! Todos aspiramos a la justicia en su más amplio y profundo significado.
No obstante, como comandante en jefe del Ejército no puedo estar de acuerdo con los autores de que sea requerida una política institucional proactiva de colaboración con la justicia en el esclarecimiento de los casos pendientes de violaciones a los derechos humanos, que incluya la búsqueda del paradero de las víctimas y el apoyo a los esfuerzos de reparación material y simbólica.
Respecto de la búsqueda del paradero de las víctimas, las FF.AA. carecen de potestad y jurisdicción. Los resultados de la Mesa de Diálogo así lo demostraron tempranamente. Pese al enorme esfuerzo y voluntad con que las instituciones acometieron esta tarea, los logros fueron magros. Esto dio origen a críticas y descalificaciones, que aún persisten.
De la misma manera, pretender que las FF.AA. se involucren en la señalada búsqueda aparece como una contradicción. Por un lado, se demanda que las instituciones armadas tengan un mayor compromiso democrático y, simultáneamente, se les pide que cumplan roles o tareas que no se condicen con las normas del sistema democrático que nos rige.
4. Enfatizar la Cooperación Militar Vecinal Existente: Es probable que como nunca antes las relaciones militares con los países vecinos se hayan dado en los términos actuales; incluso con un Estado con el cual no existen relaciones diplomáticas, como es el caso de Bolivia.
Los encuestados opinan mayoritariamente (74,4%) que para resolver los conflictos, lo que más cuenta son los tratados y las negociaciones pacíficas. Esta constatación no es contradictoria con el contundente 87% que cree que las FF.AA. deberían seguir existiendo. Al respecto, las FF.AA. también son partidarias de que dicha forma sea la principalmente empleada para estas cuestiones.
Sin embargo, no se puede desconocer que en negociaciones diplomáticas de esta naturaleza siempre es conveniente un adecuado respaldo estratégico. Como tampoco que la creciente globalización no ha disminuido la responsabilidad de los estados de asegurar su autoprotección, especialmente en un ambiente internacional marcado por la incertidumbre.
La medición de la percepción de amenazas militares vecinales por parte de los encuestados sorprende a los autores, al extremo que consideran al país como una "fortaleza sitiada". Esta percepción da cuenta, en última instancia, de una sensación de inseguridad respecto del ámbito vecinal.
Nenhum comentário:
Postar um comentário