"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 22 de abril de 2012

Espanha perdendo espaço na América Latina! Qual a novidade?

Un actor importante con papel secundario

Los proyectos regionales, la pujanza de Brasil y la decadencia de las cumbres iberoamericanas restan peso a España | La importancia de las inversiones y las ayudas no se refleja en el peso político

Política | 22/04/2012 - 00:00h

FERNANDO GARCÍA | SÃO PAULO

Corresponsal

En la América Latina de hoy, España es un pariente lejano aunque omnipresente con quien cada cual trata a su modo y conveniencia. La diplomacia peninsular suele hablar de "fluidez y riqueza" en los vínculos, con obvias salvedades de última hora. Pero, vista en conjunto, la relación no sólo es compleja sino también paradójica.
La importancia de la inversión española en Latinoamérica, así como de sus ayudas a la cooperación y de los intercambios culturales, no parece tener una correspondencia proporcionada en términos de peso y presencia generales. Mientras en el mundo empresarial y universitario España es allí uno de los grandes protagonistas externos, en el ámbito político da la impresión de ser más bien un actor secundario. Telefónica, Repsol, Santander y BBVA copan los rótulos, pero la marca-país no aparece, y es opinable si debiera estar más presente.
Hay unos cuantos factores que lo explican. La proliferación de acuerdos, proyectos y experimentos de integración regional; la pujanza de Brasil como referente político y líder continental, y la progresiva toma de posiciones de China en la zona, más la ventajosa situación de EE.UU. en todos los sentidos, han ido desplazando a la vieja madre patria hacia una segundo plano de la escena. También es discutible, y de hecho se discute, que Madrid haya hecho lo suficiente para evitarlo.
Si las cumbres iberoamericanas sirven como termómetro de la relación, habrá que reconocer que desde mucho antes del tormentón en Argentina el ambiente era frío. A la última reunión, celebrada en la capital de Paraguay en octubre pasado, faltaron 11 de los 21 jefes de Estado o de gobierno convocados. Un plantón sin precedentes en la historia del más relevante cónclave familiar.
Brillaron especialmente las ausencias de Dilma Rousseff, Cristina Fernández, Hugo Chávez y Raúl Castro, que nunca quiso asistir a la cita aun cuando su hermano Fidel sí solía hacerlo antes de caer enfermo en el 2006.
Aunque no se tratara de un boicot, el fiasco resultó significativo. Las cumbres iberoamericanas, lanzadas en 1991, venían sirviendo como cauce de una renovada pero cálida relación entre Latinoamérica y la Península. Las reuniones impulsaban y daban visibilidad al papel de España como gran interlocutor europeo de América Latina al tiempo que servían como único foro interamericano sin tutela de EE.UU.
El fracaso de Asunción fue seguramente una señal de agotamiento de la fórmula de las cumbres y tal vez del modelo de relación; de un mayoritario cansancio debido a la abulia de unos y el distanciamiento de otros.
El "¡Por qué no te callas!" del Rey a Chávez en la convocatoria del 2007 fue algo más que un incidente chocante y hasta divertido. Al margen del éxito de público que la frase cosechó a ambos lados del océano, la riña demostró la dificultad de lidiar con líderes populistas que basan una parte sustancial de su discurso en la retórica anticolonial o indigenista, algunas veces con razón y otras muchas con evidente demagogia.
Pero la relación con Latinoamérica va por barrios, y cada país y bloque ideológico es un mundo. Las dispares reacciones en el caso Repsol, desde el apoyo entusiasta de Venezuela hasta el rechazo contundente de México, son el recordatorio más reciente.
En la calle, la imagen que los latinoamericanos tienen de España es positiva. Los sondeos señalan un 70% de opiniones favorables. Puede que ciertas políticas tengan algo que ver. España, con sus ayudas a la cooperación, figura hoy como el primer donante bilateral en la región. Y su ley de Memoria Histórica va a permitir, una vez termine de tramitarse, que casi 400.000 latinoamericanos adquieran la nacionalidad de sus padres o abuelos y se hagan con un pasaporte europeo.
Pero los efectos de la crisis a los dos lados del Atlántico no perdonan, como ya vemos. A partir de ahora, además, la inversión y la ayuda española pueden disminuir mientras las exigencias de los destinatarios aumentan. Y no está claro quién necesita más a la otra parte, como los flujos migratorios indican. Así que España, con todo su derecho a defenderse de abusos, tendrá que hilar delgado para que la disputa con Argentina no derive en trifulca mayor, esto es, en gran conflicto de familia, que a veces son los peores.

http://www.lavanguardia.com/politica/20120422/54285104147/actor-importante-papel-secundario.html

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