"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

quinta-feira, 21 de fevereiro de 2008

Os independentes nas eleições americanas e o fim da polarização ideológica

Caracas, jueves 21 de febrero, 2008
Opinión

Hillary: dinosaurio político

Alfredo Toro Hardy

Una figura para quien los independientes siguen resultando irrelevantes

Karl Rove, antiguo gurú electoral del presidente Bush, creía que la mejor manera de alcanzar la hegemonía política de los republicanos, era propiciando la polarización. Dicha creencia se basaba en la premisa de que resultaba mucho más útil, electoralmente hablando, movilizar a los fieles que convocar a los independientes. El éxito de su estrategia condujo a una situación bajo la cual los independientes se vieron obligados a transformarse en republicanos "light" o en demócratas "light", ante la imposibilidad de preservar un espacio autónomo al centro del espectro político.

Todo parecía indicar que la polarización seguiría determinando la política electoral norteamericana. Pero no fue así. El triunfo de McCain por un lado y el fenómeno Obama por el otro, alteraron radicalmente las reglas de juego. De la noche a la mañana los independientes recuperaron su espacio, transformándose en el eje central de la campaña.

El virtual e inesperado éxito de McCain, como candidato presidencial republicano, trajo consigo no sólo un estilo conciliador, sino un énfasis en el centro del espectro político. La suya ha sido una carrera caracterizada por mantener la independencia frente a los intereses creados y al partidismo político. Una carrera en la que han proliferado iniciativas tomadas junto a la contraparte demócrata y a espaldas de los correligionarios republicanos.

Obama, por su parte, se ha concentrado en dos mensajes centrales: el cambio y la unidad nacional. De ellos, el segundo prevalece por sobre el primero. Poner fin a la división que ha mantenido segregados a los norteamericanos y propender hacia propósitos comunes que unifiquen espiritualmente a la nación, constituye el tema más importante de su campaña.

En síntesis, los independientes dejan de ser percibidos como conscriptos involuntarios, carne de cañón apta para ser reclutada por uno u otro bando, para transformarse en el factor más importante de la campaña. Liberados de la presión polarizadora, éstos han pasado a recuperar rápidamente su autonomía y se aprestan a dejarse seducir por quien mejor sepa hacerlo. No en balde, 30 por ciento de los estadounidenses se autocalifican hoy como independientes, cifra impensable en las elecciones presidenciales pasadas.

Dentro del escenario anterior queda tan sólo una excepción relevante: Hillary Clinton. Como bien señalaba Michael Oreskes, director del Internacional Herald Tribune, Clinton cree al igual que lo hicieron los republicanos, que es el momento de "ocupar el terreno de las ideas, presentar propuestas y empujarlas con fuerza" (citado por El País, 16 febrero, 2008). Según palabras de aquel, ello implicaría gobernar desde la "ortodoxia ideológica". A ello se une la condición de gran polarizadora que caracteriza a la exprimera dama y su estrecha vinculación a la maquinaria de su partido y a los intereses creados que lo alimentan.

De la noche a la mañana, Clinton parece haberse transformado en un dinosaurio en la política de su país y en un fuerte peso en las alas electorales de su partido. Una figura para quien los independientes siguen resultando irrelevantes.

http://opinion.eluniversal.com/2008/02/21/opi_1091_art_hillary:-dinosaurio_716481.shtml

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