El destino manifiesto del Perú y Brasil
Fernando Flores–Aráoz
Los recientes acontecimientos que se han desatado a raíz del recurso presentado por el Perú ante el Tribunal de La Haya, acerca de la frontera marítima con Chile y el cerco que pretende activar nuestro vecino del Sur con la colaboración de nuestro vecino del Norte y la miope aquiescencia de sectores políticos bolivianos, no hace sino ratificar la necesidad de implementar a la brevedad posible una tesis que venimos planteando hace más de una década. Tesis que debe aplicarse como prioridad de nuestra política exterior: la integración socioeconómica, vial y estratégica con Brasil.
Se trata de una meta de profundo interés nacional a la que no estamos prestando la debida atención en las políticas gubernamentales y que cobra aún mayor importancia si tenemos en cuenta el fracaso de la hoy fragmentada "Comunidad Andina de Naciones". Fracaso debido principalmente a la falta de una auténtica voluntad política integracionista (en mayor o menor medida) de los gobiernos que la conforman.
Hay que tomar conciencia de una realidad incontrastable: el camino del desarrollo sostenido y sostenible del Perú en el siglo XXI pasa necesariamente por darle valor económico a nuestra posición estratégica, geopolítica y geovial como puente y vaso comunicante entre las Cuencas del Pacifico, la Amazonía y el Atlántico.
De allí que sea imperativo y categórico trabajar desde ahora para establecer una creciente alianza estratégica con Brasil, una integración económica y comercial que supere inteligentemente los resquemores del pasado y los recelos que despertó la tesis expansionista del general brasileño Couto e Silva, cuando a comienzos del siglo XX planteó que "el destino manifiesto" de su país era avanzar territorialmente hacia el Pacífico. Precisamente, hagamos que ese destino manifiesto sea conjunto, como socios y aliados, para aprovechar las riquezas de las Cuencas Amazónicas y del Pacífico, que son las que albergan los mayores recursos del planeta. Un positivo expansionismo económico y cultural que marche en ambas direcciones. Tal es el verdadero "destino manifiesto" de Perú y Brasil.
La posición privilegiada del territorio peruano es clave para la integración que proponemos y para nuestra función como puente bioceánico. De allí que debemos brindar atención también prioritaria al sólido trípode geovial que nos permitirá la conectividad económica, comercial y turística con Brasil.
Estamos aludiendo en primer término al Corredor Intermodal Bioceánico Paita – Sarameriza (al Norte). Este Corredor unirá los puertos de Paita, Bayóvar y Pimentel sobre el Océano Pacífico con el puerto de Sarameriza sobre el río Marañón, navegable todo el año desde ese punto, hasta Iquitos, ciudad que está conectada con el Océano Atlántico a través del río Amazonas. Es tal la importancia geopolítica y geovial de Sarameriza que Ecuador lo ha escogido como uno de los dos Centros de Comercio y Navegación que tendrá en la Amazonia Peruana, de acuerdo con el Tratado con el Perú.
La mencionada conexión vial permitirá llevar la carga de "containers" desde Paita y Pimentel hasta Iquitos y desde allí hasta Manaos y el Océano Atlántico y viceversa, creando una verdadera integración económica de alcance bioceánico. El proyecto, además de respetar la ecología, usando los ríos navegables todo el año, constituye una mejor alternativa frente al Canal de Panamá al aprovechar la posición geopolítica estratégica que posee el Perú frente a la Cuenca del Pacífico, área que será el eje del desarrollo mundial en los próximos 40 años (por lo menos).
La segunda columna de ese trípode fundamental de integración es el Proyecto Pucallpa – Cruzeiro do Sul (al centro). Según los estudios del antiguo Ministerio de Fomento y Obras Públicas (1965) citados por PRODESARROLLO, el proyecto vial para unir la región Ucayali con Cruzeiro do Sul en Brasil, tiene una longitud de 95 kilómetros.
A través de este proyecto, Brasil se conectaría con el Pacifico, a través de El Callao y Pisco, permitiendo la salida de sus productos en condiciones más atractivas que otros puertos del Pacifico que hoy utilizan a mayores costos.
Y la tercera gran columna, que sí está recibiendo la debida atención desde el gobierno anterior del Presidente Toledo y por el actual del Presidente García (otra buena lección de continuidad provechosa para el país como el caso del TLC) es la Carretera Interoceánica del Sur que ya está avanzada en una tercera parte de sus 2,586 kilómetros y que ha generado en ese tramo cinco mil puestos de trabajo para los pobladores de Juliaca, Iñapari, Urcos, Puerto Maldonado y Macusani, entre otras localidades.
Dicha carretera nos conectará con los Estados brasileños de Acre y Rondonia, en primera instancia y luego con otras regiones de Brasil.
Entonces, la conclusión es obvia: la integración con Brasil es prioridad del desarrollo. Hay que prestarle la debida atención a las tres grandes rutas de conectividad socio-económica y cultural. Es un viable desafío que tiene por delante el actual gobierno. ¡Hagamos camino al andar por la ruta del desarrollo integrado Perú – Brasil! ¡Hay que empinarse decididamente por encima del cerco activado desde el sur y de los delirios "bolivarianos" para construir un futuro mejor, pacíficamente!.
http://www.larazon.com.pe/online/indice.asp?tfi=LROpinion01&td=09&tm=02&ta=2008
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