"Desde mi punto de vista –y esto puede ser algo profético y paradójico a la vez– Estados Unidos está mucho peor que América Latina. Porque Estados Unidos tiene una solución, pero en mi opinión, es una mala solución, tanto para ellos como para el mundo en general. En cambio, en América Latina no hay soluciones, sólo problemas; pero por más doloroso que sea, es mejor tener problemas que tener una mala solución para el futuro de la historia."

Ignácio Ellacuría


O que iremos fazer hoje, Cérebro?

domingo, 12 de agosto de 2007

Conservadorismo venezuelano contra teologia da libertação

Caracas, domingo 12 de agosto, 2007

Opinión

La teología de la liberación

En noviembre de 1969 cae abatido por la policía el terrorista comunista Carlos Marighela en una calle de Sao Paulo, detrás dejaba un largo historial de atentados, robos a bancos, asesinatos, secuestros (entre ellos el del embajador norteamericano Charles Burke Elbrik), era el líder del grupo subversivo Acción Libertadora Nacional (ALN), una de las fuerzas más virulentas en contra del progreso y el orden de Brasil. Lo que ya sabían los cuerpos de inteligencia del Estado, y que se confirmó luego de la muerte de Marighela, era la participación de un gran número de sacerdotes, sobre todo de dominicos, que formaban parte de la organización criminal y prestaban apoyo a los planes de infiltración de los comunistas, de hecho, la responsabilidad de organizar la guerrilla rural en el eje Belén-Brasilia, era de un fraile dominico.
Ya las autoridades habían confrontado a los sacerdotes revolucionarios en varias zonas industriales del país, organizaban a los obreros en las fábricas predicando la violencia como instrumento legítimo para alcanzar la justicia social, muchos de ellos fueron arrestados y deportados por incitar a la población a la revuelta. Fueron unos años críticos para la paz social en Brasil, la teología de la liberación era como la gasolina que se regaba sobre la brasa ardiente de los ingentes problemas que aquejaban a esa sociedad.
Tiempo después la policía pudo determinar que parte importante del financiamiento y logística para estos grupos violentos provenían de Cuba.
Carlos Marighela, sin embargo, sería más recordado por un libro que escribió, El minimanual del guerrillero urbano, una obra que se convirtió en la biblia para las Brigadas Rojas en Italia, el grupo Baader-Meinhoff en Alemania, los Tupamaros en Uruguay y Sendero Luminoso en el Perú, entre otros.
Todo este espiral de violencia tuvo su detonante en la II Asamblea General del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebrado en la ciudad de Medellín, Colombia, entre el 26 de agosto al 6 de septiembre de 1968, allí, los sacerdotes que habían sido contaminados por el marxismo más radical, presentaron 16 documentos donde abogaban por la violencia y el levantamiento popular para derrotar a las oligarquías y los gobiernos de la región, consideraban deber de la Iglesia estar del lado de los pobres y organizarlos para llevarlos a la reivindicación de sus derechos humanos. Hubo posiciones tan extremas como la del padre Joseph Comblin del Instituto Teológico de Recife que pedía la instauración de un soviet eclesiástico para gobernar la Iglesia.
Estas ideas tenían unos interesantes antecedentes en los sacerdotes-obreros en Francia en los años cincuenta, en la "Misión Francia", donde ya el marxismo marcaba la tendencia ideológica de un neocristianismo; en Brasil para 1957 se inicia el movimiento de Comunidades de Base, inspirados, entre otros, por el maestro de escuela Paulo Freire, quien desarrolló un sistema de alfabetización basado en la indoctrinación comunista, al mejor estilo gramsciano.
Estas posiciones casi crearon un cisma, las discusiones que se iban a centrar en torno al Concilio Vaticano II se tornaron agrias y el Vaticano cayó en cuenta que sus pastores en Latinoamérica habían sido infiltrados por los comunistas, la Unión Soviética y Cuba habían hecho un buen trabajo, buena parte de la organización eclesiástica servía ahora a otros intereses, fue cuando se escuchó con insistencia que Cristo era socialista. El mundo se enteró de personajes como Paulo Evaristo Arns, Hélder Cámara, Fray Beto, el franciscano Leonardo Boff, y el sacerdote-guerrillero Camilo Torres, colombiano, quien murió en 1966 luchando en las filas del ELN, y otros muchos sacerdotes (entre los venezolanos estaban Nelson Casique y el padre Pedro Trigo) que estaban dispuestos a organizar al pueblo en armas y consideraban que era obligación de la Iglesia apoyarlos.
Joseph Ratzinger, cardenal encargado de la defensa de la fe en el Vaticano no tuvo un momento de descanso a partir de este momento, afortunadamente la talla intelectual de nuestro actual Papa Benedicto XVI probó ser de altísimo vuelo, produciendo sendos documentos como el Libertatis Nuntius (1984) y el Libertatis Concientia (1986) donde refutaba todas las posiciones de los teólogos de la liberación y poniendo en cintura a los curas guerrilleros.
Pero ya el daño estaba hecho, para cuando se levantó la reunión del CELAM la iglesia roja estaba trabajando en las montañas de Nicaragua, en las selvas de Guatemala, en las principales ciudades de El Salvador, México, Perú y digamos poco del Cono Sur, que ya estaba en llamas.
Fidel Castro había logrado transferir el odio de clases a los curas comunistas, odio a las élites, a los industriales, a los de pensamiento de derecha, a los políticos demócratas, a las instituciones, hizo que una parte de la Iglesia se incorporara como engranaje fundamental en la subversión armada, los hizo, en una palabra, traicionar sus sagrados votos en aras de una "Justicia Social" absolutamente contaminada por el comunismo internacional, más que pastores eran políticos, más que salvadores de almas era bandoleros con sotana.
La próxima vez que escuchen hablar al dictador Chávez de la teología de la liberación o vean a sus exaltados curas socialistas en la televisión, recuerden que esas ideas tienen tras de sí mucha sangre, violencia y dolor, que esos hombres están dispuestos a cambiar la Biblia por el fusil y a Cristo por el líder de la revolución comunista venezolana a quienes deben obediencia, por encima de sus propias conciencias.

percival367@yahoo.com

http://opinion.eluniversal.com/2007/08/12/opi_34079_art_la-teologia-de-la-li_12A913357.shtml

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