El 18 de junio publiqué un documento: La Causa y la Esperanza continúan, que expresa, con suficiente claridad, bastante pensados el momento y las palabras, cuál era la actitud de la Prelatura ante ese final del proceso del P. Jentel, misteriosamente maniobrado por varias doplomáticas fuerzas mancomunadas, que prescindieron explícitamente de mi opinión y del significado que esa maniobra pudiera tener en una visión más crítica y más evangélica:
«Condenado a 10 años de prisión por la Auditoría Militar de Campo Grande, en un juicio farsa, el 28 de mayo de 1973, el P. Francisco Jentel, de esta Prelatura de São Félix, ha sido ahora, el 22 de mayo pp., absuelto, por unanimidad, en el Superior Tribunal Militar de Brasilia.
El crimen del P. Francisco ya no era subversión, comunismo, guerrilla. Entonces, la sentencia dada por la Auditoría Militar de Campo Grande, ¿qué era?
Con esa absolución unánime, el Superior Tribunal Militar reconoció públicamente que el P. Francisco sufrió injustamente un año de prisión: la Justicia Militar condenó a la Justicia Militar.
No es hora aún de decir una palabra más explícita.
Conste aquí, una vez más nuestra solidaridad con el P. Francisco, con su anciana madre y con toda su familia y amigos. Él, en Francia, está muy cerca de nosotros. En la amistad y en la oración estaremos siempre con él.
Lamentamos, sí, profundamente, que él no nos haya podido visitar, como todos nosotros esperábamos, como el pueblo de Santa Terezinha merecía.
Para nadie de nosotros esa liberación del P. Francisco es una liberación total...
Y ciertamente para nadie de nosotros ha sido resuelta justamente su causa: porque la causa de la Iglesia de São Félix no es la causa ‘personal’ del P. Francisco. La verdadera causa del P. Francisco, que la causa del proceso del equipo pastoral de la Prelatura, que es la causa de la Iglesia de São Félix, son los derechos básicos del pueblo de la región, nunca atendidos, siempre desacatados, hipócritamente postergados con espantajos de subversión y con asistencialismos baratos.
Y porque ésa es nuestra Causa, nuestra lucha continúa.
Quisiéramos pedir a las Autoridades más o menos interesadas en el caso -civiles, judiciales, militares, diplomáticas, eclesiásticas- que no se iludan ni iludan al pueblo.
No se ha hecho justicia con la extraña liberación del P. Jentel. Él es apenas una víctima más. No se ha resuelto nada de lo que verdaderamente urgía resolver. Cuando mucho, se habrá resueltto una nueva tensión entre la Iglesia ‘oficial’ y el Gobierno del país.
Por la Diplomacia solamente se salvan los intereses de los grandes. Los derechos del pueblo sólo se salvan con la Justicia.
Y el Evangelio no es Diplomacia.
Todo se puede salvar con la paz, dicen; todo se puede perder con la guerra. La más funesta guerra, sin embargo, sería una paz falsa -por hipócrita o por ingenua o por omisa-.
"No puedo creer en esos nuevos diálogos entre segundos, en la cúpula, cuando, en la base, el pueblo -que debería ser el primero- no tiene vez ni voz para dialogar.
"Hay diálogos que sólo sirven para comprar el silencio.
"A quien estas mis palabras le parezcan rudas o intempestivas, puedo recordarle, por centésima vez, que el problema básico de la tierra continúa siendo el mismo en toda el área de nuestra Prelatura. Hablo de lo que sé y de lo que vivo diariamente.
"En toda la Isla del Bananal; en Santo Antonio, Barreira Amarela y orillas del Rio das Mortes; en el Ribeirâo Bonito y en la Cascalheira, en el Barreiro, Piabanha y Matinha; en Porto Alegre; en Serra Nova y sertôes contiguos; en la Chapadinha, y en las proximidades de Luciara y Sâo Félix... el pueblo sertanejo o posseiro no tiene tierra ni perspectiva de un futuro humano.
"La misma aldea de los indios Tapirapé, donde hace más de 20 años que venía trabajando el P. Francisco, aún no tiene tierra ni suficiente ni demarcada; y por 4 veces desaparecieron misteriosamente, en la Funai, las reclamaciones y mapas del caso. En Santa Terezinha apenas se iniciaron las demarcaciones, y el pueblo vive recientemente con la amenaza de ser cercado, en su área urbana, dentro del estricto límite de la zona construida: nadie podrá atar un caballo fuera de casa...
"Mientras tanto las grandes Haciendas Pecuarias, oficialmente incentivadas, se multiplican en número, en poder y en arbitrariedades. Y las muchas reclamaciones -por escrito o por visita personal; por denuncia del obispo, segregaticiamente impune, o por tímida exposición del pueblo- son sistemáticamente ignoradas.
"Espero que los responsables no vayan a alegar desconocimiento de la problemática de esta región tan repicada...
"A todos los hermanos, en la comunión de la Fe o en la pasión por la Justicia, que nos acompañan tan entrañablemente, dentro o fuera del Brasil, quiero repetirles lo que escribí, el 27 de mayo, a la Iglesia de Campo Grande, más próxima al P. Francisco durante el año de prisión: 'Si el modo diplomático del desenlace de la causa del P. Francisco -diplomático por parte de casi todos los principales actores- no es precisamente una alegría de testimonio evangélico, sin embargo el modo fraterno como esa Iglesia de Campo Grande acompañó al Padre en la prisión es un testimonio y una alegría que compensan. Contamos aún con vuestra solidaridad cristiana, pues la verdadera causa del proceso continúa: nuestro pueblo sin tierra, sin porvenir...'
"Continúa la causa, y por eso -repito- continúa la lucha. Y ciertamente continúa la Esperanza.
"No somos nosotros los que dictamos el proyecto de Dios para la Historia humana:
"-'Yo he escuchado los clamores de mi Pueblo, y vengo para liberarlo'..., dice el Señor (Ex 3,7-8).
"-'Vosotros todos sois hermanos' (Mt 22,8);'amaos los unos a los otros como Yo os he amado', dijo Jesús (Jn 15,12).
"Y El que está sentado sobre el trono asegura:
"-'Yo hago nuevas todas las cosas' (Apoc. 21,5).
"Es el Espíritu de Jesús Libertador quien quiere a su Iglesia comprometida en la total Liberación del Hombre. Es El quien exige de esta pequeña Iglesia de Sâo Félix un pertinaz y arriesgado compromiso con el hombre marginado -posseiro, indio o peón-, que constituye el Pueblo y hace la Historia Humana de estos sertôes."
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