Irán llora hoy el martirio del Imán Husein
Teherán, Irán. IRNA. 19 de enero de 2008
Nacional. Sociedad.
Hoy sábado 10 de moharram, según el calendario de la hégira lunar, todo el mundo chií en general e Irán en particular llora el martirio del Imán Husein, el Señor de los Mártires, pues se cumple el aniversario de la batalla librada en Karbalá en el año 61 de la hégira, que marcó el rumbo de la historia del Islam.
En el año 680 y un día como hoy Karbalá —topónimo que a los chiíes suena como “Calvario” a los cristianos— se tiñó de la sangre del nieto del Profeta, de muchos de sus deudos y de todos sus seguidores, que le acompañaron hasta el final a sabiendas de que tenían la batalla perdida ante el innumerable y pertrechado ejército que le hostigaba.
Hoy, festivo en Irán, pueden verse en todas las calles y mezquitas del país procesiones de penitentes y flagelantes que se dan golpes en el pecho y correazos en la espalda en señal de duelo por lo ocurrido en Karbalá. Desde la primera ciudad más importante —Teherán— hasta la última aldea inaccesible, todos los iraníes chiíes (el 89 % de la población) participan cada uno como puede y a su manera en esta ceremonia de luto nacional.
Hay quienes hacen una promesa dando de comer a muchas personas, por lo que no faltan los tenderetes que, desde dentro, desprenden humo y vapor de las cazuelas que pronto alimentarán a los viandantes, algo que también se lleva a cabo en muchas mezquitas, donde los orantes, penitentes y flagelantes son agasajados tras los ritos, con una cena frugal.
No faltan tampoco las personas o asociaciones religiosas que colocan por doquier aljibes en los que se puede leer una pancarta que dice “Bebe en recuerdo de los labios sedientos del Imán Husein”, en recuerdo a este santo, del que no tuvieron sus enemigos compasión, no saciando su sed en el desierto de Karbalá antes de darle muerte. Este recuerdo está tan presente en la memoria de los chiíes que en sus vidas cotidianas casi es pecado no darle agua a quien la pide, e, incluso, es obligatorio darle de beber a un animal antes de ser sacrificado.
Tenderetes, telas estampadas con motivos de la batalla de Karbala, frases en persa y en árabe en las que se engrandece la gesta del Imán y sus compañeros, e incluso obras de teatro protagonizadas por actores improvisados escenificando los episodios de los ocurrido en aquel día, es todo lo que se puede ver en esta “semana santa” propia de los musulmanes chiíes.
LA ASHURA
Hoy millones de chiíes de Irán, Irak, Líbano y de diferentes países islámicos se vestirán de luto por la muerte del Imán Huseyn, el tercero en la línea sucesoria del chiísmo, hijo del Imán Ali.
Las mezquitas, los santuarios y las calles están llenas de personas que lloran ante el relato (nouhe jani) o se dan golpes en el pecho (sineh zani) lamentándose por el martirio de este nieto del profeta Mahoma, ante pancartas y cuadros donde se representan diversas escenas de su martirio.
El Imán Husein representa para muchos iraníes el más alto emblema de la justicia y el derecho. Cayó mártir en el año 680 a manos de la corrupta corte de los Omeyas de Damasco, que estaba gobernada por Yazid, que se había desviado del Islam.
Este héroe se rebeló a la usurpación del califato por Yazid y se atrevió a presentarle batalla a miles de soldados omeyas, sólo él y un pequeño grupo de fieles partidarios.
El luto de los chiíes se celebra durante el mes de moharram. El día 9 de este mes —ayer viernes—, llamado Tasua (de la raíz árabe “nueve”) se rememora el enfrentamiento del Imán y sus soldados contra las huestes de Yazid en Karbala, y el día diez (Ashura, de la raíz árabe “diez”) es cuando cae mártir, dos días que son considerados el ‘vía crucis’ de todos los chiíes del mundo.
Los chiíes tienen la costumbre de recordar a todos sus difuntos a los 40 días de su muerte, y, el Imán Huseyn, que es tenido por uno de sus difuntos, no iba a ser menos y es por ello que el día cuadragésimo de su martirio también será festivo nacional para que todos puedan cumplir con sus deberes religiosos.
Los chiíes son de la creencia que mediante su participación en estas ceremonias, donde lloran y se golpean el pecho o la espalda con cadenas y correas, engrandecen así el martirio en la senda de la Verdad, además de que serán recompensados el Día de la Resurrección o en el Más Allá.
El luto chií de la Ashura es celebrado desde hace siglos en los países musulmanes, en especial en Irak e Irán donde los chiíes constituyen la mayor parte de la población. Durante este luto solemne se muestra una euforia y un fervor fuera de lo común, y, a pesar de la rutina, de lo habitual de los actos y de las modernas costumbres occidentales que imperan entre los jóvenes iraníes, muchos de éstos participan en la Ashura con la misma pasión que los demás.
El pueblo iraní está tan apegado a estas ceremonias que ni el ancestral y antiquísimo Now Ruz (año nuevo persa), que a veces coincide debido al carácter rotativo del calendario lunar —como ocurrió el año pasado—, puede hacerle sombra al luto por el martirio de este santo.
La Ashura no solo es celebrada por los musulmanes, sino que también otras minorías religiosas como los zoroastrianos, los cristianos y los judíos participan a su modo debido a la gran admiración que sienten por este héroe-santo. Este luto religioso es celebrado por el pueblo y de forma voluntaria.
http://www2.irna.ir/es/news/view/line-77/0801195501193929.htm
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