Un nuevo modelo de OTAN
by Klaus Naumann, Henk van den Breemen, Peter Inge , Jacques Lanxade and John M. Shalikashvili
Berlín – La OTAN necesita una nueva estrategia. Nosotros, cinco ex jefes de Estado de Defensa, recientemente publicamos un cuadernillo que contenía las propuestas para una nueva estrategia de este tipo, así como una agenda extensa para el cambio.
¿Por qué se necesita una nueva estrategia? El actual “Concepto Estratégico” de la OTAN fue adoptado en 1999, pero desde entonces el mundo ha cambiado drásticamente. En aquel momento, la OTAN era una alianza regional que se concentraba en la defensa reactiva del área del Tratado. Pero la reacción ya no es suficiente; la tarea más urgente de hoy es la prevención de las crisis, el conflicto armado y la guerra, lo cual puede exigir que la primera respuesta se haga mediante otros medios que no sean militares.
Es más, la OTAN acordó en su conferencia de Praga de 2002 que actuaría “donde fuera necesario”, abandonando así la restricción de actuar sólo en defensa del área del Tratado. Finalmente, si bien las lecciones aprendidas desde los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 sugieren que ninguno de los conflictos de hoy se puede controlar exclusivamente mediante medios militares, los medios de la OTAN son sólo militares. En consecuencia, cualquier estrategia futura efectiva para la OTAN debe incluir el desarrollo y aplicación de otros medios.
En lugar de adoptar el foco regional del actual Concepto Estratégico de la OTAN o el Estudio Estratégico Europeo, la estrategia que proponemos es, en su perspectiva, global. Busca impedir los conflictos eliminando las razones para el conflicto. Obviamente, esto debe hacerse aplicando medios principalmente no militares de una manera proactiva, no reactiva. La estrategia aplica la intensificación y desintensificación del poder de una manera flexible, y se beneficia de todos los instrumentos de la política y del poder, blando y duro. Sin embargo, acentúa que el uso de la fuerza militar tiene que seguir siendo el recurso extremo que no necesariamente significa el último.
Por su naturaleza, la estrategia que proponemos es defensiva. Intenta proteger a los países de la OTAN. Nadie que lea este documento (( www.worldsecuritynetwork.com/documents/3eproefGrandStrat(b).pdf )) puede no entenderlo. Adopta un enfoque modular hacia las alianzas integrando las capacidades de las diferentes organizaciones internacionales así como de los países que no son miembros de la OTAN o de cualquier alianza. Es más, requiere un compromiso sostenido hasta que se alcance el objetivo predeterminado, un objetivo que ni apunta a la conquista ni busca imponerle a un adversario el orden político preferido de la OTAN.
El concepto es genérico, pero podría ser utilizado mejor por una OTAN verdaderamente transformada. Dado que los medios militares ya no son suficientes, enfatizamos la gran importancia de una mejor cooperación entre la OTAN, las Naciones Unidas y la Unión Europea. La OTAN debe encontrar modos de beneficiarse de los instrumentos y recursos que tienen a disposición otras organizaciones internacionales. Con este fin, debe mejorarse la cooperación entre la OTAN y la UE en particular. Las Naciones Unidas también seguirán desempeñando un papel importante, ya que es el único organismo que puede legalizar las intervenciones –sean militares o no- en todos los casos que no constituyen sólo autodefensa.
La cuestión clave es convencer a los gobiernos de los estados miembro de la OTAN –especialmente los europeos- de mejorar su conciencia de los desafíos actuales y futuros y de fortalecer su resolución política para implementar algunas de las recomendaciones. No tenemos ni ilusiones ni altas expectativas, pero una OTAN que siga expandiéndose sin tener las capacidades de cumplir con sus obligaciones de defender un área del Tratado ampliada corre el riesgo de convertirse en una alianza hueca.
En particular, la OTAN enfrenta un desafío real en Afganistán, donde las restricciones autoimpuestas privan a la OTAN de toda posibilidad de éxito. En términos más generales, la brecha entre las misiones que se le encomienda asumir a la OTAN y los medios con los que cuenta para enfrentar estos desafíos crece día a día.
No queremos ser prescriptivos, pero consideramos que es nuestra obligación expresar nuestras opiniones e instar a un cambio, porque estamos firmemente convencidos de que no existe mejor respuesta a los desafíos de nuestros tiempos que una alianza transatlántica vibrante y fuerte. Es nuestro sincero deseo que los líderes políticos de la OTAN observen que existe una necesidad urgente de actuar para ofrecerle a la OTAN un nuevo concepto estratégico. Los líderes de la OTAN, estamos seguros, son conscientes de su obligación primera y primordial: hacer todo lo posible para proteger a los ciudadanos de sus naciones de la mejor manera posible.
El general Henk van den Breemen fue jefe de Estado de Defensa de Holanda; el mariscal de campo Sir Peter Inge fue jefe de Estado de Gran Bretaña entre 1992 y 1994; el almirante Jacques Lanxade fue jefe de Estado de la marina francesa; Klaus Naumann fue jefe de Estado de la República Federal Alemana; John M. Shalikashvili fue jefe de Estado de Estados Unidos y comandante supremo de la OTAN.
http://www.project-syndicate.org/commentary/naumann2/Spanish
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